El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 23 de agosto de 2018

La cuadrilla de los once



Dirección: Lewis Milestone.
Guión: Harry Brown y Charles Lederer.
Música: Nelson Riddle.
Fotografía: William H. Daniels.
Reparto: Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford, Angie Dickinson, Richard Conte, Cesar Romero, Akim Tamiroff, Joey Bishop, Patrice Wymore, Henry Silva, Ilka Chase, George Raft, Shirley MacLaine.

Once amigos, antiguos compañeros de armas en la segunda Guerra Mundial, planifican un golpe muy ambicioso: robar durante la noche de fin de año en cinco de los principales casinos de Las Vegas.

Quizá lo más significativo de La cuadrilla de los once (1960) es que se trata de un film rodado entre amigos. Parte del reparto lo forman los conocidos como Rat Pack (Pandilla de ratas): un grupo de músicos y actores que actuaban frecuentemente en Las Vegas. El grupo original se formó en torno a Humphrey Bogart, con Frank Sinatra entre los miembros. Al morir Bogart, Sinatra quedó al frente. De ese grupo, en la película participan, además de Sinatra, Sammy Davis Jr., Dean Martin, Peter Lawford y Joey Bishop. También se sospecha que tenían contactos con la mafia.

Planteada con un claro tono de comedia, la película cuenta la reunión del grupo de amigos tras años sin verse, la planificación del robo y su ejecución, con una ingeniosa, aunque previsible, sorpresa final. Y quizá sea ese tono ligero lo que más perjudica al argumento, pues se hace complicado tomarse en serio la empresa que, por muy complicada que se diga que es, viendo la facilidad con la que se planifica y se ejecuta, produce casi risa, aunque, sobre todo, incredulidad.

Además, el guión no se tomó demasiado trabajo a la hora de perfilar a los miembros de la banda, que se presentan a base de grandes brochazos y tópicos, como el de tipos guapetones, despreocupados y vividores, que quizá es lo que el fondo eran en la vida real.

Tampoco ayuda mucho la dirección de un Lewis Milestone en horas bajas. Su puesta en escena es demasiado vulgar, sin pizca de emoción u originalidad. Prueba de ello es la absurda manía que tiene de repetir la preparación y la ejecución del robo en los cinco casinos, lo que provoca que tengamos que presenciar la misma escena cinco veces seguidas, a lo que se suma la cansina melodía que acompaña en todo momento estas secuencias. El resultado, como se puede prever, es aburrido a más no poder y alarga sin motivo una película que termina resultando demasiada larga para el interés que despierta.

En cuanto al reparto, no podemos hablar de grandes interpretaciones, pues tampoco estamos ante grandes actores, sino un grupo de amigos, principalmente cantantes, metidos a una comedia sin demasiadas pretensiones.

El resultado es una película a la que cuesta tomarse en serio. No funciona como comedia ni tampoco como film de robos. Parece más una especie de broma cara, un pasatiempo rodado sin mucha convicción. En este sentido, la reacción de la banda cuando pierden el dinero, entre resignación y sorpresa, es similar a la nuestra después de estar más de dos horas viendo esta comedia insustancial.

Lo curioso es como este film dio lugar al remake Ocean's Eleven (Hagan juego) en 2001, y de aquí salió luego Ocean's Twelve en 2004, ambas de Steven Soderbergh.

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