El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 1 de junio de 2010

Algunos hombres buenos



Dirección: Rob Reiner
Guión: Aaron Sorkin
Música: Marc Shaiman
Fotografía: Robert Richardson
Reparto: Tom Cruise, Demi Moore, Jack Nicholson, Kevin Pollak, Wolfgang Bodison, Kevin Bacon, Kiefer Sutherland

Tienen algo las películas de juicios que gusta a casi todo el mundo. El duelo entre abogado y fiscal, que el cine ha sabido utilizar como un duelo entre el bueno y el malo, suele dar mucho juego. Algunos hombres buenos (1992) reúne la trama judicial con la militar para construir una historia interesante dentro de un envoltorio impecable.

En la base norteamericana en Guantánamo (Cuba) un marine sufre un castigo disciplinario, conocido como "código rojo", que está terminantemente prohibido, a causa del cuál muere. Los dos compañeros que se lo aplicaron son acusados de asesinato y se les asigna como abogado defensor a un joven teniente, Daniel Kaffee (Tom Cruise), muy brillante pero que no parece tomarse su trabajo muy en serio.

Todo en esta película está pensado y ejecutado para triunfar. Tenemos, por un lado, un buen argumento, con una trama lo suficientemente atractiva para mantenernos interesados y expectantes ante lo que puede suceder y más cuando poco a poco se van cerrando las puertas y parece que la defensa se queda sin bazas justo en el peor momento. Reiner, hábilmente, dedica la primera parte a presentarnos a los contendientes, con unas caracterizaciones bien definidas para dejar para el final el meollo del asunto y el enfrentamiento cara a cara entre los dos pesos pesados del film: Tom Cruise y Jack Nicholson. Si el primero no termina de convencerme, hay que reconocer que en este caso está bastante más correcto de lo que en él suele ser habitual. En cuanto a Nicholson, también está más convincente y menos exagerado que otras veces. Demi Moore, sin embargo, no pasa de ser una bonita presencia que no termina de convencerme. El resto del reparto, bastante bien, tanto Kiefer Sutherland, magistral en su papel de marine radical, como Kevin Pollak y Kevin Bacon, así como los marines acusados, James Marshall y Wolfgang Bodison, que hacen una buena interpretación.

Reiner, además, sabe mantener el ritmo sin problemas, dosificando la tensión hasta el final, en que echa el resto para el momento clave que todos estábamos esperando y que no defrauda, pues a parte de estar correctamente preparado y resuelto, la presencia de Nicholson, imponente y rotundo, le da un dramatismo muy eficaz a la escena.

El problema de Algunos hombre buenos es que es un film tan bien realizado como frío. Todo está construido de manera precisa, pero muy vista ya. Los personajes son como prototipos y no resultan ni convincentes ni demasiado creíbles. Tom Cruise y Demi Moore son demasiado listos, demasiado guapos y demasiado pijos para emocionarnos hasta el punto que nos impliquemos en sus problemas. Si a ello añadimos que desde el comienzo se adivina un final feliz para los protagonistas, completamos el cuadro de un film sin sorpresas y sin genialidad.

Tampoco el mensaje de este tipo de films, que aunque critiquen algunos aspectos del estamento militar (o más bien, algunas manzanas podridas dentro de una institución gloriosa), terminan siempre por constituir una alabanza en toda regla del ejército como reducto de hombres valientes, entregados y honorables, resulta muy novedoso ni muy convincente y tiene un tufillo que no va demasiado bien con los tiempos que corren. El mensaje final, en boca del soldado Dawson, es un tanto excesivo.

Aún así, si no le pedimos demasiado y pasamos por alto estos detalles paramilitaristas, Algunos hombres buenos resulta un film correcto, bien realizado y con una trama interesante que nos mantendrá entretenidos.

Nominada para cuatro Oscars, incluido uno para Jack Nicholson como mejor secundario, la película no se llevó ninguno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario