Dirección: Hans Petter Moland.
Guión: Frank Baldwin.
Música: George Fenton.
Fotografía: Philip Øgaard.
Reparto: Liam Neeson, Tom Bateman, Emmy Rossum, Tom Jackson, Julia Jones, Laura Dern, John Doman, Domenick Lombardozzi, William Forsythe.
Nelson Coxman (Liam Neeson) es un honrado y respetado trabajador. Su tranquila vida sin embargo dará un vuelco cuando su hijo aparece muerto por sobredosis.
Es curioso ver cómo Liam Neeson se ha especializado en films de acción, muchos de ellos con la palabra venganza en el título. Hay muchos casos parecidos, Tom Cruise, Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger ..., en principio no hay nada malo, salvo que tus películas terminen siendo casi una copia una de otra, con pequeñas variantes. Y eso es lo que parece que vamos a encontrarnos en Venganza bajo cero (2019), cuya primera parte resulta bastante insípida, dando ganas de dejar de verla.
Sin embargo, aquí viene la sorpresa, conforme avanza la historia empieza a cambiar lo que era un film anodino y progresivamente nos desvela su lado más gamberro, con un humor muy bien llevado, inteligente, y detalles del guión que te van sorprendiendo y descolocando por inesperados y originales. Por ejemplo, los dos matones homosexuales, que han de esconder su amor en medio de un ambiente de mafiosos violentos, o la esposa (Julia Jones) capaz de mantener a raya a su bravucón ex marido, el Vikingo (Tom Bateman), nada menos que el jefe de una banda de traficantes, personaje realmente curioso, con una imaginativa mezcla de sádico y niño grande, tan peligroso como ridículo.
No solamente estos detalles convierten esta historia tan vulgar en cuanto a argumento en un film sorprendente, sino que nos mantiene totalmente despistados de por dónde pueden ir los tiros, añadiendo ese plus de incertidumbre que nos mantendrá pegados a la pantalla hasta el simpático, rocambolesco y sorprendente final, donde hasta el último segundo no dejará de asombrarnos.
La película es un remake del film noruego Uno tras otro (2014) que también había dirigido Hans Petter Moland, lo que no deja de ser otra curiosidad más.
Lo que resulta bastante evidente en Venganza bajo cero son algunos detalles que nos recuerdan a Fargo (Joel Coen, 1996), como su ambientación en la nieve, la figura de la policía local (Emmy Rossum) y ese humor medio macabro, medio surrealista. Eso sí, el director aquí se muestra más contenido y no se ensaña con las escenas violentas; es más, muchas de las muertes ni se llegan a ver, lo que pareció un detalle muy elegante y la prueba de que añadir sangre por el mero placer de resultar macabro al final no sirve para gran cosa, en términos narrativos.
Venganza bajo cero termina por resultar un pasatiempo bastante simpático y original. No deja de ser un film menor, sin grandes aspiraciones, pero hemos de aplaudir que haya sabido salirse de los discursos más trillados y ofrecernos algo diferente dentro del género.
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