El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 2 de febrero de 2024

El secreto de la isla



Dirección: Nick Murphy.

Guión: Bill Gallagher. 

Música: Daniel Pemberton.

Fotografía: George Richmond.

Reparto: Paul Bettany, Stephen Graham, Mark Strong, Brian Cox, Naomi Battrick, Ben Crompton, Natasha Little, Zoë Tapper.

Una niña aparece brutalmente asesinada y las sospechas pronto recaen en Jason Buleigh (Ben Crompton), un tipo extraño con antecedentes penales por exhibicionismo. 

El secreto de la isla (2012) es un largometraje que tiene su origen en Conviction, una serie de la BBC de 2004 escrita por el guionista de esta, Bill Gallagher.

El comienzo de la historia parece que nos va a conducir por el típico film policial centrado en la búsqueda del asesino, pero muy pronto el guión nos muestra su juego, que no es otro que construir un drama en torno a la culpa y los remordimientos, aderezado con un transfondo familiar complejo.

El protagonista es Joe Fairburn (Paul Bettany), un policía duro que no tiene inconveniente en utilizar métodos expeditivos para resolver los casos. Joe está marcado por la figura de su padre, Lanny (Brian Cox), policía retirado con alzhéimer y que se había caracterizado por un carácter fuerte que imponía miedo y respeto a partes iguales.

Joe también ha heredado esa violencia que estalla cuando intenta arrancarle una confesión por la fuerza a Jason Buleigh, llegando a matarlo de un fuerte golpe. Su consuelo es que después de todo Jason era un asesino y ha pagado por su atroz crimen. Con ello intenta consolarse y también convencer a su hermano Chrissie (Stephen Graham), también policía pero mucho más blando que Joe, bajo el que ha vivido cobijado y protegido.

El problema vendrá cuando se encuentre al verdadero asesino de la niña, con lo que ambos hermanos empezarán a sufrir, cada uno a su manera, los remordimientos por su crimen injustificado y equivocado. Chrissie, por lealtad hacia su hermano, intentará aguantar todo lo que pueda, mientras que Joe empieza a beber en exceso mientras el fantasma de Jason lo atormentará sin tregua.

Sinceramente, me parece que las intenciones de El secreto de la isla son magníficas, buscando ofrecernos una visión bastante cruda de los remordimientos y hasta dónde pueden llevarnos. Al mismo tiempo, con la figura del padre enfermo, el guión también se adentra en la ineludible influencia de los genes y la educación en la personalidad y el carácter de los hijos. 

El problema es que Nick Murphy acaba dando más peso a la puesta en escena, con un ritmo lento y la preferencia de insinuar las cosas en lugar de profundizar en ellas. Lo que consigue es un film muy personal pero que no llega al fondo de los temas abordados. Incluso cae en una repetición de situaciones que se prolonga demasiado, cayendo en momentos en que se instala cierto aburrimiento al no avanzar la historia como debiera.

El resultado es un film con muchas posibilidades pero al que el director no logra sacar todo lo que lleva dentro. Hay que reconocer la originalidad del planteamiento y que la historia ofrece interesantes elementos de reflexión, pero sin llegar a plasmarlos con la eficacia deseable.

Lo mejor, sin duda, el reparto, con un gran trabajo de Paul Bettany, el veterano Brian Cox y el siempre sólido Mark Strong.  

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