Dirección: Lee Tamahori.
Guión: Neal Purvis y Robert Wade.
Música: David Arnold.
Fotografía: David Tattersall.
Reparto: Pierce Brosnan, Halle Berry, Toby Stephens, Rosamund Pike, Rick Yune, Kenneth Tsang, Judi Dench, John Cleese, Will Yun Lee, Emilio Echevarría, Michael Madsen, Madonna.
James Bond (Pierce Brosnan) es traicionado cuando está en una misión en Corea del Norte, siendo encarcelado. Al fin, cuando es liberado, intentará descubrir la identidad del delator.
Muere otro día (2002) reúne todos los tópicos de la serie de James Bond dentro de un paquete espectacular y lujoso. Sin embargo, el resultado puede considerarse de los menos atractivos de la saga.
Es verdad que quienes van a ver una cinta de James Bond esperan disfrutar de los elementos característicos de la serie: un agente infalible, frío y sarcástico, con un atractivo incuestionable con las mujeres, unos malos con unas ambiciones desmesuradas y escenas de acción a la última.
Y todo eso es lo que nos ofrece Muere otro día, pero se diría que elaborado de un modo automático, siguiendo siempre el camino más trillado y sin una pizca de originalidad. Ésta parece reservarse para llevar a límites inverosímiles los inventos puestos al servicio de Bond, como un coche que se vuelve invisible, o tratamientos que pueden cambiar por completo el aspecto de un hombre.
La verdad es que siempre los argumentos de la serie eran un poco fantásticos, pero conservaban cierta cordura. Aquí parece que los guionistas se han ido por el camino del más difícil todavía, llevando las cosas a un punto que es imposible seguir con cierto interés tal cúmulo de ocurrencias. Si a ello le sumamos que las escenas de acción, con ser espectaculares, tampoco escapan de esa obsesión por llevarlas al imposible, tenemos una cinta que es mero artificio y pirotecnia sin nada realmente novedoso ni mínimamente convincente.
Baste un detalle para ver la profundidad de la historia, Muere otro día es más recordado por la aparición de Halle Berry en bikini, emulando la mítica secuencia de Agente 007 contra el Dr. No (Terence Young, 1962), con Ursula Andress en su bikini blanco.
Junto a ella, debut en el cine de Rosamund Pike, otra belleza al servicio de 007, interpretado por un Pierce Brosnan que cumple en cuanto a presencia atractiva y elegante, pero que tiene algo de crueldad en su mirada que no cuadra del todo con la figura arquetípica de Bond. Está claro que no llega a la altura de Sean Connery y tampoco a la de Daniel Craig.
Muere otro día demuestra que no se puede ir con el piñón fijo; por mucho que la saga esté muy encorsetada, sin una pizca de talento e ingenio se llega a callejones sin salida como éste.
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