El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 15 de abril de 2025

365 días más



Dirección: Barbara Bialowas y Tomasz Mandes.

Guión: Blanka Lipinska, Tomasz Mandes y Mojca Tirs (Novela: Blanka Lipinska).

Música: Dominik Buczkowski y Patryk Kumór.

Fotografía: Bartek Cierlica.

Reparto: Anna Maria Sieklucka, Michele Morrone, Simone Susinna, Magdalena Lamparska, Otar Saralidze, Ewa Kasprzyk. 

El matrimonio de Laura (Anna Maria Sieklucka) y Massimo (Michele Morrone) está en crisis. Además, Laura no logra olvidarse de Nacho (Simone Susinna), con el que había tenido una aventura y que sigue enamorado de ella.

365 días más (2022) es la tercera entrega de la saga que había comenzado en 2020 con 365 días (Barbara Bialowas y Tomasz Mandes). 

En esta entrega, el guión vuelve a centrarse más en la pareja protagonista y sus problemas personales que en las intrigas mafiosas que habían copado la segunda entrega. Pero si las debilidades del guión eran evidentes en las dos primeras partes, aquí se agudizan aún más, volviendo a caer en una historia que no avanza y, lo peor de todo, es que carece de alma: en ningún momento llegamos a involucrarnos con los problemas de los protagonsitas, lo que es un lastre tremendo.

Además, da la impresión de que el guión intenta alargar el drama como sea, lo que provoca escenas de escasa relevancia y la impresión de agotamiento.

El colmo llega con un final un tanto absurdo que busca dejar las cosas en el aire pero que revela su escasa originalidad y su nulo poder de convicción.

Al final, solamente se salvan la cuidada ambientación y la fotografía, porque incluso el componente erótico es muy poco reseñable.

La peor de las tres entregas.

jueves, 10 de abril de 2025

365 días: Aquel día



Dirección: Barbara Bialowas y Tomasz Mandes.

Guión: Mojca Tirs, Blanka Lipinska y Tomasz Mandes (Novela: Blanka Lipinska).

Música: Dominik Buczkowski y Patryk Kumór.

Fotografía: Bartek Cierlica.

Reparto: Anna Maria Sieklucka, Michele Morrone, Simone Susinna, Magdalena Lamparska, Otar Saralidze, Ewa Kasprzyk. 

Laura (Anna Maria Sieklucka) y Massimo (Michele Morrone) se han casado. Pero una familia mafiosa rival conspirará contra Massimo y utilizará a Laura para hacerle daño.

365 días: Aquel día (2022) es la continuación de la existosa 365 días (Barbara Bialowas y Tomasz Mandes, 2020).

Sin embargo, esta segunda entrega acarrea los problemas de la primera, que no soluciona, y encima pierde el toque original de la precedente, convirtiéndose en algo mucho menos original.

Los problemas de la primera entrega eran básicamente el guión, que terminaba siendo muy repetitivo y predecible, y que la dirección no era capaz de sacar todo el partido, en el terreno del erotismo, que ofrecía la historia. Contaba con el aliciente de la novedad y la pareja protagonista, pero ello no era sufuciente.

Y esta continuación incide en lo mismo. Tal vez a nivel del argumento la historia es más rica que la primera, pues se amplían los registros con la aparición de la intriga de la familia rival. Pero ello tiene otra consecuencia no muy positiva: la cinta pierde parte del morbo y el erotismo baja muchos grados, de manera que las escenas supuestamente picantes terminan por no cumplir su cometido y, si la esencia de un film erótico se pierde... Además, la trama de la mafia está tan mal argumentada, es tan rocambolesca y absurda que el film se convierte casi en una bufonada.

Así que lo único positivo que encontramos en esta secuela es de nuevo una producción cuidada, elegante, con una buena fotografía, pero que no consigue ni mantener el nivel de la primera.  

jueves, 3 de abril de 2025

365 días




Dirección: Barbara Bialowas y Tomasz Mandes.

Guión: Tomasz Klimala, Tomasz Mandes y Barbara Bialowas (Novela: Blanka Lipinska).

Música: Michal Sarapata y Mateusz Sarapata.

Fotografía: Bartek Cierlica.

Reparto: Anna Maria Sieklucka, Michele Morrone, Bronislaw Wroclawski, Otar Saralidze, Magdalena Lamparska, Natasza Urbanska, Grazyna Szapolowska. 

Massimo (Michele Morrone), miembro de la mafia siciliana, ha tenido una visión de una hermosa mujer (Anna Maria Sieklucka). Cuando la encuentra en la vida real, obsesionado con ella, la secuestra para intentar que antes de un año se enamore de él.

Producción polaca de gran éxito en Netflix, 365 días (2020) sigue un poco la estela de 50 sombras de Grey (Sam Taylor-Johnson, 2015), es decir, una historia algo rocambolesca donde el objetivo es ofrecernos un film erótico.

Por lo tanto, el análisis de la cinta se rige por un parámetro evidente: ver si las imágenes logran su objetivo de funcionar como un estímulo para los espectadores. La elección de la pareja protagonista va en este sentido y creo que funciona muy bien, pues tanto Michele Morrone como Anna Maria Sieklucka son realmente atractivos.

Otro cantar son las escenas sexuales, donde la dirección no se muestra demasiado inspirada, de manera que, salvo el morbo del planteamiento y la belleza de los protagonistas, la cinta no es muy original. Es más, creo que se desaprovecha todo el potencial de la historia con una puesta en escena lujosa pero sin mucha vida dentro.

Pero el principal problema de la película es su argumento. Y ya no me refiero a lo complicado que resulta aceptar el asunto del secuestro, presentado de manera un tanto burda, sino que conforme avanza la película comprobamos que el guión tiene muy poco que ofrecernos y se desarrolla de manera repetitiva. También en este apartado echamos de menos algo más de elaboración del guión, pues aún con lo inverosímil del planteamiento, a nivel estrictamente del erotismo perseguido, ese era un  filón que daba para bastante más.

¿Merece la pena? Bueno, si sabemos lo que ofrece y no somos demasiado exigentes, la producción está bien cuidada, la base de la historia tiene su punto de interés y originalidad y el desarrollo, aunque sin nada especialmente destacable, se lleva bien. Permite pasar el rato y como las propuestas de este tipo escasean, pues al final no resulta del todo desaprovechable, aunque siempre dejando la sensación de que no se sacó todo su potencial y no deja de ser un film mediocre.

viernes, 21 de marzo de 2025

Below Her Mouth



Dirección: April Mullen.

Guión: Stephanie Fabrizi.

Música: 

Fotografía: Maya Bankovic.

Reparto: Natalie Krill, Erika Linder, Sebastian Pigott, Mayko Nguyen, Tommie-Amber Pirie, Daniela Barbosa. 

Jasmine (Natalie Krill) vive con su prometido (Sebastian Pigott), con quien está planeando su boda. Pero una noche conoce a Dallas (Erika Linder), una lesbiana que se interesa abiertamente por ella y ese encuentro cambiará su vida.

Lo primero que habría que destacar de Below Her Mouth (2016) es que se trata de un film erótico realizado solo por mujeres, desde la directora hasta un reparto donde solamente hay un hombre con un rol importante. Ello le da un punto de vista femenino que se nota en un guión que no se queda en un simple relato básico que sirva de soporte a las escenas de sexo y también en que dichas escenas están filmadas con muy buen gusto, además de ser lo suficientemente explícitas, intensas y extensas para cumplir con nota el papel que se les asigna en una película de estas características.

Es cierto que la historia no es excesivamente original en lo esencial, pero creo que un film erótico no pretende sentar cátedra en cuanto al nivel literario del argumento. Pero si bien no es un guión profundo, sí que es coherente, se preocupa de amueblar la historia mínimamente y en especial le da cierta profundidad a las protagonistas, que resultan creíbles y logran hacer comprensible su romance en base a su pasado.

Además, muchas películas del género parecen demonizar el tema de la infidelidad o salirse de lo estipulado y terminan por degenerar en panfletos moralizadores que previenen contra los peligros de unas relaciones que no sigan las pautas ordinarias. Below Her Mouth tiene la virtud de contar una historia sin pretender dar lecciones de nada. Es sencillamente la historia de una pasión tan fuerte que rompe con lo ordinario. Puede que para algunos no resulte convincente, pero en esencia estamos ante una historia directa que deja claro a dónde va y el por qué. En este sentido, me convenció.

Quizá en el tema del reparto encontremos los puntos más débiles de la cinta. Erika Linder no me convenció como actriz y es un detalle que termina por perjudicar un poco la historia. Lo compensa en parte Natalie Krill, mucho más convincente y con una belleza deslumbrante, algo básico para que el componente erótico funcione.

En resumen, Below Her Mouth es un film erótico y creo que esa debe ser la base de su valoración. Y desde ese enfoque, creo que es lo suficientemente interesante para valorarlo positivamente. Además, es elegante, intenso y con el suficiente apoyo argumental para que el relato se sostenga y nos interese.

martes, 18 de marzo de 2025

Late Night



Dirección: Nisha Ganatra.

Guión: Mindy Kaling.

Música: Lesley Barber.

Fotografía: Matthew Clark.

Reparto: Emma Thompson, Mindy Kaling, John Lithgow, Hugh Dancy, Reid Scott, Max Casella, Denis O'Hare, Amy Ryan, Paul Walter Hauser.

Katherine Newbury (Emma Thompson) lleva años al frente de un programa de televisión que en su momento tuvo mucho éxito. Sin embargo, en los últimos años, el programa ya no funciona tan bien y la presidenta de la cadena (Amy Ryan) se plantea sustituirla.

Absolutamente nada en Late Night (2019) se sale de la mediocridad y la culpa reside en un guión demasiado pobre.

Para empezar, nada en la historia que se cuenta en Late Night es realmente original. Tenemos a una mujer en crisis profesional que, de entrada, se presenta como alguien egocéntrico y antipático. Sabemos claramente que eso va a cambiar conforme avance la película. Y lo hará gracias a la llegada de la nueva guionista a su programa, Molly (Mindy Kaling). Y otra vez constatamos la falta de originalidad pues, del choque inicial entre Katherine y Molly, vamos a ir asistiendo a su entendimiento progresivo y finalmente a su camaradería y amistad. Todo demasiado visto y, encima, presentado de una manera totalmente vulgar y previsible.

Pero lo peor es que da la sensación de que el guión no terminó de desarrollarse, que se quedó en el boceto y la relación de las protagonistas, así como otros temas secundarios, no se desarrolló del todo. Viendo la película tenía la impresión de que todo estaba concentrado, que faltaban escenas que ahondaran en los personajes principales y sus relaciones, que todo era tan esquemático que no teníamos sensación de que los personajes fueran reales. La impresión general era esa: irrealidad, artificio, falta de esencia.

Tampoco como comedia es especialmente interesante. No hay nada que nos emocione, simplemente es una historia amable con el esperado final feliz, pero ni que nos aporta nada a cerca de los personajes ni tampoco sobre los temas abordados, como el del éxito, las envidias profesionales, la realización personal o la amistad. Porque, como decía, nada llega a tener la fuerza ni la profundidad necesarias como para interesarnos.

Lo mejor, el reparto, sin duda. Pero en general, Late Night es una película pobre que demuestra la falta de creatividad y talento de la guionista, que está mucho mejor en su faceta de actriz.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Toc Toc



Dirección: Eli Roth.

Guión: Eli Roth, Nicolás López y Guillermo Amoedo.

Música: Manuel Riveiro.

Fotografía: Antonio Quercia.

Reparto: Keanu Reeves, Lorenza Izzo, Ana de Armas, Aaron Burns, Ignacia Allamand, Colleen Camp. 

Mientras su mujer (Ignacia Allamand) y sus hijos pasan el fin de semana en la playa, dos atractivas jóvenes (Lorenza Izzo y Ana de Armas) llaman a la puerta de la casa de Evan (Keanu Reeves). 

Toc Toc (2015) es una película sorprendente, con un toque diferente: aquí son las mujeres las que manipulan y abusan del hombre. Se puede valorar este cambio de roles y más porque, contra todo pronóstico, ellas consiguen dominarlo no una, sino un par de veces. Y el mérito está en que todo esto resulta creíble.

En cuanto al argumento, no creo que merezca la pena darle muchas vueltas. Se trata de dos jovencitas que entran en casa del protagonista y lo seducen, haciendo el amor con él. Después, regresan a la casa para castigarlo por haberse acostado con dos menores de edad (eso es mentira, pero es la baza que juegan ellas para evitar que las denuncie a la policía). A partir de ahí, Evan maniatado y sometido a un juego macabro con su vida como premio. 

No busquen un sentido a todo esto. Que ese par de psicópatas se dediquen a castigar a los hombres que se acuestan con ellas no parece tener una clara explicación, pero tampoco la película pretende darla. Podríamos pensar que solo se trata de un juego de Eli Roth donde ni siquiera queda claro que pretenda realizar una crítica a social o sexual. Si nos perdemos en búsquedas imposibles toparemos con un muro.

Tampoco el toque picante es demasiado evidente como para tenerlo en cuenta. Las pocas escenas con cierta carga sexual son breves y muy poco explícitas. En este sentido, creo que Roth desaprovecha el potencial de Lorenza Izzo y Ana de Armas, muy bellas las dos pero sin que el guión explote ese filón. Aquellos que vieron la película tentados por su presencia se llevarán una decepción.

Y es que, bien mirada, Toc Toc parece una película que se queda en la línea de salida: promete intriga, violencia y sexo y no ofrece nada de eso, al menos no en la justa medida.

Lo curioso, en mi caso, es que llegué a ponerme de parte de las chicas. No es que quisiera que Evan muriera, sería del todo excesivo, pero en un momento dado, cuando lo sueltan y le dan la oportunidad de escapar, temía que él terminara matándolas, lo que suele ser habitual en este tipo de propuestas. Y al menos en ese detalle, Toc Toc presenta un enfoque original.

Como pasatiempo, entretiene, aunque es verdad que nuestras expectativas nunca se ven recompensadas del todo. Vale para una tarde de cine sin complicaciones, pero sabiendo que detrás del envoltorio no hay gran cosa.

domingo, 9 de marzo de 2025

Oscura obsesión



Dirección: Yann Gozlan.

Guión: Michel Fessler, Aurélie Valat, Jean-Baptiste Delafon y Yann Gozlan.

Música: Philippe Rombi.

Fotografía: Antoine Sanier.

Reparto: Diane Kruger, Mathieu Kassovitz, Marta Nieto, Amira Casar. 

Estelle (Diane Kruger) es piloto de aviación y está casada con el doctor Guillaume (Mathieu Kassovitz). Su vida es tranquila hasta que aparece Ana (Marta Nieto), su antiguo amor de juventud.

Al poco de comenzar Oscura obsesión (2023) empecé a sospechar que podría tratarse de un bodrio. Un ritmo demasiado tranquilo, alargando las escenas, y la mezcla de sueños o visiones de Estelle mezclándose contínuamente con la realidad parecían avisarnos de que estábamos ante un guión hueco que recurría a crear cierto misterio para poder abarcar un metraje aceptable. Eran solo sospechas.

Sin ellas, habría que admitir que la película ofrecía ciertos detalles de interés. Por un lado, el reencuentro de Estelle con un antiguo amor, con el toque lésbico que siempre añade algo de morbo al asunto. Además, los sueños de la protagonista van creando un clima misterioso que nos invita a querer seguir la trama para aclarar lo que se insinúa.

El problema de este tipo de enfoques es doble: no se debe alargar demasiado la intriga con excesivos amagos sin que lleven a nada concreto, pues terminan por actuar en contra de sus intereses y, en lugar de mantener la intriga, cansan. Y ese es uno de los defectos de la película.

El otro problema es que el misterio planteado ha de resolverse de manera coherente y convincente, de manera que veamos recompensada nuestra espera. Y de nuevo Oscura obsesión nos decepciona. Y en esta ocasión además de manera terriblemente patética, con un final absurdo, incoherente, que pretende resultar confuso a propósito, como queriendo darle un giro más al misterio y que resulta todo menos creíble y convincente y añade la última gota que colma el vaso de nuestras sospechas iniciales. 

Quizá lo único salvable es Diane Kruger, que realiza un trabajo muy convincente, creando un personaje atormentado cuyo sufrimiento al final es lo único creíble de la película.

Sin duda, una de las mayores tonterías que he visto últimamente y que convierte el engaño, los trucos y las mentiras del guión en el único recurso de una historia que, llevada con más sentido común, hubiera podido resultar interesante.

domingo, 2 de marzo de 2025

El hilo rojo



Dirección: Daniela Goggi.

Guión: Alejandro Montiel, Daniela Goggi y Mili Roque Pitt.

Música: Sebastián Escofet.

Fotografía: Sol Lopatín.

Reparto: Eugenia Suárez, Benjamín Vicuña, Hugo Silva, Guillermina Valdés. 

Manuel (Benjamín Vicuña) conoce a la hermosa auxiliar de vuelo Abril (Eugenia Suárez) durante un vuelo y el flechazo entre ambos es inmediato. Sin embargo, un imprevisto los separa durante siete años.

Tercera película de la directora Daniela Goggi, El hilo rojo (2016) es un drama romántico que con el título, que hace referencia a una leyenda china que viene a decir que las almas gemelas están unidas por una fuerza invisible que superará cualquier obstáculo, ya nos indica por dónde van los tiros.

Se trata del amor que une a Manuel y Abril desde el mismo momento en que se conocen y que hará que cuando se vuelvan a encontrar les lleve a reanudar su pasión, por encima de todo: familia, deber, conciencia.

El tema en sí, aunque puede que muy visto, no deja de ofrecer muchas posibilidades, pues el amor es quizá el motor más importante en la vida. Pero el problema de El hilo rojo es que la directora parece más preocupada por ofrecernos una serie de hermosas postales y recrearse en la incuestionable belleza de Eugenia Suárez que en profundizar en un tema apasionante.

El resultado es que como historia de amor, El hilo rojo es demasiado pobre y superficial. Más bien nos está hablando del deseo, de una atracción entre los protagonistas que resulta comprensible, pero no llega a profundizar en los personajes, de manera que nunca llegamos a sentir ese amor que los arrastra. Es algo que resulta evidente en unos diálogos que se quedan en lo evidente, pero que no nos dicen mucho acerca de Manuel y Abril, más que rasgos genéricos. Y si no nos enamoramos como espectadores de los protagonistas, el mensaje no llega, el drama se queda en las apariencias y todo resulta superficial y algo vacío.

La evidencia más clara de lo mal planteado que está el guión es que los amantes jamás llegan a contagiarnos esa pasión ni el sufrimiento que les produce. Estás viendo un drama que busca ser intenso y te quedas casi indiferente

En cambio, la directora demuestra su buen gusto por ambientar la historia con una fotografía preciosa y lugares de postal. Pero eso precisamente, unido a la falta de profundidad, le da a la película un aspecto de telefilm muy poco interesante.

Y si el desarrollo de la historia de amor de Manuel y Abril resulta superficial, el final es decididamente torpe y hasta incongruente. La única salida lógica después de todo lo visto era el ver a los protagonistas juntos, confirmando la leyenda del hilo rojo que acaba venciendo cualquier obstáculo. Lo que nos ofrece Daniela Goggi es un truco sensiblero que busca contentar a todos dejando el final abierto, pero que en realidad va en contra de lo que pretendía contarnos la película.

Así pues, El hilo rojo es una película pobre en cuanto a mensaje y contenido. Un film demasiado superficial que solo destaca por la estética y los protagonistas, cuya química es evidente, y que resultan lo más convincente de la historia.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Los amantes



Dirección: Nicole García.

Guión: Jacques Fieschi y Nicole garcía:

Música: Grégoire Hetzel.

Fotografía: Christophe Beaucarne.

Reparto: Stacy Martin, Pierre Niney, Benoît Magimel, Christophe Montenez, Nicolas Wanczycki, Roxane Duran.

Lisa (Stacy Martin) y Simon (Pierre Niney) son novios. Simon es un modesto traficante de drogas que huye del país, abandonando a Lisa, cuando un amigo suyo muere de sobredosis. Lisa acaba rehaciendo su vida.

Los amantes (2020) intenta ser un thriller moderno que gira en torno al muy visto triángulo amoroso. El planteamiento en sí no es malo, poniendo en juego el amor incondicional de Lisa hacia Simon, el gran amor de su vida, mientras que con su marido Léo (Benoît Magimel) más bien hay gratitud. Por eso, cuando después de mucho tiempo sin tener noticias de Simon, Lisa lo encuentra por casualidad, no puede evitar caer de nuevo en sus brazos.

El dilema de Lisa es si seguir con su esposo, con una vida controlada y lujosa, o volver con Simon.

Nicole García parece querer imprimir a la historia su sello personal, escapando de los planteamientos más viscerales que hubieran podido conducir el drama a terrenos peligrosos. Prefiere un enfoque más a la francesa, dándole al film un toque bastante frío que a la larga es su mayor error. Porque, entre caer en lo melodramático y pasarse al lado gélido, hay un término medio, que sería el más idóneo para una historia que nos habla de un amor incondicional. A lo largo de Los amantes no hay ni un solo momento en que sintamos la pasión del amor de Simon y Lisa, no hay tampoco romanticismo, ni fuego. Nicole García nos quiere contar una historia dramática por la fuerza de unos sentimientos ausentes durante toda la película.

Y además, hay otro fallo importante en el guión: el amor más incuestionable es por parte de Lisa hacia Simon, pero él en cambio nos provoca dudas, pues prefirió abandonarla y luego no hizo nada para buscarla. Incluso cuando se encuentran, es Lisa la que da el paso para volver con él. 

Y con este detalle, el resto de la trama flaquea, de manera que resulta casi incomprensible el que quieran matar a Léo, pues no percibimos ni la pasión ni la necesidad para ello. Porque el otro personaje básico de la historia, Léo, tampoco está bien desarrollado. Lo único que comprendemos es que ama a Lisa, a pesar de comprender que ella no le corresponde de la misma manera.

Y eso hace que nos pongamos de lado de Léo y en contra de Simon. Léo es un personaje que llegamos a entender y que nos provoca compasión, pues lo ha dado todo por la mujer a la que ama y no es correspondido en la misma medida. Pero Simon parece ser todo lo contrario, no ha hecho nada importante por Lisa, la ha abandonado incluso, y sin embargo ella lo adora. Simon termina por resultar antipático. Algo que sin duda es lo contrario de lo que deberíamos sentir y que nos muestra las fisuras de un guión tan mal desarrollado que juega en contra de sus intereses.

La frialdad en el planteamiento es tal que cuando llega el momento clave de la película no nos inmutamos, porque no nos afecta, porque es todo demasiado frío, porque no sentimos el amor de Simon por Lisa como algo tan fuerte. Y un film que pretende contarnos una historia tan apasionada y que no nos conmueve tiene un grave problema.

¿Es una mala película? No del todo. La historia en sí creo que tiene fuerza, los actores resultan aceptables. Pero da la impresión de que la directora se dejó llevar por cuestiones de estilo y se olvidó de la esencia. Una pena.

miércoles, 5 de febrero de 2025

Los que se quedan



Dirección: Alexander Payne.

Guión: David Hemingson.

Música: Mark Orton.

Fotografía: Eigil Bryld.

Reparto: Paul Giamatti, Dominic Sessa, Da' Vine Joy Randolph, Carrie Preston, Andrew Garman, Tate Donovan, Gillian Vigman, Brady Hepner.

Durante las vacaciones de Navidad, el profesor Paul Hunham (Paul Giamatti) deberá quedarse vigilando a aquellos los alumnos que tienen que pasar las vacaciones en el colegio.

Alexander Payne es un director con personalidad. Su cine es diferente, más reflexivo, intimista. Dicho así, podría parecer un tipo pedante y pretencioso que nos aburre con pesadas comeduras de coco. Y no es así. Quizá la mayor virtud de Payne es lograr que ese cine personal, de discurrir lento, basado en los diálogos y el estudio de los personajes resulte ameno, divertido por momentos, que invite a la reflexión evitando dogmatismos, que nos obligue a cuestionarnos muchas cosas sin pretender educarnos. Y ese, creo yo, es un equilibrio muy complicado de alcanzar.

Ya había disfrutado hace tiempo de su maravillosa Entre copas (2004), donde también contaba con Paul Giamatti, uno de esos actores sin la belleza típica de los protagonistas y que explica su presencia exclusivamente en su gran talento como actor. Un tipo que hace creíble cualquier papel, incluso el de perverso villano (Shoot 'Em Up: En el punto de mira de Michael Davies, 2007).

Los que se quedan (2023) es una comedia dramática que gira en torno a tres personas solitarias y heridas: el profesor Hunham, un cascarrabias algo amargado; la cocinera del colegio, Mary Lamb (Da'Vine Joy Randolph), que no consigue superar la muerte de su único hijo y el estudiante Angus Tully (Dominic Sessa), al que su madre prefiere dejar solo en Navidad para irse de viaje con su nuevo marido.

El esquema de este planteamiento no es novedoso, con el enfrentamiento inicial entre el profesor y el alumno y el consabido acercamiento entre ambos gracias a la convivencia. Lo original es cómo el director logra crear un discurso tierno, conmovedor, intimista y profundo en torno a los tres protagonistas evitando la cursilería y cualquier tipo de excesos. Y tampoco nos ofrece la solución a todo. Este no es un film ejemplarizante, sino que se acerca más a un retrato verosímil sobre la vida, el sufrimiento, la soledad, los sueños truncados, el dolor, pero siempre con ese toque elegante de Alexander Payne. 

Para entenderlo mejor, el ambiente en un colegio y la figura del profesor nos llevan a pensar en El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989), un film con grandes virtudes pero que, al lado de Los que se quedan, muestra abiertamente sus graves defectos: el dramatismo exagerado, personajes menos convincentes, menos profundos y mucho más esquemáticos. 

La actriz Da'Vine Joy Randolph se llevó el Oscar a la mejor actriz secundaria.

lunes, 3 de febrero de 2025

Rosas rojas



Dirección: Ol Parker.

Guión: Ol Parker.

Música: Alex Heffes.

Fotografía: Ben Davis.

Reparto: Piper Perabo, Lena Headey, Matthew Goode, Celia Imrie, Anthony Head, Darren Boyd, Eva Birthistle, Boo Jackson, Sue Johnston.  

El día de su boda, Rachel (Piper Perabo) ve durante unos segundos a Luce (Lena Headey), la florista de la boda, y se enamora al instante de ella.

Nueva película romántica cuya originalidad en este caso reside en contarnos una historia de amor entre mujeres. La idea, aunque un tanto forzada, es original, que seguramente era lo que buscaba el guionista y director de la cinta. Otra cosa es el desarrollo de la misma.

En el lado positivo de Rosas rojas (2005) sin duda destaca la hermosa fotografía de Ben Davis, que le da un toque de elegancia y muy buen gusto a toda la película. Ese cuidado, ese interés por ofrecer unas imágenes impecables se extiende a los decorados y a unas vistas de Londres realmente bonitas. Estéticamente, Rosas rojas es un film realmente hermoso.

También Ol Parker se toma el tiempo de amueblar la historia convenientemente, con personajes que aportan ciertas notas de humor, como Cooper (Darren Boyd), el amigo salido del novio, Heck (Matthew Goode), o la madre de Rachel, interpretada por Celia Imrie, o su hermana pequeña, H (Boo Jackson). Es cierto que no todas estas intervenciones son redondas, pero al menos aportan el contenido extra a la historia para darle cierta consistencia más allá del tema principal.

Pero el problema básico de Rosas rojas es la falta de profundidad y de energía del argumento. Ol Parker nos ofrece un relato donde no falta de nada, pero donde tampoco se percibe ni originalidad ni pasión en lo narrado. Tiene indudablemente buen gusto y va presentando la trama con sentido, de manera contenida, sin abusar ni del drama ni de la comedia, y eso es de agradecer. La contrapartida es una historia estereotipada, donde es imposible sentir ni pena ni alegría por las protagonistas, cuya relación es muy breve, pues el relato se centra más en lo accesorio, dejando los momentos clave en que las dos mujeres están juntas en su mínima expresión, siendo Parker incapaz de transmitirnos emociones auténticas. La historia de amor, con el tópico del flechazo a primera vista, se queda realmente en muy poca cosa, desdibujada, convertida en algo acaramelado, centrado más en resaltar la belleza innegable de las dos protagonistas que en adentrarse en serio en sus almas.

Para colmo, la parte final es justo lo más endeble de todo, buscando cuadrar todas las historias de los personajes secundarios de manera forzada y simplista y cayendo Parker en un desenlace que demuestra que solo persigue el efectismo barato, sin imaginación y lleno de clichés.

Creo que Rosas rojas funciona por su cuidada estética y porque es una película que se ve sin esfuerzo, entretiene y, si deseas la satisfacción de un final feliz, te lo garantiza desde el principio. Pero es de esas películas que se acercan más a un telefilm que a algo con verdaderas intenciones profundas.

jueves, 30 de enero de 2025

La mensajera



Dirección: Zackary Adler.

Guión: Zackary Adler y James Edward Barker.

Música: James Edward Barker y Tim Despic.

Fotografía: Michel Abramowicz.

Reparto: Olga Kurylenko, Gary Oldman, Amit Shah, William Moseley, Calli Taylor, Dermot Mulroney, Alicia Agneson, Greg Orvis, Craig Conway.

Un temible traficante de armas, Ezekiel Mannings (Gary Oldman), a punto de ser juzgado por asesinato, hará todo lo posible por evitar que Nick Murch (Amit Shah), el único testigo que va a declarar en su contra, siga con vida. 

Lo primero que percibimos nada más comenzar La mensajera (2019) es que estamos ante una cinta con un argumento realmente esquemático y sin ningún recorrido, de ahí que toda la parte en que se prepara la declaración del testigo, con la mensajera (Olga Kurylenko) acudiendo a entregar el equipo para la conexión de Nick con el juzgado que lleva el caso, se alargue artificialmente. Y es que más allá del planteamiento inicial, el resto de la historia transcurre en un aparcamiento donde Nick, ayudado por la misteriosa mensajera, intentan escapar de los policías corruptos que quieren acabar con ellos.

Si ya el argumento es un lastre importante, por cuanto se limita a plantear lo más básico dejando de lado cualquier intento de profundizar en la trama o en los personajes, que se quedan en meras figuras sin profundidad y, por tanto, con escaso interés, el desarrollo no logra elevar el nivel de la producción. Adler se limita a una puesta en escena muy básica donde los acontecimientos se desarrollan con una falta de originalidad alarmante. Nada escapa de lo tópico y toda la parte de la historia en el aparcamiento es muy poco estimulante, con el único recurso de los detalles macabros en las muertes para intentar darle algo de fuerza a las escenas, tan poco originales que incluso a veces podemos tener la impresión de que el director repite secuencias por lo poco variado del desarrollo. El único recurso que utiliza el director para aligerar esta parte de la película, que ocupa casi todo el metraje, es alternar secuencias en el piso de Mannings, que está esperando que le confirmen la muerte del testigo. Y de nuevo en esos intervalos comprobamos la falta de variedad y riqueza del argumento, volviendo a caer en director en escenas sin fuerza, con diálogos absurdos y donde hasta Gary Oldman da una imagen bastante triste, lastrado por un personaje de cartón piedra incapaz de hilvanar una frase con algo de interés y limitándose a repetir gestos y gruñidos con escasa variedad y menos convicción.

Es todo tan burdo, tan poco trabajado, que cuesta creer que algo así encuentre quién lo financie. Desde luego, ni como película de intriga ni de acción La mensajera consigue nada más que aburrirnos y asombrarnos por su falta absoluta de un mínimo de profundidad y coherencia. Para escapar de ella sin miramientos.

lunes, 27 de enero de 2025

Carol



Dirección: Todd Haynes.

Guión: Phyllis Nagy (Novela: Patricia Highsmith).

Música: Carter Burwell.

Fotografía: Ed Lachman.

Reparto: Cate Blanchett, Rooney Mara, Kyle Chandler, Sarah Paulson, Jake Lacy, John Magaro, Cory Michael Smith, Carrie Brownstein, Kevin Crowley, Nik Pajic. 

Años 50, Nueva York. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven que trabaja como dependienta en unos grandes almacenes, se siente atraída de pronto por una elegante cliente, Carol Aird (Cate Blanchett), que también sentirá lo mismo hacia ella.

Carol (2015) podría servir de ejemplo perfecto de uno de los problemas que encuentro con frecuencia en el cine actual: perfección técnica incuestionable sin su necesaria correspondencia argumental.

Porque es innegable que Carol es una película que en los apartados meramente técnicos y estéticos resulta casi fascinante. La belleza de la fotografía, el buen gusto de Todd Haynes a la hora de llevarnos por el relato, la cuidadosa ambientación... estamos ante una película hermosa de principio a fin.

Incluso la pareja formada por Cate Blanchett y Rooney Mara aportan una calidad indiscutible a su trabajo. Son dos actrices con talento y eso queda más que patente en sus interpretaciones.

Pero algo falla terriblemente en Carol y es la esencia de la historia misma: estamos ante un romance entre dos mujeres en los años cincuenta del siglo XX, un tema muy delicado y que no se admitía con la naturalidad, aún cuestionable en muchos lugares y aspectos, que en la actualidad. Un romance que hace sufrir a las dos mujeres por las dificultades que encuentran, sobre todo por parte de Carol, acosada por su esposo (Kyle Chandler), que no soporta perderla.

Y el director, o el guionista o ambos, son incapaces de afrontar los dos retos esenciales de la historia con eficacia: situar convenientemente el romance lésbico de las protagonistas en su contexto histórico y darle al mismo la intensidad imprescindible a una historia de ese calado. Porque ni en un solo momento de la película me he sentido conmovido, emocionado o identificado con el drama y la pasión que asaltaba a las protagonistas. Haynes ofrece un relato tan frío que te deja indiferente, además de caer en ciertos tópicos innecesarios y desperdiciar el potencial de casi todas las escenas clave de la historia con ese tratamiento distante.

Incluso, creo que su enfoque acaba por perjudicar también el trabajo de las dos excelentes actrices de la película, pues notamos su atracción, pero no nos resulta muy natural, falla algo. Y es que, si lo analizamos bien, apenas sabemos nada de ambas mujeres a nivel íntimo. El argumento se queda siempre en la superficie y no terminamos de meternos en sus cabezas y en sus corazones, de manera que su pasión resulta extraña, distante y no nos llega nunca como habría tenido que hacerlo.

No es justo establecer comparaciones y menos poner en una balanza a Todd Haynes y a David Lean, pero creo que aquellos que hayan visto Breve encuentro (1945), una de las cimas indiscutibles del cine romántico, entenderán mejor a qué me refiero a la hora de explicar las carencias tan profundas que encuentro en Carol

Como decía al principio, el problema de muchas películas actuales es la falta de talento emocional, de la capacidad de adentrarse con sensibilidad e inteligencia en la naturaleza humana y saber transmitirlo con pasión. Y eso es evidente en Carol.

martes, 21 de enero de 2025

Corazón rebelde



Dirección: Scott Cooper.

Guión: Scott Cooper (Novela: Thomas Cobb).

Música: Stephen Bruton y T-Bone Burnett.

Fotografía: Barry Markowitz.

Reparto: Jeff Bridges, Maggie Gyllenhaal, Robert Duvall, Colin Farrell, Tom Bower, James Keane, William Marquez, Ryan Bingham, Paul Herman, Rick Dial. 

Bad Blake (Jeff Bridges) es un cantante de country, famoso hace años, que está en plena decadencia: alcoholizado, fumando demasiado y casi arruinado, malvive actuando en bares de mala muerte.

Hay que agradecer a Scott Cooper, en estos tiempos de héroes de acción y guiones estereotipados, que nos ofrezca una película diferente que habla de personas corrientes, de la vida, de la vejez, del fracaso.

Corazón rebelde (2009) nos lleva a acompañar a un viejo músico a punto de tocar fondo, un hombre que ha fracasado a nivel personal, sin conseguir conservar ninguna relación, y a nivel profesional, pues los éxitos del pasado han quedado muy atrás y ahora vive de sus viejas canciones, sin ganas ni fuerzas para crear nada nuevo. Para colmo de males, el que fuera su alumno, Tommy Sweet (Colin Farrell), sí que ha sabido triunfar y ahora Blake ha de hacer de telonero suyo de mala gana empujado por la necesidad.

Pero cuando conoce a la periodista Jean Craddock (Maggie Gyllenhaal), Bad encuentra al fin un motivo por el luchar. Y lo intenta, aunque finalmente su afición a la bebida termina por pasar factura. A pesar de ello, Bad al fin decide rehacer su vida, rehabilitarse y volver a tomar en serio su carrera como músico.

Resumida así, Corazón rebelde no parece nada espectacular y, de hecho, el argumento no resulta especialmente original, transcurriendo por un camino bastante predecible y sin nada realmente que lleve el relato a un nivel especial. Y justamente es eso lo que le da su carácter, lo que hace que Corazón rebelde termine funcionando: con un argumento proclive al drama, a los excesos, Scott Cooper elige el camino tranquilo, discreto, contenido. Y creo que acierta plenamente. Frente a una posible deriva hacia tonos muy cargados, el director nos ofrece una historia que se cuenta casi sola, cargada de momentos duros pero presentados dentro de una normalidad que evita los excesos. Ello no quiere decir que lo que se cuenta no sea demoledor, pero el tono es el preciso para que no nos sintamos manipulados sentimentalmente y disfrutemos del relato con cierta naturalidad. 

Es curioso como en una película tan lenta, con contados momentos de cierta intensidad, donde abundan las canciones, no tengamos nunca la sensación de que sobra metraje. Cooper consigue el milagro de hacer que todo lo que se cuenta nos interese, consigue meternos en la vida de Bad Blake, un don nadie en realidad para nosotros, y que nos interese lo que le sucede.

Pero claro, el director cuenta con una ayuda inestimable: un reparto espectacular. Jeff Bridges está realmente increíble, con una naturalidad que nos atrapa desde el primer minuto. Ni abusa de sus vicios ni da asco, sencillamente está ahí y lo creemos, sentimos su vacío, su cansancio, cómo se desliza hacia la ruina sin frenos, pero jamás da lástima. Es un personaje de carne y hueso. Lo mismo que Maggie Gyllenhaal, increíblemente dulce y decidida a la vez. Vemos cómo se va enamorando de ese perdedor y nos convence sin fisuras de ello, de su amor. Colin Farrell y Robert Duvall, ambos con una participación más testimonial, completan un reparto que al final es uno de los grandes pilares en los que Cooper se apoya.

No creo que podamos decir que Corazón rebelde sea una obra de arte, pero tampoco creo que lo pretendía. Lo que sí que me parece es que es un film honesto, realizado con buen gusto y mesura. Una historia no muy alegre que nos demuestra que un cine más dirigido a un público adulto es posible.

Además del Oscar de Bridges, la cinta ganó otro a la mejor canción.

miércoles, 15 de enero de 2025

Un viaje de diez metros



Dirección: Lasse Hallström.

Guión: Steven Knight (Novela: Richard C. Morais).

Música: A.R. Rahman.

Fotografía: Linus Sandgren.

Reparto: Helen Mirren, Om Puri, Manish Dayal, Charlotte Le Bon, Michel Blanc, Vincent Elbaz, Juhi Chawla, Amit Shah, Farzana Dua Elahe. 

Cuando pierden su restaurante en La India, la familia de Hassan Kadam (Manish Dayal) abandonan el país buscando su futuro en Europa. Tras una estancia en Londres, finalmente se establecen en un pequeño pueblo del sur de Francia.

Un viaje de diez metros (2014) es una película amable y tierna que nos cuenta una historia de esfuerzo y superación de un joven hindú dotado con un talento natural para la cocina que, a base de esfuerzo y apego a su propia cultura, consigue triunfar en un mundo tan exigente como la cocina francesa.

Este es el resumen de una película muy elegantemente dirigida por Lasse Hallström, que nos sumerge en unas imágenes cargadas de preciosismo que casan perfectamente con el espíritu de la historia. El problema fundamental es que la misma carece de originalidad y nada en su desarrollo nos sorprende, ni para bien ni para mal. 

Así que estamos ante un bonito relato donde todo va encajando según se espera y según se desea, sin  sorpresas y, lamentablemente, sin fuerza. Incluso los momentos más delicados o los personajes malvados, pocos, pero alguno hay, carecen de verdadera entidad, quedando la parte del drama seriamente diluida en medio de un film demasiado plano. Lo más grave, sin embargo, es que tampoco la parte positiva, como el ascenso y triunfo de Hassan o su romance, logra sacarnos del sopor en el que nos sumerge el director que busca lógicamente crear un relato con tintes poéticos pero se olvida de darle consistencia, algo que queda patente en momentos puntuales donde se percibe que estamos en una escena clave de la historia y comprobamos cómo los diálogos no están a la altura ni la emoción brota desde la pantalla.

Y por eso la película llega a hacerse demasiado larga, pues falta algo que rompa el ritmo, faltan momentos especiales que nos sacudan en los asientos, llegando casi a desear que llegue el final, que ya conocemos por anticipado y donde de nuevo el director demuestra una falta de energía preocupante.

La única manera que encontré de darle algo de sentido al relato, que de tan previsible y blando resultaba del todo increíble, era imaginarme que Hallström en realidad nos estaba contando un cuento. Así se podría entender algo tan acaramelado y tenue, tan poco original. Si somos capaces de dar ese paso, tal vez Un viaje de diez metros tenga al fin algo más de sentido.

miércoles, 8 de enero de 2025

La caída del imperio americano



Dirección: Denys Arcand.

Guión: Denys Arcand.

Música: Mathieu Lussier y Louis Dufort.

Fotografía: Van Royko.

Reparto: Alexandre Landry, Maripier Morin, Rémy Girard, Louis Morissette, Maxim Roy, Pierre Curzi, Vincent Leclerc, Patrick Émmanuel Abellard, Florence Longpré, Eddy King.

Pierre-Paul (Alexandre Landry) es un doctor en filosofía desengañado que trabaja como repartidor. Un día es testigo de un atraco que termina en tragedia y tiene la posibilidad de hacerse con el botín del mismo: muchos millones de dólares canadienses.

La caída del imperio americano (2018) es una comedia escrita y dirigida por el quebequés Denys Arcand donde vuelve a los temas que le preocupan: la sociedad actual, la burguesía o las relaciones humanas, que había explorado en dos de sus obras más reconocidas: El declive del imperio americano (1986) y su continuación, Las invasiones bárbaras (2003).

En esta ocasión, Arcand nos cuenta una historia que gira en torno a Pierre-Paul, un joven inteligente con problemas para relacionarse con los demás, salvo con los mendigos y los vagabundos y que, de repente, consigue una cantidad desorbitante de dinero que le puede cambiar al vida. A pesar de su inteligencia, o precisamente a causa de ello, Pierre-Paul es el fondo una persona muy ingenua y ello lo convierte en un personaje atractivo con el que empatizamos de inmediato. 

Y es ese dinero, conseguido ilícitamente, lo que motiva el desarrollo de toda una serie de acontecimientos y encuentros en los que el director critica sin tapujos la sociedad capitalista, sus contradicciones, el juego de las apariencias, las relaciones sociales y todo cuanto se ponga a su alcance. La idea subyacente es que nada es lo que parece ser y que las personas más genuinas a veces son las que la sociedad bienpensante precisamente deja de lado. 

La caída del imperio americano no es tampoco un film dogmático; Arcand no nos ofrece una fórmula mágica que solucione los problemas que plantea, tampoco tiene un discurso moralizador, como que el protagonista devuelva el dinero robado, por ejemplo. Es evidente que el director no pretende mostrar un camino, sencillamente expone diversas situaciones donde toma partido por los desfavorecidos, los marginales, en contra de un sistema corrupto y sin solución. Solo queda buscarse la vida al margen, engañarlo e intentar ser feliz. Y para ello, el dinero ayuda, claro, pero sobre todo el mensaje incide en la honestidad, el amor y la compasión.

En cuanto a la realización, Denys Arcand arranca con fuerza el relato que mezcla con inteligencia su vertiente más intimista y profunda con un desarrollo conciso y no exento de ritmo. Sobre todo la primera mitad de la película resulta apasionante, en parte por lo original del planteamiento y en parte por lo impredecible del desenlace. Además, el reparto consigue resultar atractivo y cercano, especialmente los tres protagonistas principales (Alexandre Landry, Maripier Morin y Rémy Girard), lo que hace mucho más cercanas sus aventuras, pues desde el primer momento nos sentimos próximos a ellos.

Sin embargo, conforme avanza la historia, el ritmo decae en una serie de secuencias que alargan demasiado el desarrollo, provocando cierto marasmo en la parte final, que es cuando deberíamos encontrarnos los mejores momentos de la historia. No es nada tan serio como para arruinar una experiencia gratificante, pero penaliza un poco la satisfacción global. En todo caso, creo que es una comedia original, simpática, inteligente y muy recomendable.

viernes, 3 de enero de 2025

Asuntos sucios



Dirección: Mike Figgis.

Guión: Henry Bean.

Música: Mike Figgis, Anthony Marinelli y Brian Banks.

Fotografía: John A. Alonzo.

Reparto: Richard Gere, Andy García, Nancy Travis, Laurie Metcalf, Richard Bradford, William Baldwin, Michael Beach, Faye Grant, Katherine Borowitz, John Kapelos. 

El sargento Raymond Avilla (Andy García) acaba de ingresar en Asuntos Internos. Su primer caso le lleva a investigar a un antiguo compañero, Van Stretch (William Baldwin), que está implicado en una trama de corrupción que dirige Dennis Peck (Richard Gere), un veterano policía con una muy buena reputación en el cuerpo.

La línea que separa una buena película de una mediocre a veces es muy delgada y Asuntos internos (1990) es la prueba evidente de ello.

Para empezar, la cinta resulta prometedora: la labor de un policía de Asuntos Internos vista en primera persona y no, como suele ser habitual, de manera indirecta. Además, la presencia de Richard Gere, en aquellos años en la cima de su carrera, aporta el toque de calidad y atractivo necesarios. Otra cosa es Andy García, un actor demasiado artificial y con unas poses que no resultan para nada naturales, si bien en esta ocasión creo que le van bien a su personaje.

Sin embargo, las promesas que se anticipan al comienzo pronto empiezan a verse defraudadas, y eso que Mike Figgis opta acertadamente por un enfoque menos orientado a la acción, buscando un ritmo pausado y darle al relato un peso propio, alejado de un acercamiento más visceral. El problema es que el guión resulta demasiado endeble para ese tratamiento con aspiraciones serias y conforme avance la historia vamos comprobando que el argumento está más vacío de lo que sería deseable. Los personajes son planos, la investigación en que se ve inmerso Avilla carece de profundidad y al final la historia nos lleva a un simple enfrentamiento entre Dennis Peck y Raymond Avilla demasiado superficial y con muchos momentos que no aportan demasiado.

La sensación que desprende Asuntos internos es la de un film cargado de ambiciones que, sin embargo, carece de argumentos para aspirar a algo serio. Es un quiero y no puedo donde el director intenta dejar su sello, muy evidente en la puesta en escena, sin lograr convencernos de que tiene el talento suficiente. Es más, incluso en algunas escenas su trabajo resulta algo chapucero y convierte la cinta en algo anticuado, a pesar de que es una película relativamente moderna.

Para colmo de males, el desenlace resulta casi absurdo, dejando la impresión de que solamente perseguía una dramatización extrema, incluso si ello resultaba escasamente creíble e incluso tosco.

En definitiva, una película del montón con más aspiraciones que resultados. Sin mucho interés.