El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 1 de junio de 2010

Erin Brockovich


Basada en hechos reales, Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000) nos cuenta la vida de una madre divorciada y sin trabajo que tiene que hacer frente a la dura tarea de sacar adelante a sus hijos. A base de determinación, y a pesar de no tener estudios, consigue trabajo con un abogado. Al principio, las cosas no son sencillas y su fuerte carácter la hará enfrentarse a sus compañeras de despacho y a su jefe. Hasta que un día comienza a investigar el caso de unos residentes en un determinado lugar afectados todos de graves enfermedades por lo que cree es la culpa de una gran compañía que está contaminando el agua de la zona.

Película de corte social creada para el lucimiento de Julia Roberts. Ella es la auténtica estrella de la cinta y la verdad es que su trabajo es notable y obtuvo un Oscar por él. Pero no sería justo olvidarnos de Albert Finney, en el papel de jefe de Erin, que está realmente espléndido, a la altura y quizá algo más de Julia Roberts, y que llena la pantalla cada vez que aparece.

Sobre el film en sí, pues no es que sea una gran película. Incluso en algunos momentos puede resultar algo floja de ritmo, tal vez por el deseo de ser lo más exacta en cuanto a la reconstrucción de los hechos. También cae en algunos tópicos, sobre todo a la hora de retratar a los "malos" de la historia. Pero en general resulta una historia edificante y amena, muy del estilo del "hazte a ti mismo" de los americanos.

Quizá yo me quedaría con la extraña y entrañable historia de amor que nace entre Erin y el motorista (Aaron Eckhart), que no deja de ser algo anexo a la trama principal, pero que me resulta más emotiva y más sorprendente que la lucha contra la compañía contaminadora, que no deja de ser bastante predecible.

Como detalle simpático, decir que la verdadera Erin Brockovich hace una breve aparición como la camarera que atiende a Julia y sus hijos.

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