El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 6 de febrero de 2024

Top Gun: Maverick



Dirección: Joseph Kosinski.

Guión: Ehren Kruger, Eric Warren Singer y Christopher McQuarrie.

Música: Harold Faltermeyer, Lady Gaga, Hans Zimmer.

Fotografía: Claudio Miranda.

Reparto: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Glen Powell, Lewis Pullman, Charles Parnell, Bashir Salahuddin, Monica Barbaro, Jay Ellis, Danny Ramirez, Val Kilmer, Ed Harris.  

Pete "Maverick" Mitchell (Tom Cruise) es piloto de pruebas de la Marina estadounidense, pero ante una difícil misión lo nombran instructor de los pilotos encargados de llevarla a cabo, por lo que regresa a Top Gun más treinta años después de su formación en la academia. 

Más alto, más rápido, más fuerte, el lema de los Juegos Olímpicos sirve perfectamente para establecer una rápida comparación entre esta cinta y su predecesora, Top Gun (Tony Scott, 1986). Si la cinta de los ochenta era bastante espectacular, y llena de tópicos, Kosinski echa toda la carne en el asador para ofrecer un espectáculo mayúsculo, aunque escasamente original en su argumento.

La verdad es que el cine de acción contemporáneo nos tiene ya acostumbrados a escenas de una espectacularidad increíble, de ahí el mérito de Kosinski al lograr sorprendernos con unas secuencias de vuelos impresionantes, de las que te dejan sin aliento. A nivel de espectáculo, todo está ahí, incluso la parafernalia de las motos, coches, cazadoras, gafas de sol y demostraciones de hombría que ya habían marcado la primera entrega. Es verdad que todo resulta demasiado perfecto y estudiado, pero no deja de ser un vistoso envoltorio y eso también cuenta en el resultado final.

Quizá lo más interesante de la película es que ahora sí que el guión se toma su tiempo para ahondar en los personajes principales. Maverick ya no solo es un piloto arrogante, sino que muestra su dolor por la pérdida de su compañero "Goose" años atrás y es mucho más frágil a nivel personal y sentimental. Es un enfoque que aporta profundidad al personaje y lo hace más cercano y humano, más allá del prototipo. Su relación con Penny (Jennifer Connelly) también aporta un lado romántico y tierno a la historia, aunque podría haberse desarrollado algo mejor, pero resulta que el enfoque es otro: estamos ante un film de acción, heroísmo y épica y en ello se centra principalmente el argumento.

Y es justo en esta vertiente donde el guión patina, lamentablemente. Porque quiere llevar las cosas al límite, demasiado al límite, creando una misión imposible, haciendo que Maverick participe en ella, como no podía ser de otra manera, y llevando también hasta lo imposible la relación entre Maverick y "Rooster" (Miles Teller) con unos sacrificios y actos heroicos que rozan lo increíble. 

Y es que en ese esfuerzo por lo mejor, el desenlace de Top Gun: Maverick, de tan forzado, llega a empañar los méritos de la cinta, convirtiendo los minutos finales en un cúmulo de tópicos vergonzosos, enfatizados por la típica banda sonora que realza el momento de emoción, que sonrojan a cualquiera. Entiendo que se opte por el final feliz, pero no hacía falta que fuera tan empalagoso. 

Pero incluso con esa tendencia perfeccionista y dramática tan poco lograda, el espectáculo resulta abrumador. No es un film profundo, no es un film que suene a auténtico, pero como producto de consumo su nivel de producción resulta de muy alto nivel. La pena, como suele pasar demasiado a menudo, es que el guión sea de un nivel de escuela infantil.  

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