El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 23 de febrero de 2024

Pandorum



Dirección: Christian Alvart.

Guión: Travis Milloy (Historia: Travis Milloy y Christian Alvart).

Música: Michl Britsch.

Fotografía: Wedigo von Schulzendorff.

Reparto: Ben Foster, Dennis Quaid, Antje Traue, Cung Le, Cam Gigandet, Eddie Rouse, André Hennicke, Norman Reedus.

El Teniente Payton (Dennis Quaid) y el Cabo Bower (Ben Foster), miembros de la tripulación de la nave Elysium, enviada para colonizar el remoto planeta Tanis, despiertan de su hibernación con grandes lapsus de memoria, pero comprueban que algo ha fallado en la misión y que su nave parece gravemente dañada.

Pandorum (2009) es un film alemán de ciencia ficción en su vertiente más terrorífica. El planteamiento es sencillo: los dos protagonistas despiertan para comprobar que algo ha fallado en su misión y además la nave sufre de una grave avería que podría causar el colapso total. Para añadir algo más de emoción a la fórmula, el teniente y el cabo sufren de amnesia por la larga hibernación, lo que aumenta su indefensión. Cuando intentan averiguar qué ha pasado, descubrirán que unos seres carnívoros campan a sus anchas por la nave, matando a los supervivientes que encuentran a su paso.

Con estos elementos y un argumento sencillo pero que funciona bastante bien, Alvart consigue crear un ambiente bastante opresivo que nos atrapa por la precaria situación de los protagonistas, expuestos a un enemigo terrible y mucho más numeroso y más fuerte. El estar atrapados en la nave añade ese plus de claustrofobia que le sienta realmente bien a la trama. Las escenas de acción están resueltas con eficacia, con momentos bastante desagradables, aunque sin que el director se cebe en exceso en los detalles sangrientos.

Es en la parte más tranquila del relato, donde se desarrollan el argumento y las relaciones entre los distintos personajes que van surgiendo en la nave, donde el guión se muestra más endeble. No es que tenga grandes fallos, pero se nota que todo está enfocado a la acción y se pierde la oportunidad de dotar a los personajes de algo más de calado humano.

Es verdad también que a veces tenemos la impresión de que la historia no da para mucho más y el director se limita a alargar algunas situaciones, pero son episodios muy contados que es cierto que no benefician el desarrollo, pero tampoco son un lastre insalvable.

Sin embargo, el fallo más llamativo viene del intento de enredar innecesariamente el argumento con alusiones a posibles episodios de locura fruto de los efectos de la hibernación, que no llegan a definirse claramente hasta llegar al desenlace, donde el guión es incapaz de ceñirse a un camino sencillo y busca retorcer las cosas con giros rocambolescos que nunca llegan a funcionar de manera coherente, sino como simples trucos para intentar culminar la historia con lo que los guionistas debieron pensar que era un giro sorprendente. La verdad, no hacía falta llevar las cosas tan lejos y se vuelve a demostrar que lo sencillo suele ser lo más conveniente.

De todas manera, Pandorum funciona correctamente como película de intriga y tensión. Tal vez lo menos convincente es el aire de seriedad y trascendencia que se le quiere dar a un film de este tipo, pues al final no deja de ser un mero pasatiempo sin más, y ahí debería haberse quedado.

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