El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 27 de febrero de 2023

La excavación



Dirección: Simon Stone.

Guión: Moira Buffini (Novela: John Preston).

Música: Stefan Gregory.

Fotografía: Mike Eley.

Reparto: Carey Mulligan, Ralph Fiennes, Lily James, Johnny Flynn, Ben Chaplin, Ken Stott, Archie Barnes, Monica Dolan, Eamon Farren, Paul Ready, Peter McDonald. 

En 1939, la señora Edith Pretty (Carey Mulligan) contrata al excavador y arqueólogo aficionado Basil Brown (Ralph Fiennes) para que excave unos túmulos en su finca de Sutton Hoo, convencida de que pueden esconder algún tesoro.

La excavación (2021) ha sido todo un descubrimiento, una de esas rarezas en medio de la filmografía actual que nos reconcilian con el arte cinematográfico.

Lo primero que llama la atención de La excavación es un ritmo pausado y un estilo a la hora de contar los acontecimientos: delicado, cuidadoso con los detalles, original pero sin resultar estridente o pedante. Simon Stone es simplemente elegante y demuestra un gusto exquisito a la hora de plasmar en imágenes una historia casi banal que se aleja de los caminos más conocidos. Casi nada de lo que sucede es predecible y cuando podemos anticiparnos a algo, el resultado es siempre original, nunca algo rutinario o vulgar. 

Basada en hechos reales, el descubrimiento de un barco funerario y su tesoro pertenecientes al siglo VI d.C., La excavación es un relato sobre la vida y la muerte, el deseo de perpetuarse en la memoria y al mismo tiempo de aprovechar el tiempo que nos ha tocado vivir, efímero, frágil y lleno de amenazas, algunas cercanas, como la enfermedad, o más distantes, como la amenaza de una guerra. Y todo ello mostrado a base de detalles, porque el gran acierto de La excavación, su originalidad, estriba en que todo se cuenta a base de indicios, de miradas, de pequeños desencuentros, de sueños y de sufrimientos que se desvelan sin estridencias, casualmente, de puntillas.

Así conocemos la grave enfermedad de la señora Pretty y asistimos a su lento declinar; así comprendemos la homosexualidad reprimida del señor Piggot (Ben Chaplin) y porqué no puede hacer feliz a su esposa Peggy (Lily James), que se sentirá atraída por Rory (Johnny Flynn), del que adivinamos que se ha enamorado de ella simplemente por su mirada y unas fotografías.

Es una hermosa manera de contar las cosas, como si nos introdujésemos de puntillas en la vida de esas personas, observándolos a través de una rendija. Maravilloso.

Además, tanto la música como la fotografía que acompañan al relato son preciosas, convirtiendo la experiencia en un placer para los sentidos, que se recrean en unos paisajes muy bellos, a veces remarcados por preciosas nieblas, que en manos menos inteligentes podrían resultar pretenciosos, pero que Simon Stone convierte en poéticas imágenes que acompañan este relato preciso y sobrio, intimista y profundo sobre la naturaleza humana que nunca resulta excesivo o artificioso.

Es cierto, no obstante, que la duración de la película puede resultar excesiva para muchos espectadores. Es una tendencia muy acusada en los últimos años, cuando no creo que para contar una gran historia sea necesario alargarla con más y más minutos, es solo cuestión de saber aprovechar el tiempo. En este caso, la experiencia es tan gratificante que la duración tampoco es un problema muy importante, pero sí que algunos momentos podrían haberse acortado sin afectar para nada al resultado final, sino que incluso podían mejorarlo algo.

Con un reparto que funciona de maravilla, del primero al último, y unos diálogos de una genuina agudeza, a los que no estamos ya muy habituados para nuestra desgracia, La excavación es un film maravilloso, sencillo, tranquilo y entrañable.

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