Dirección: Mark Waters.
Guión: Peter Tolan y Leslie Dixon (Novela: Marc Levy).
Música: Rolfe Kent.
Fotografía: Daryn Okada.
Reparto: Reese Witherspoon, Mark Ruffalo, Donal Logue, Dina Waters, Ben Shenkman, Ivana Milicevic, Caroline Aaron, Rosalin Chao, Ron Canada, Willie Garson, Jon Heder.
David (Mark Ruffalo), tras buscar sin éxito un piso que le guste, encuentra finalmente un precioso apartamento, el único problema es que un día se encuentra en el salón con Elizabeth (Reese Witherspoon) que afirma que ese es su piso.
Comedia romántica con un toque fantástico que nos recuerda a historias como El fantasma y la señora Muir (Joseph L. Mankiewicz, 1947), lo que exige cierta complicidad por nuestra parte para aceptar la premisa sobre la que gira la comedia, lo cuál resulta bastante sencillo, pues ese mínimo detalle en realidad es secundario en cuanto al verdadero sentido de la historia: desarrollar un romance que enganche al público y le deje un agradable sabor de boca, pues en el fondo es evidente que siempre preferimos un final reconfortante.
La clave en este tipo de propuestas es hacer que las piezas resulten atractivas y el drama sea lo bastante intenso como para atraparnos. Y a pesar de las buenas intenciones de Mark Waters hay algo que no termina de funcionar como debiera.
Para empezar, mientras el personaje de Elizabeth está bien definido, una joven doctora tan entregada a su trabajo que no tiene vida personal, el de David permanece en las sombras hasta bien entrada la película. Se opta por esta opción para crear cierto misterio sobre su soledad y su vida entregado a la bebida sin contacto con nadie. Pero considero que habría sido mejor para el desarrollo que se hubiera dedicado un tiempo al comienzo de la cinta a explicar su pérdida personal, con lo que habríamos empatizado más con él.
Es interesante el recurso de la desconexión de Elizabeth, en coma durante tres meses, lo que supondría su muerte física y la de su fantasma. Es un detalle básico para crear el conflicto que permita el climax final y como elemento dramático funciona perfectamente. Para algunos podría ser además una especie de denuncia sobre la eutanasia, pero me parece llevar un poco lejos un recurso que está ahí simplemente porque es necesario para el desenlace correcto de la historia.
También la pareja protagonista encaja muy bien, pues tanto Reese Witherspoon como Mark Ruffalo encarnan con solvencia sus personajes y resultan lo suficientemente atractivos para que empaticemos fácilmente con ellos.
Pero en general, creo que a la historia le faltan cosas; por ejemplo, más intensidad en la manera de desarrollar el enamoramiento de los protagonistas, pues el guión dedica más tiempo a sus disputas iniciales y a intentar averiguar después quién es Elizabeth que al verdadero romance y también se pierde a veces en detalles innecesarios, como el de la vecinita (Ivana Milicevic) empeñada en acostarse con David, que parece un añadido sin mucho sentido y que no termina de encajar con la historia. En cambio, el personaje del empleado de la librería experto en fenómenos extraños (Jon Heder) podía dar más juego del que finalmente se le saca, como se había demostrado muy bien en Ghost. Más allá del amor (Jerry Zucker, 1990) con el personaje de Oda Mae (Whoopi Goldberg).
Y el desenlace tampoco me acabó de convencer, empalagoso en exceso y que denota un desesperado y algo teatral intento final por conmovernos a toda costa, pero ello se consigue con un buen planteamiento a lo largo de toda la película.
Ojalá fuera cierto termina resultando una comedia discreta, no tan eficaz como hubiera podido ser de haberse enfocado todo de otra manera. Se deja ver con agrado gracias al trabajo de los dos protagonistas y a que este tipo de historias resultan gratificantes, pero se queda por detrás de las mejores cintas de corte parecido.
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