El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 27 de febrero de 2024

El beso del dragón



Dirección: Chris Nahon.

Guión: Luc Besson y Robert Mark Kamen (Historia: Jet Li).

Música: Craig Armstrong.

Fotografía: Thierry Arbogast.

Reparto: Jet Li, Bridget Fonda, Tchéky Karyo, Ric Young, Burt Kwouk, Max Ryan, Laurence Ashley, Cyril Raffaelli, Didier Azoulay, Isabelle Duhauvelle.

Con la misión de detener a un traficante chino y su cliente en Francia, la policía china envía al agente Liu Jian (Jet Li) a París para colaborar con el inspector Richard (Tchéky Karyo).

No vamos a encontrar en la historia de El beso del dragón (2001) nada especialmente imaginativo. Estamos ante un típico film de acción basado en las artes marciales con un argumento sobre tráfico de drogas, corrupción policial, prostitución y la relación entre el héroe y una prostituta que, sin llegar a convertirse abiertamente en un romance, aporta las notas necesarias y agradecidas de ternura a la colección de peleas que dominan casi por entero la cinta.

La figura de la historia es Jet Li, un luchador que está a medio camino entre Bruce Lee, por fisonomía y sobriedad interpretativa, y Jackie Chan, por ese estilo de lucha especialmente atlética y que utiliza los recursos a su alcance como ayuda o armas eventuales. Es un estilo un tanto teatral y poco realista, pero aporta ese espectáculo en las coreografías de lucha que tan bien queda en la pantalla. Yo prefiero algo menos circense, pero hemos de reconocer que Chris Nahon consigue unos resultados en esas escenas muy atractivos.

Otro punto importante es la presencia de Tchéky Karyo en la piel del malvado inspector de policía que intenta desesperadamente acabar con Liu Jian. La caracterización del inspector como un tipo sin escrúpulos realmente peligroso y sanguinario es perfecta para la trama y Tchéky Karyo consigue convertir al personaje en alguien especialmente odioso y malvado.

El argumento en sí tampoco desmerece en absoluto. Es verdad que la historia no es muy original y algunos momentos resultan un tanto increíbles, pero teniendo en cuenta que de lo que se trata es de fijar las bases para las múltiples peripecias del protagonista, hay que convenir que al menos el trabajo de los guionistas es minucioso y además se toman su tiempo para ofrecernos escenas de transición interesantes donde se va perfilando con buen gusto y acierto la relación entre el agente chino y la prostituta. 

Es verdad también que el guión no es capaz de evitar caer en ciertos tópicos, más evidentes en el personaje de Bridget Fonda, que además se intenta edulcorar un poco al principio cuando se muestra reticente a entrar en el juego de seducir al mafioso chino. No son detalles trascendentes, pero sí que denotan un intento de "proteger " al personaje y que no la veamos como una mujer sin principios, de ahí también su negativa a drogarse.

Lo mejor de El beso del dragón es que, a pesar de su trama predecible, ciertos detalles inverosímiles y su enfoque a un consumo fácil, consigue equilibrar su finalidad principal con un cuidado en los personajes, de manera que a parte de la acción pura y dura, tenemos un conjunto de detalles que arropan perfectamente la historia, que termina funcionando bastante bien. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario