El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 27 de octubre de 2023

La calle del adiós



Dirección: Peter Hyams.

Guión: Peter Hyams.

Música: John Barry.

Fotografía: David Watkin.

Reparto: Harrison Ford, Lesley-Anne Down, Christopher Plummer, Alec McCowen, Richard Masur, Michael Sacks, Max Wall, Keith Buckley, Patsy Kensit, Sherrie Hewson.  

Durante un permiso en Londres, el teniente Halloran (Harrison Ford) conoce a Margaret (Lesley-Anne Down), una hermosa mujer de la que se enamora.

La calle del adiós (1979) es un cuidado drama romántico en el marco de la Segunda Guerra Mundial y si bien Peter Hyams intenta construir una historia conmovedora, el intento no es que le salga del todo bien.

La película tiene dos partes claramente diferenciadas. En la primera presenciamos el amor que surge entre el piloto americano y la bella Margaret, una mujer casada que sin embargo no se siente del todo realizada en su matrimonio con Paul (Christopher Plummer), un buen hombre pero un tanto aburrido. En cambio, ella ve en Halloran al hombre de sus sueños y aún sabiendo lo precaria de la situación no puede evitar enamorarse locamente de él.

En esta parte, a pesar de los intentos del guión de transmitirnos la pasión que arrasa a los amantes, el tono no deja de ser un tanto frío como para hacernos sentir ese ardor. Tal vez se deba a la ausencia de unos diálogos más inspirados, por lo que ni la música preciosista y acaramelada de John Barry consigue conmovernos. Incluso algunas escenas no están del todo bien resueltas por el director, al que se le nota que le falta talento para pasar de una bonita exposición a un relato apasionante.

No ayuda tampoco mucho la presencia de Harrison Ford, que nunca se caracterizó por ser un gran actor, si bien con los años fue ganando algo de aplomo, pero aquí, en los comienzos de su carrera, no destaca especialmente como amante apasionado.

En la segunda parte la historia da un giro con la misión de Paul en territorio francés y la improbable y curiosa coincidencia que le lleva a compartir peligros con el mismísimo amante de su mujer. De nuevo, Peter Hyams muestra más voluntad que acierto y aunque esta parte no carece de acción, peligros y la incertidumbre del desenlace, otra vez comprobamos la poca pericia del director para contagiarnos la emoción que quiere reflejar. Lo que se hace muy evidente en la escena en que Margaret y Halloran se reencuentran tras la misión y que vuelve a resultar bastante fría a pesar de las lágrimas de Lesley-Anne Down.

Es una pena que el director no pudiera o no supiera darle más vida a una bonita historia que tenía todos los ingredientes para dar lugar a un film mucho más conmovedor.

A pesar de todo lo comentado La calle del adiós no es una mala película. La historia de amor perfecto que viven los protagonistas resulta siempre emocionante, hay incertidumbre sobre la suerte de la misión y la película es agradable de ver, pero falta pasión a la hora de contarla y la sensación general que tenemos es de una película escasa de medios y de talento.

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