El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 19 de julio de 2022

Los comancheros



Dirección: Michael Curtiz.

Guión: James Edward Grant y Clair Huffaker (Novela: Paul I. Wellman).

Música: Elmer Bernstein.

Fotografía: William H. Clothier.

Reparto: John Wayne, Stuart Whitman, Ina Balin, Nehemiah Persoff, Lee Marvin, Michael Ansara, Pat Wayne, Bruce Cabot, Joan O'Brien, Jack Elam, Edgar Buchanan, Henry Daniell, Richard Devon.

Jake Cutter (John Wayne) es un ránger de Texas que mientras intenta atrapar a Paul Regret (Stuart Whitman), un condenado a muerte en Louisiana muy escurridizo, se ve inmerso de lleno en la lucha contra los comancheros que proveen de armas a los indios de la región.

Lo curioso de Los comancheros (1961) es que se trata de un western que sigue las líneas más clásicas del género precisamente en una época en que las películas del Oeste seguían nuevos caminos, con temáticas que ponían en duda esa tradición y se abrían a planteamientos más intelectuales y críticos.

De esta manera, nos encontramos con un film de temática muy clásica: un enfrentamiento entre buenos y malos donde la línea divisoria de ambos bandos en bastante nítida. Además, los héroes acaparan todas las virtudes, algo que se ejemplifica claramente en la figura de Jake Cutter, un héroe sin mácula, querido por sus amigos, generoso y bueno con los suyos pero también valiente, honrado e implacable cumpliendo con su deber. Es un héroe sin fisuras, a la vieja usanza, lo que justifica plenamente la elección de John Wayne para ponerse en su piel; nadie como él para encarnar una figura de ese calibre.

Como contrapunto a Cutter se sitúa a Paul Regret, el joven al que, tras un enfrentamiento inicial, termina salvando y forjando una buena amistad con él. El problema es que Stuart Whitman me parece demasiado mayor para ese papel, además de tener mucho menos peso específico que Wayne, con lo que la pareja está un tanto descompensada. Habría sido necesario un actor más joven y con más carisma.

Sin embargo, el principal problema de Los comancheros es el tono con que está abordada la cinta. Me parece que por el tema, le hubiera ido mejor un tratamiento más dramático en lugar del tono ligero, muy próximo a la comedia en muchos momentos, que creo que no termina de ayudar para nada a la historia, pues en lugar de ahondar en la épica, crea un ambiente tan distendido que priva a la historia de intensidad y emoción. De este modo, el espectador no teme nunca por la suerte de los protagonistas y las situaciones en que éstos se encuentran en peligro se viven con demasiada relajación, sabiendo que nada malo puede sucederles.

Pero además, el argumento tiene puntos extraños que quedan sin aclarar o bien parecen colocados de manera forzada. Ésto es patente en todo lo relacionado con el personaje de Pilar (Ina Balin), que nunca sabemos porqué buscaba a Regret en el barco ni se llega a entender el enamoramiento de ambos, algo que hubiera requerido alguna escena adicional. La explicación podría encontrarse el montaje final, donde quizá se suprimieron algunas escenas. En todo caso, en la versión que he visto todo lo relacionado con Pilar es forzado y un tanto artificial, sin que encaje coherentemente en la historia.

También en las escenas de acción, filmadas con dinamismo, es cierto, se ven algunas caídas de caballo excesivamente bien coreografiadas. Además, deberían haberse equilibrado algo mejor el número de enemigos que atacan en algunos momentos a los protagonistas, pues resulta un tanto descompensada la proporción, lo que hace del todo increíble el resultado de algún duelo, sobre todo el último.

Los comancheros, en definitiva, me pareció un film un tanto anacrónico para el año de su realización pero, sobre todo, creo que es una película fallida en su concepción y en su ejecución. Sirve para pasar el rato, pero queda muy lejos de los westerns clásicos y no aporta nada reseñable al género.

Como curiosidad, el director Michael Curtiz estaba ya muy enfermo mientras se rodaba la cinta, de manera que no pudo concluirla, de lo que se encargó John Wayne. Curtiz fallecería mientras de realizaba el montaje final de Los comancheros.

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