El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 8 de octubre de 2023

Día de lluvia en Nueva York



Dirección: Woody Allen.

Guión: Woody Allen.

Fotografía: Vittorio Storaro. 

Reparto: Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law, Diego Luna, Live Schreiber, Annaleigh Ashford, Kelly Rohrbach, Rebecca Hall, Cherry Jones, Will Rogers.

Cuando su novia Ashleigh (Elle Fanning) le cuenta a Gatsby (Timothée Chalamet) que tiene que ir a Nueva York para entrevistar a un director de cine, el joven planea un fin de semana especial para disfrutar con ella. Sin embargo, nada saldrá como Gatsby había planeado.

Cada nueva película de Woody Allen es para mí como un día de fiesta. Es verdad que no todas me gustan por igual y también hay que reconocer que el director está lejos en la actualidad del genio de su primera etapa. Sin embargo, el mérito es que ha sabido asentar su estilo, esa manera tan personal de contar historias, a veces más agudas, otras más graciosas. Lo genuino es que siempre nos deja una sonrisa, una secuencia que sorprende, un actor que destaca.

En Día de lluvia en Nueva York (2019) Allen nos ofrece una historia de desamor llena de encanto donde una vez más la ciudad de Nueva York es protagonista, en esta ocasión separando a los novios en una serie de sucesos imprevistos que arruinan los planes de Gatsby pero que, por otro lado, contribuyen a poner en orden su vida: la relación con su madre (Cherry Jones) da un giro radical en una secuencia realmente sorprendente y muy original; Gatsby comprende que Ashleigh y él no tienen futuro juntos e incluso toma la decisión de dejar la universidad e intentar averiguar qué quiere hacer de su vida. Y todo por un fin de semana en Nueva York.

Woody Allen nuevamente demuestra su facilidad como narrador y nos lleva de la mano por las experiencias de esta pareja de novios. Ashleigh se verá engullida por el mundo del cine, con sus personajes paranoicos, egoístas, mentirosos y tremendamente atractivos. Ella a su vez es un soplo de aire fresco para ellos, que la convierten por unas horas en su diosa o en su musa. Y para la joven provinciana será imposible resistir la tentación y no duda en renunciar a su novio mientras se deja llevar, entre soñadora e inocente. Y sinceramente, Elle Fanning resulta realmente maravillosa dando vida a la joven y ambiciosa periodista que vende su alma por un reportaje, pero con tal encanto que es casi imposible reprocharle nada.

Pero si he de quedarme con un personaje ese sería el de Shannon, la hermana pequeña de una antigua novia de Gatsby que éste se encuentra en la ciudad. Interpretada por una bellísima Selena Gomez, Shanon es un derroche de inteligencia, frescura y mala leche, con las mejores frases de la película. Cada vez que aparece en pantalla la historia gana en agilidad y réplicas ingeniosas.

En cambio Timothée Chalamet me dejó bastante más indiferente, con ese aire apático, casi como si actuara con cierta desgana. La verdad es que me hizo añorar esas películas en las que Woody Allen encarnaba el personaje principal. Lógicamente en este caso ya no tendría sentido, pero Chamalet no logró ni de lejos hacerme olvidar al Woody Allen actor.

Día de lluvia en Nueva York peca quizá de cierta falta de profundidad en las historias que aborda y tampoco toca los temas habituales del director, como el judaísmo o la muerte. Es otro tipo de historia, más cotidiana, sin pretensiones de trascendencia o instrucción. Es algo mucho más natural y cercano. Es una sencilla historia sobre el amor, un relato de búsqueda, de tropiezos, de decisiones, confidencias, de perder y de ganar. No tiene más valor que el que le queramos dar, más belleza de la que le encontremos nosotros mismos. Para mí, es un nuevo regalo de este director.

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