Dirección: Jim Sheridan.
Guión: Terry George y Jim Sheridan (Novela: Gerry Conlon).
Música: Trevor Jones.
Fotografía: Peter Biziou.
Reparto: Daniel Day-Lewis, Pete Postlethwaite, Emma Thompson, John Lynch, Corin Redgrave, Beatie Edney, John Benfield, Paterson Joseph, Marie Jones, Gerard McSorley, Frank Harper, Mark Sheppard, Don Baker.
Tras un atentado del IRA en Londres, Gerry Condon (Daniel Day-Lewis) y tres amigos son detenidos y acusados de ser los autores del mismo.
Se dice con frecuencia que la realidad supera a la ficción. En el nombre del padre (1993) sin duda tenemos un buen ejemplo, pues de no contar hechos reales uno tendería a pensar en una historia manipulada. Cuesta creer que unos policías puedan ocultar pruebas condenando a cuatro inocentes y sus familiares sabiendo que todos ellos eran inocentes.
La razón podría ser el odio hacia ellos por ser irlandeses motivado por la guerra que se libraba entre el IRA y el Reino Unido. O podría pensarse simplemente que buscaban unos culpables para salir airosos ante la opinión pública por la rápida resolución de un caso extremadamente doloroso. Queda sin embargo una cuestión importante por resolver: la condena de esos inocentes dejaba en libertad a los verdaderos terroristas. Con una injusticia se comenten dos errores gravísimos.
Pero el enfoque de Sheridan no busca dramatizar en exceso unos hechos ya de por sí terribles. Su exposición es dura, pero libre de interpretaciones. No quiere adoctrinar, sino exponer una situación terrible, las consecuencias de la lucha en Irlanda del Norte, el odio, las víctimas inocentes, la pérdida de la justicia y de la ética.
Solamente con esto, En el nombre del padre estaría ya más que justificada como película de denuncia. Pero Jim Sheridan nos ofrece mucho más. Es como un tronco del que brotan muchas ramas, todas importantes, conmovedoras.
Por un lado, tenemos la evolución personal de Gerry, un atolondrado e irresponsable muchacho enfrentado a su padre que sacaba su rabia con pequeños robos. La dolorosa experiencia que vivirá lo irá transformando poco a poco hasta convertirlo en un hombre. Y en esa evolución tiene mucho que ver la estrecha convivencia forzada en la cárcel con su padre (Pete Postlethwaite). Es otra de las ramas del árbol donde se van sacando a la luz los traumas de una difícil relación entre ambos desde la infancia de Gerry, que siempre echó de menos tener más apoyo por parte de su padre, un buen hombre que sin embargo no supo educar a su hijo.
Pero si el relato es directo y sincero, mucho tenemos que agradecer su eficacia al ejemplar trabajo de Daniel Day-Lewis, un actor con un talento natural impresionante, y de Pete Postlethwaite. Una pareja de actores que llenan la pantalla con un trabajo sin adornos pero lleno de convicción, naturalidad y precisión. Lástima que la presencia de Emma Thompson, otra actriz excepcional, se limite a muchos menos minutos de los deseables, pues con ella completamos un reparto protagonista de lujo.
En el nombre del padre posee la profundidad necesaria para transcender el mero relato de unos hechos históricos y nos mete de lleno en una tela de araña sobre las relaciones familiares, las consecuencias de vivir en un estado de guerra constante, el importancia de la verdad, la necesidad de no perder los valores fundamentales, la compasión, la traición, la desesperación, la fe... En definitiva, una película sobre el hombre y todo lo que ello implica.
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