Dirección: Charles Frend.
Guión: Janet Green y Robert Barr (Libro: Robert Barr).
Música: Gerbrand Schürmann.
Fotografía: Gordon Dines (B&W).
Reparto: Jack Hawkins, John Stratton, Dorothy Alison, Geoffrey Keen, Ursula Howells, Newton Blick, Sydney Tafler, Ralph Truman, Maureen Delany, Michael Brooke.
Una noche salta la alarma en las oficinas de la compañía Long Acre, pero cuando llega la policía a investigar el vigilante nocturno niega haber visto nada sospechoso. Al día siguiente, sin embargo, se descubre que han robado el dinero de la caja fuerte.
Interesante película de la productora Ealing Studios, famosa sobre todo por sus comedias, que retrata con detalle el trabajo de la policía para atrapar a un astuto ladrón.
Lo que caracteriza a The Long Arm (1956) es sobre todo su precisión. Desdeñando un enfoque más espectacular, el guión se centra en mostrar con todo detalle el largo y laborioso trabajo de la policía explorando pistas, comprobando datos, interrogando a sospechosos, tirando de cualquier hilo, por insignificante que parezca, hasta encauzar la investigación. Es un trabajo a veces poco brillante, que requiere paciencia y muchas horas de dedicación, a veces sin una certeza de que se sigue la pista correcta.
Pero además de este enfoque tan interesante, donde la productora contó con el asesoramiento de la propia policía, lo que asegura la verosimilitud de lo contado, el argumento pone en pie una trama muy inteligente planificada al detalle por los ladrones, de manera que además de disfrutar de la labor policial nos asombramos con la maestría de los delincuentes. Gracias a un guión perfecto, todas las piezas encajan con precisión y esto es lo que marca la diferencia entre un film apasionante frente a otros chapuceros que buscan más la sorpresa a toda costa.
Pero además contamos con el buen trabajo de Charles Frend que sabe dotar de agilidad a una historia que no es básicamente espectacular, sino que refleja un trabajo rutinario y meticuloso por parte de la policía, lo que podría motivar un cierto aburrimiento por parte del espectador. No es así por la soltura del director y la habilidad de ir alternando la investigación con detalles de la vida personal del protagonista, el superintendente Halliday (Jack Hawkins), donde destaca la bonita relación con su hijo Tony (Michael Brooke), fascinado por el trabajo de su padre, idealizado por sus ojos infantiles.
Otro detalle que ayuda mucho a la historia son los pequeños detalles de humor que jalonan la película, desde personajes secundarios singulares a diálogos inspirados y que contribuyen también a aligerar la trama policial.
Con un reparto eficaz de actores no muy conocidos, salvo Jack Hawkins, The Long Arm es una película muy interesante y realmente amena que confirma que una propuesta modesta si está bien realizada puede ser un admirable vehículo de entretenimiento.
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