El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 14 de junio de 2010

Conspiración en la sombra



Dirección: George Pan Cosmatos.
Guión: Adi Hasak y Ric Gibbs.
Música: Bruce Broughton.
Fotografía: Buzz Feitshans IV.
Reparto: Charlie Sheen, Donald Sutherland, Linda Hamilton, Ben Gazzara, Stephen Lang, Nicholas Turturro, Gore Vidal.

Robert Bishop (Charlie Sheen), asistente especial del presidente, descubre una conspiración al más alto nivel en la Casa Blanca. Lo que no sabe es quienes están detrás ni lo que pretenden y, mientras intenta averiguar algo más, tendrá que escapar de un asesino que pretende acabar con su vida.

El comienzo de Conspiración en la sombra (George Pan Cosmatos, 1997) nos recuerda inevitablemente a Los tres días del Condor (Sydney Pollack, 1975), con el asesinato de los científicos y la presencia de un asesino implacable en pos de su víctima. Sin embargo, ahí terminan las similitudes y mientras el de Sydney Pollack es un film brillante, esta película es un cúmulo de despropósitos que van a más hasta una desenlace que roza el ridículo.

Para empezar, Cosmatos parece contentarse con hacer un producto resultón, pero sin nervio y sin estrujarse demasiado la cabeza. Así, recurre sin más a todos los tópicos posibles y los adereza con unos diálogos banales, torpones y sin pizca de ingenio. Tampoco el reparto ayuda lo más mínimo y hasta el habitualmente eficaz Donald Sutherland está bastante ramplón. Los protagonistas, Charlie Sheen y Linda Hamilton, resultan tremendamente limitados en su interpretación. Pero lo peor de todo es que con un material como el que tenían entre manos, que es cierto que no derrocha originalidad, pero al menos bien llevado asegura un film inquietante y con cierta intriga, se han dedicado a filmar sin muchas ideas una serie de huidas, disparos y conspiraciones que al final no tienen el mínimo nervio.

Al comienzo, mientras todo son posibilidades abiertas, la película parece prometer bastante, pero desgraciadamente cuanto más avanza se va volviendo más vulgar y previsible. Incluso me sucedió algo curioso: desde el comienzo se van sembrando ciertas insinuaciones que parecen señalar como culpables bien a Donald Sutherland o a Ben Gazzara. Intuimos que alguno de ellos puede ser el cerebro en la sombra de la conspiración, pero sospechamos a su vez que puede que el guión esté simplemente jugando al despiste para sorprendernos al final con un as en la manga. Pues no, los guionistas se complicaron tan poco la vida que resulta que ambos sospechosos, con un tercero en discordia más, resultarán ser los malos de la historia.

Y si todo el film resultó bastante pobre, el desenlace, con el avión teledirigido, resulta ya el colmo del absurdo.

Una película, por tanto, para olvidar y que ejemplifica ese cine meramente comercial hecho a base de tópicos que afortunadamente se olvida con bastante facilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario