Dirección: Woody Allen.
Guión: Woody Allen.
Música: Dick Hyman.
Fotografía: Carlo DiPalma.
Reparto: Mira Sorvino, Woody Allen, F. Murray Abraham, Helena Bonham Carter, Michael Rapaport, Claire Bloom, Olympia Dukakis, Jack Warden, Peter Weller, Dan Moran.
Exitosa y aplaudida comedia de Woody Allen, Poderosa Afrodita (1995) tiene los genuinos elementos típicos de su director y guionista pero, en conjunto, algo no termina de funcionar del todo y, aunque posee buenos momentos, no logra mantener el nivel a lo largo de toda la historia.
Una galerista de arte (Helena Bonham Carter) convence a su marido Lenny (Woody Allen), cronista deportivo, para que adopten un bebé. El pequeño resulta ser un niño muy inteligente, lo que despierta la curiosidad de Lenny sobre cómo serían sus verdaderos padres. De manera ilegal, finalmente consigue el nombre y una dirección de la madre biológica del pequeño.
La verdad es que Poderosa Afrodita me cansó por momentos. Puede que porque, quitando el personaje de Linda (Mira Sorvino), la historia del matrimonio de Woody Allen y Helena Bonham Carter resulte demasiado similar a otras que hemos visto en otros films del director, con el tema de la infidelidad, la rutina y el distanciamiento. De hecho, el arranque de la película no me resultó muy prometedor. Es verdad que tratándose de Woody Allen sabemos que el guión va a estar salpicado de momentos interesantes, algunas frases ingeniosas y ese mundo tan especial que rodea las creaciones de Woody. Pero no había nada en el arranque del film que me cautivara o sorprendiera especialmente. Incluso los diálogos carecían de la chispa habitual.
Pero de pronto aparece el personaje de Linda y he aquí que la película cobra vida. Fue como pasar del blanco y negro al Technicolor en un instante. El personaje de Linda es original, fresco, dinámico, divertido y sorprendente. De pronto, dejas de estar sentado viendo una comedia que se asienta sobre pilares conocidos para adentrarte en un universo nuevo que no sabes que puede depararte. Y encima, Linda está interpretada por una sorprendente y atractiva Mira Sorvino. No me extraña en absoluto todos los premios que ganó la actriz (Oscar a la mejor actriz secundaria, Globo de Oro a la mejor actriz, etc, etc), pues su trabajo es fresco, lleno de vitalidad, contagioso. Incluso, de pronto los diálogos se vuelven agudos, con frecuentes y divertidas alusiones al sexo que suponen un aire de aire fresco impagable. De hecho, una vez que te acostumbras a la presencia de Linda, la película se vuelve de nuevo gris en cuanto ella desaparece de la escena. Su presencia coincide con los momentos más divertidos y también con los más tiernos. Es verdad que no es nuevo el personaje de prostituta de buen corazón que desea una vida diferente, pero con Mira la cosa toma un matiz nuevo, más brillante, encantador.
La historia, sin embargo, en su conjunto no es excesivamente novedosa y la cosa se complica un poco más con un desenlace que no terminó de gustarme. Es evidente que Lenny y Linda no pegaban juntos pero, tratándose de una comedia y además con ciertos toques surrealistas, como el coro griego, me hubiera gustado un final más romántico, con Lenny y Linda marchándose juntos, en lugar del desenlace precipitado que nos ofrece el director. Ni me resultó convincente ni tan gratificante como el otro final mencionado. Cuestión de gustos, sin duda, pero objetivamente creo que resulta un tanto forzado y, en todo caso, resuelto con cierta prisa.
El tema del coro griego, que venía a substituir la más convencional voz en off tampoco terminó de convencerme. Por un lado, producía cortes en el desarrollo de la historia que para mí la entorpecían más que otra cosa, sin aportar nada de humor. Es más, en algunos momentos me pareció que algunos chistes del coro eran demasiado simples, no estaban a la altura del talento de Woody Allen.
Así pues, destacar que, al tratarse de una película de Allen, el nivel como comedia es mucho más alto que lo que viene siendo habitual en el cine de Hollywood de nuestros días. Pero al mismo tiempo también es verdad que se le puede pedir algo más a un director sobrado de talento, como nos lo ha demostrado tan frecuentemente.
Una galerista de arte (Helena Bonham Carter) convence a su marido Lenny (Woody Allen), cronista deportivo, para que adopten un bebé. El pequeño resulta ser un niño muy inteligente, lo que despierta la curiosidad de Lenny sobre cómo serían sus verdaderos padres. De manera ilegal, finalmente consigue el nombre y una dirección de la madre biológica del pequeño.
La verdad es que Poderosa Afrodita me cansó por momentos. Puede que porque, quitando el personaje de Linda (Mira Sorvino), la historia del matrimonio de Woody Allen y Helena Bonham Carter resulte demasiado similar a otras que hemos visto en otros films del director, con el tema de la infidelidad, la rutina y el distanciamiento. De hecho, el arranque de la película no me resultó muy prometedor. Es verdad que tratándose de Woody Allen sabemos que el guión va a estar salpicado de momentos interesantes, algunas frases ingeniosas y ese mundo tan especial que rodea las creaciones de Woody. Pero no había nada en el arranque del film que me cautivara o sorprendiera especialmente. Incluso los diálogos carecían de la chispa habitual.
Pero de pronto aparece el personaje de Linda y he aquí que la película cobra vida. Fue como pasar del blanco y negro al Technicolor en un instante. El personaje de Linda es original, fresco, dinámico, divertido y sorprendente. De pronto, dejas de estar sentado viendo una comedia que se asienta sobre pilares conocidos para adentrarte en un universo nuevo que no sabes que puede depararte. Y encima, Linda está interpretada por una sorprendente y atractiva Mira Sorvino. No me extraña en absoluto todos los premios que ganó la actriz (Oscar a la mejor actriz secundaria, Globo de Oro a la mejor actriz, etc, etc), pues su trabajo es fresco, lleno de vitalidad, contagioso. Incluso, de pronto los diálogos se vuelven agudos, con frecuentes y divertidas alusiones al sexo que suponen un aire de aire fresco impagable. De hecho, una vez que te acostumbras a la presencia de Linda, la película se vuelve de nuevo gris en cuanto ella desaparece de la escena. Su presencia coincide con los momentos más divertidos y también con los más tiernos. Es verdad que no es nuevo el personaje de prostituta de buen corazón que desea una vida diferente, pero con Mira la cosa toma un matiz nuevo, más brillante, encantador.
La historia, sin embargo, en su conjunto no es excesivamente novedosa y la cosa se complica un poco más con un desenlace que no terminó de gustarme. Es evidente que Lenny y Linda no pegaban juntos pero, tratándose de una comedia y además con ciertos toques surrealistas, como el coro griego, me hubiera gustado un final más romántico, con Lenny y Linda marchándose juntos, en lugar del desenlace precipitado que nos ofrece el director. Ni me resultó convincente ni tan gratificante como el otro final mencionado. Cuestión de gustos, sin duda, pero objetivamente creo que resulta un tanto forzado y, en todo caso, resuelto con cierta prisa.
El tema del coro griego, que venía a substituir la más convencional voz en off tampoco terminó de convencerme. Por un lado, producía cortes en el desarrollo de la historia que para mí la entorpecían más que otra cosa, sin aportar nada de humor. Es más, en algunos momentos me pareció que algunos chistes del coro eran demasiado simples, no estaban a la altura del talento de Woody Allen.
Así pues, destacar que, al tratarse de una película de Allen, el nivel como comedia es mucho más alto que lo que viene siendo habitual en el cine de Hollywood de nuestros días. Pero al mismo tiempo también es verdad que se le puede pedir algo más a un director sobrado de talento, como nos lo ha demostrado tan frecuentemente.
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