El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 7 de febrero de 2023

Algo más que un jefe



Dirección: Paul Weitz.

Guión: Paul Weitz.

Música: Stephen Trask.

Fotografía: Remi Adefarasin.

Reparto: Dennis Quaid, Topher Grace, Scarlett Johansson, Marg Helgenberger, David Paymer, Clark Gregg, Philip Baker Hall, Frankie Faison, Ty Burrell, Selma Blair, Malcom McDowell.

Cuando la multinacional Globecom compra la revista Sports America, todos los empleados ven peligrar sus puestos de trabajo, incluido Dan Foreman (Dennis Quaid), el jefe de ventas de publicidad.

Algo más que un jefe (2004) es una comedia sobre el mundo de las altas finanzas que refleja la precariedad del mundo laboral en Estados Unidos. El tema es interesante y ofrece un gran campo de acción. Desgraciadamente, Paul Weitz no acaba de dar en el blanco.

La sensación genial viendo Algo más que un jefe es la de un film que amaga con acertar en sus diversas tramas pero termina fallando casi todos los golpes.

Por un lado, la película intenta ser una crítica del mundo impersonal y terriblemente competitivo de las altas finanzas, donde las personas no cuentan como tales, sino solamente sus resultados. El dibujo que ofrece es desolador, aunque por alguna curiosa razón el dibujo no tiene fuerza y aunque en esencia es verídico, no termina de resultar tan conmovedor como debiera. Asistimos a los despidos con cierta frialdad, sin conmovernos, sin implicarnos, casi como si lo que viéramos no fuera del todo real.

Y lo mismo sucede con el romance entre Alex (Scarlett Johansson), la hija de Dan, y Carter (Topare Grace), el jefe de éste. Las premisas son interesantes, Scarlett Johansson rebosa atractivo, pero su historia con Carter carece de fuerza y la reacción de Dan cuando se entera de ello resulta infantil y exagerada, no es creíble. Como tampoco convence la ruptura de Alex con Carter, tan insustancial como su relación.

Esta falta de convicción en lo que se cuenta termina por convertir el film en algo pesado, frío, sin nervio, porque el tono de comedia tampoco cala; si la parte dramática carece de intensidad, la parte de comedia está aún menos lograda.

Pero lo peor de todo es el desenlace, que me parece un cúmulo de despropósitos sin otra aparente justificación que brindar un final bienintencionado donde, milagrosamente, la honradez de Dan, su sentido común y el anteponer los principios a las cifras de ventas se ven recompensados. Parece más bien una especie de moraleja de cuento de niños que el reflejo de una realidad. Nadie puede creerse que Dan consiga recuperar su antiguo puesto de trabajo después de cuestionar al gran jefe (Malcom McDowell) delante de sus empleados, ni que los malos reciban su castigo por obedecer a su jefe. Resulta todo tan absurdamente artificial como para tomarlo en serio, incluso en una comedia. 

Eso sí, atención a la banda sonora, donde se percibe un buen gusto muy raro de encontrar últimamente. Fue lo más reseñable y hermoso de un film ñoño y fallido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario