El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 20 de junio de 2010

Vive como quieras



Dirección: Frank Capra.
Guión: Robert Riskin (Obra: George S. Kaufman & Moss Hart).
Música: Dimitri Tiomkin.
Fotografía: Joseph Walker (B&W).
Reparto: James Stewart, Jean Arthur, Lionel Barrymore, Edward Arnold, Mischa Auer, Ann Miller, Spring Byington, Samuel S. Hinds, Donald Meek, H.B. Warner.

Vive como quieras (1938) es una más de esas entrañables fábulas de Frank Capra que cuando terminas de verlas lo haces con el corazón rebosando felicidad. Sin embargo, en esta ocasión, Capra aparca un poco el discurso político y hace una comedia un tanto excéntrica, en la línea por la seguirá luego con Arsénico por compasión (1944).

Alice Sycamore trabaja como secretaria del joven Tony Kirby, hijo de un acaudalado y ambicioso banquero (Edward Arnold) que, precisamente, intenta comprar la casa del abuelo de Alice, novia de Tony. Ella concierta una cita en la que ambas familias deben conocerse, pero Tony decide adelantar dicha velada para que sus padres vean a la familia de Alice tal y como son realmente: un grupo de personas extravagantes que se dedican a hacer aquello que les gusta más, libres de formalismos y convenciones sociales. La rigidez de los padres de Tony chocará frontalmente con la espontaneidad de la familia de Alice y las cosas se tuercen aún más con la irrupción por sorpresa de la policía.

Vive como quieras es una película hermosa, tan hermosa como seria y tan seria como divertida. Ese es el talento de Capra, aunar de manera casi mágica la reflexión y la comedia sin que nada chirríe ni desentone. El mensaje es claro: la gente debería intentar ser feliz en esta vida haciendo lo que verdaderamente desea. Por el contrario, aquellos cuya ambición y el deseo de éxito y dinero son los motores de su vida corren el riesgo de perder lo que en verdad importa: el cariño y la amistad de cuantos los rodean. Y si bien la manera en que Capra nos cuenta este hermoso cuento no deja de ser un tanto ingenua y simple, lo hace con tal maestría y tan sinceramente que no puede dejar de resultar conmovedor.

Para ello cuenta con un reparto impresionante, con el genial Lionel Barrymore y Edward Arnold (villano también en Caballero sin espada y Juan Nadie) al frente, secundados por el maravilloso James Stewart, un fijo para Capra, y una encantadora Jean Arthur junto a un elenco de secundarios que componen un maravilloso grupo de seres alegres y entrañables de los que desearíamos poder formar parte.

Además Capra domina los resortes de la narración como nadie y sabe tocar la fibra sensible en los momentos claves a base de pequeños detalles, como el cuadro de "Hogar dulce hogar", aparentemente inofensivo pero que al final cobra un protagonismo sencillo y muy eficaz. La parte seria de la película contiene también escenas muy hermosas, como la conversación de Barrymore con su nieta en la que le habla de su abuela, realmente emotiva, o aquella en que vemos la soledad de Edward Arnold, sumido en un mar de dudas y con el pequeño detalle de una armónica que juega un papel también bastante importante como instrumento para que sigamos el hilo de sus pensamientos. Sin embargo, Vive como quieras no deja de ser, esencialmente, una comedia y aquí vemos el talento de Capra para desarrollar las situaciones cómicas de manera brillante y siempre encajando perfectamente en la historia. Algunas secuencias están realmente logradas, como la visita de los padres de Tony a la casa de Alice y en especial aquellas escenas en las que interviene el personaje del ruso Kolenkhov, interpretado de manera genial por Mischa Auer, que aporta alguno de los mejores momentos cómicos de la película.

En definitiva, Vive como quieras es una grandísima película, de esas que te hacen ver el mundo de manera más amable, que abren una ventana a la esperanza, un film optimista y alegre que nos sacude un poco la conciencia recordándonos algunas cosas que de tan elementales solemos olvidar fácilmente, hasta que a veces es demasiado tarde.

El film ganó el Oscar a la mejor película y al mejor director.

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