El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 24 de agosto de 2018

Encuéntrame



Dirección: Zack Whedon.
Guión: Zack Whedon.
Música: Nate Walcott.
Fotografía: Sean Stiegemeier.
Reparto: Aaron Paul, Annabelle Wallis, Garret Dillahunt, Valerie Tian, Zachary Knighton, Terry Chen.

David (Aaron Paul) conoce por casualidad a Claire (Annabelle Wallis), su vecina, y termina enamorándose de ella. Un día, tras un tiempo viviendo juntos, Claire desaparece sin dejar rastro.

Debut en la dirección de Zack Whedon, un guionista proveniente de una familia escritores, con un thriller escrito por él mismo y que nos deja un buen sabor de boca, a pesar de sus defectos.

Para empezar, hay que reconocer que la historia te engancha y, a pesar de las casi dos horas de metraje, el film no se hace pesado casi en ningún momento. Mérito pues de un guión bien trabajado y una dirección astuta y eficaz. La clave está en la alternancia del presente con continuos flash-backs por medio de los cuales vamos descubriendo cómo se conoció la pareja protagonista y cómo comenzó su relación, aparentemente tan normal como la de cualquier otra pareja. Este recurso permite agilizar el relato, al romper la linealidad de manera eficaz. El riesgo podría ser romper el ritmo dramático de la búsqueda de David, pero Whedon inserta los recuerdos con precisión, no los hace demasiado largos y siempre nos cuenta en ellos algo interesante, de manera que no llegan a resultar pegotes sin sentido.

A lo largo del film se va alternando, por lo tanto, la historia romántica con el thriller de un modo equilibrado y eficaz. Quizá la historia de amor sea la más agradecida, pues siempre es más bonito ver la felicidad y complicidad de una pareja que historias más sórdidas. Pero lo que nos mantiene en vilo es, por supuesto, la parte de la búsqueda de Claire, donde vamos descubriendo, siguiendo el punto de vista de David, que en realidad está buscando a alguien que no conocía en absoluto.

Poco a poco, se va revelando una identidad oscura de Claire, mezclada en asuntos muy peligrosos, si bien no llegamos a descubrir su naturaleza exacta, en la mejor tradición de Alfred Hitchcock, donde las causas eran meras excusas para servirnos la intriga en bandeja. Y es lo que hace aquí el director y guionista, crear una intriga que va ganando en intensidad porque los peligros no dejan de acechar a David que, como nosotros, avanza sin ver claro en ningún momento.

Quizá donde la historia se desfonda un poco es en el final. Parece un tanto precipitado y no resulta del todo convincente. Hubiera sido mucho mejor resolverlo de otro modo, quizá sin llegar a encontrar nunca a Claire. Sin embargo, el director prefiere ofrecernos el reencuentro de los dos en un último guiño a su amor, si bien no hay futuro para ellos. La última escena tiene algo de poético, un brindis a la vida y la felicidad, escapando del presente. A pesar de ello, creo que el desenlace ensombrece un poco la historia.

Aaron Paul, conocido por su participación en la serie Breaking Bad, sostiene sin problemas el peso de la historia sobre sus hombros. Me pareció un actor bastante convincente, más quizá en la parte del thriller, donde muestra verdadera indefensión, que en la parte romántica, quizá porque me costaba verlo con Annabelle Wallis; había algo descompensado en ellos.

En todo caso, sin ser un film redondo, al menos cumple con una de las cosas que le pedimos a un thriller: que nos mantenga intrigados, expectantes, en tensión, buscando constantemente respuestas, se encuentren o no.

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