El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 26 de abril de 2012

Larry Crowne, nunca es tarde



Segundo film dirigido por el actor Tom Hanks, después de The Wonders (1996), Larry Crowne, nunca es tarde (2011) es una comedia sencilla donde Hanks, que también coescribió el guión, se vuelve a reunir con Julia Roberts, una pareja que funciona de maravilla para la comedia.

Larry Crowne (Tom Hanks) es despedido de su trabajo en los almacenes UMart, en una reestructuración de la empresa, con la excusa de que no posee estudios superiores. De mediana edad y con una hipoteca muy elevada a la que ya no puede hacer frente, Larry se encuentra de pronto en una difícil situación. Aconsejado por su amigo Lamar (Cedric the Entertainer), Larry decide matricularse en la universidad y conseguir la formación que le falta.

Larry Crowne, nunca es tarde es una comedia romántica cargada de buenas intenciones donde se respira por casi todas partes un espíritu alegre, positivo y que contagia simpatía. Y eso que el comienzo es bastante deprimente: Larry es un buen empleado, ganador nueve veces del premio al empleado del mes en su empresa, que de pronto se encuentra en la calle sin una explicación lógica. El drama del paro, la crisis de la mediana edad, el fin del sueño americano se esbozan en el arranque del film.

Junto al problema de Larry, también tenemos el de su profesora de oratoria, Mercedes Tainot (Julia Roberts), presentada como una mujer desencantada con su trabajo y con su matrimonio. Larry Crowne, nunca es tarde es una película de perdedores, de dos personas que en la mitad de su vida se encuentran sin futuro y sin ilusión.

Sin embargo, pronto la historia va alejándose de este sombrío panorama para abrirse cada vez más nítidamente hacia la vertiente más positiva y alegre. Puede que alguien eche de menos que no se profundice más en la parte dramática de la historia, pero es evidente que el objetivo de la película era transmitir energía positiva, de ahí que el drama sólo sea un punto de partida. Incluso el apartado romántico queda en un segundo plano, si lo analizamos bien. El interés del film parece centrarse en mostrar la transformación en la vida de Larry merced a la amistad, la comprensión, el optimismo y el esfuerzo. Y en este punto debo hacer un inciso y es que Larry, al comienzo del film en especial, me parece una persona demasiado simple. No diré que tonto, pero se acerca mucho. Tal vez por intentar remarcar su lado bondadoso, ingenuo, amable; y tal vez sea sólo una impresión personal, pero ahí queda el apunte.

Pero no todo es de color de rosa en esta película. Para empezar, y a pesar que Tom Hanks es un actor que siempre me ha gustado, en esta película lo encuentro físicamente acartonado, con una mueca extraña en la boca, los ojos hundidos. No se si se debe exclusivamente al paso de los años, pero me pareció muy mermado y dando una imagen un poco triste. A pesar de ello y de que no es su mejor trabajo, he de reconocer que gran parte del mérito de que la historia funcione correctamente y que nos llegue el mensaje se debe a Tom Hanks y a Julia Roberts. Sus tablas para este tipo de historias salvan muchos momentos de la película y consiguen emocionarnos y hacer que sus personajes nos resulten vivos, simpáticos y hasta entrañables. Es cierto que la química entre ellos no es la de antaño, que la parte romántica no funciona como debiera, pero son capaces de conectar con el espectador de una manera bastante directa.

Del resto del reparto, cabría destacar a Sarah Mahoney, como Samantha, un personaje original, lleno de vitalidad y encanto, gracias sin duda a la belleza fresca y natural de esta actriz.

La película no es que sea un derroche de grandes momentos o de un humor excepcional. Es más, los diálogos no terminaron de convencerme y a veces en algunas escenas se notaba un bajón del ritmo. Incluso la historia resulta un tanto blanda, demasiadas buenas intenciones por todos lados. Pero en general me hizo pasar un buen rato. Hay momentos bastante simpáticos, como las tonterías que hace Larry tras besarse con la profesora, por ejemplo, y otros realmente logrados, en un registro más serio, como el discurso de Larry en su exámen final, para mí la escena clave de la película y la que consigue de verdad crear un momento especial.

¿Que le falta para ser un film más redondo? Quizá un poco más de energía, pues todo transcurre en un tono medio que se hace un poco monótono. A la película le falta chispa. Se echa de menos una descarga de vez en cuando, algunas escenas que rompan el tono, que creen un poco de desconcierto o de locura. Eso y unos diálogos con más garra.

Pero a mí, personalmente, la película me gustó. Creo que la historia funciona de una manera bastante natural, los personajes van poco a poco haciéndose más entrañables y uno, cuando acaba la película, se siente razonablemente optimista y feliz del rato que ha pasado. No es demasiado, pero en este caso suficiente.

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