El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 15 de febrero de 2024

Alarma nuclear



Dirección: John Woo.

Guión: Graham Yost.

Música: Hans Zimmer.

Fotografía: Peter Levy.

Reparto: John Travolta, Christian Slater, Samantha Mathis, Delroy Lindo, Frank Whaley, Bob Gunton, Howie Long, Jack Thompson, Kurtwood Smith. 

Durante un vuelo de prueba con dos cabezas nucleares, el mayor Deakins (John Travolta) se libra de su compañero, el capitán Riley Hale (Christian Slater), y roba las bombas.

Cualquier película, incluso las infantiles, funcionarán bastante bien si cuentan con un buen guión. A lo mejor el resto es frágil, pero una historia bien escrita es el pilar fundamental para que la película tenga alma. Alarma nuclear (1996) carece de un guión sólido y por ahí muestra sus carencias desde el principio. 

La idea de robar dos cabezas nucleares resulta ya un tanto peregrina, hay que hacer un esfuerzo para intentar asumir que es probable, pero ya es un handicap que no se arregla con una historia que no tiene prácticamente nada más en sus entrañas. Se puede argumentar que estamos ante un film que solo pretende entretener, un film de acción pura y dura sin más. Pero incluso siendo así, no está de más amueblarlo un poco, darle cierta profundidad. Hay producciones similares que funcionan mucho mejor precisamente por tener cierto cuidado con los detalles. Aquí se pasan casi todo por alto y el resultado es un film demasiado esquemático, incluso para una película de acción.

Deakins es presentado como un loco, con eso parece ser suficiente para justificar sus actos. Su compañero Hale es débil, punto. La única moraleja que parece contener Alarma nuclear es que, en situaciones límite, el ser humano saca fuerzas de donde no hay y así Hale logra superar sus limitaciones y vencer a Deakins. Para que el mensaje quede muy claro, y además simétrico, la pelea inicial se cuadra con la del final, cerrando el círculo con unas imágenes tan infantiles como predecibles.

Hay muchas películas que se esfuerzan en cuadrar y explicarlo todo de manera exhaustiva, a veces pecando en exceso. En Alarma nuclear sucede lo contrario. Se da tan poca importancia al argumento que el guión ni se molesta en dar muchas explicaciones y mucho menos en  aclarar nada. Hasta la "obligatoria" presencia de la chica, Samantha Mathis, no da lugar a ni una sola escena de amor ni de complicidad siquiera entre ella y Hale. Todo está enfocado exclusivamente a la acción. 

Y en las escenas de acción, John Woo muestra su debilidad por una puesta en escena muy teatral, con Hale disparando a dos manos mientras vuela por los aires, que no aporta precisamente mucha credibilidad a las secuencias de tiroteos, que quedan como vistosas coreografías imposibles más que como algo realmente convincente; pero incluso algunos enfrentamientos llegan a parecer sencillamente chapuceros. Hasta la espectacular explosión final resulta tan exagerada que casi funciona mejor como parodia que como algo serio.

La única nota positiva es la presencia de John Travolta, que empezaba a recomponer su carrera tras un bajón de varios años y que, a pesar de encarnar a un personaje muy básico, consigue darle cierta fuerza. Algo que falla con Christian Slater, bastante menos convincente.

Alarma nuclear es cine de usar y tirar. No tiene nada en sus entrañas y queda reducido a la mínima expresión.  

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