El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 13 de febrero de 2024

Payback



Dirección: Brian Helgeland.

Guión: Brian Helgeland y Terry Hayes (Novela: Richard Stark, seudónimo de Donald E. Westlake).

Música: Chris Boardman.

Fotografía: Ericson Core.

Reparto: Mel Gibson, Gregg Henry, Maria Bello, David Paymer, Bill Duke, Deborah Kara Unger, John Glover, William Devane, Lucy Liu, Jack Conley, Kris Kristofferson, James Coburn.  

Tras un atraco, Porter (Mel Gibson) es traicionado por su socio Val (Gregg Henry) y su propia esposa (Deborah Kara Unger), que lo dejan mal herido dándolo por muerto. 

Brian Helgeland, el brillante guionista de L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997), debuta como director con este remake de A quemarropa (John Boorman, 1967) y consigue un film irregular, pero con una personalidad propia muy interesante y ciertas sorpresas realmente estimulantes.

En principio, Payback (1999) tiene la apariencia de un film más de acción con el motivo de la venganza como eje del discurso, lo que no parece demasiado prometedor, pues films de ese corte hay muchos y, por el comienzo, Payback no resulta especialmente atractivo. De hecho, tal vez el principal reproche que se le puede hacer a la cinta es que transmite un aire algo cutre, en muchos momentos huele a platós y decorados baratos. 

Sin embargo, en cuanto la historia se va adentrando en materia es cuando empieza a desvelar su verdadero juego, que no es otro que ofrecer un enfoque realmente original y divertido de un argumento muy básico, pero trabajado con mimo.

Por un lado, el guión está repleto de detalles cómicos muy logrados que además están tan bien integrados que no rompen el tono violento de la historia, lo que a veces sucede cuando el guión tira abiertamente hacia la comedia. Aquí no es el caso, Payback no pierde su esencia de film violento, pero está repleto de detalles que nos deparan sorpresas muy inteligentes y momentos realmente logrados. 

Parte de ello también reside en la curiosa perfilación de los personajes, que tienen como dos caras: su lado más oscuro y otra faceta entre inocente, patética o ridícula, según el personaje y la situación. Val, por ejemplo, se mueve entre la crueldad de un psicópata y la debilidad de un sumiso a nivel sexual, pero incluso en su relación con Porter se muestra entre amenazador y pelotillero, con una ingenuidad ridícula. Otro rufián, Stegman (David Paymer), es otro de los personajes irremplazables de la cinta: un aspirante a tipo duro que en realidad resulta casi cómico.

Pero si hay un personaje realmente genial es de la hermosa Lucy Liu, que aparece en los créditos como Lucy Alexis Liu, una prostituta a la que le va el sado y que nos ofrece los mejores momentos de la película, con unos diálogos maravillosos. Diálogos que no se limitan solamente a este personaje y que además están bastante logrados, sin caer ni una sola vez en el chiste fácil, lo que no deja de tener mucho mérito.

Incluso Porter, con responder en general a la imagen de tipo duro que solemos ver en este tipo de películas, tiene también un lado ingenuo, con momentos en que se muestra un tanto torpe, cayendo en algunas trampas de manera algo infantil, con lo que de nuevo volvemos a comprobar que el guión siempre busca salirse de los caminos más sencillos. 

Y ahí reside el encanto de Payback, que sabe sobreponerse a una puesta en escena muy básica pero que muestra que sus verdaderas armas son otras: talento para aportar toques personales e inteligentes a una historia muy vista.

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