Dirección: Roy William Neill.
Guión: Bertram Millhauser (Novelas: Arthur Conan Doyle).
Música: Paul Dessau.
Fotografía: Virgil Miller (B&W).
Reparto: Basil Rathbone, Nigel Bruce, Hilary Brooke, Henry Daniell, Paul Cavanagh, Matthew Boulton, Eve Amber, Sally Shepherd.
Cuando la policía de Scotland Yard no encuentra ninguna pista que le ayude a resolver una serie de asesinatos de mujeres a las que se les amputa un dedo, decide pedir ayuda a Sherlock Holmes (Basil Rathbone).
De nuevo Basil Rathbone y Nigel Bruce bajo las órdenes de Roy William Neill en una nueva adaptación de la obra de Conan Doyle al cine. Es la decimoprimera película de la serie protagonizada por ambos actores.
Se trata de una versión de serie B, con una evidente economía de medios que se refleja tanto en la puesta en escena como en la sencillez del planteamiento. Sin embargo, William Neill suple en esta ocasión las limitaciones con un más que atractivo misterio.
Gracias precisamente a la sencillez con que se aborda El caso de los dedos cortados (1945) se evitan rodeos o presentaciones superfluas y desde el primer minuto nos vemos inmersos en la intriga: tres mujeres asesinadas y ninguna pista que pueda guiar las investigaciones. El comienzo, por lo tanto, es directo y sin duda plantea un caso más que intrigante.
A partir de ese momento, Roy William Neill sigue directo al grano, permitiéndose solamente algunos detalles ligeros, centrados principalmente en la figura del doctor Watson (Nigel Bruce), que aflojen un poco la tensión y ayuden a dar un contrapunto al desarrollo de la historia. La pena es que, desde mi punto de vista, se cargan un poco las tintas en la simpleza de Watson, lo que no termina de convencerme, si bien, siendo sincero, tampoco perjudica para nada a la historia.
El único inconveniente serio que encuentro en El caso de los dedos cortados es que las buenas expectativas que nos deparaba el inicio de la película, con el atractivo de un caso en apariencia muy complicado, no se ven satisfechas del todo con la resolución del mismo. El desenlace me pareció un tanto precipitado y demasiado sencillo. Holmes afirma sentirse perdido, sin lograr avanzar en la resolución del caso como a él le gustaría y, de repente, se presenta el culpable, privándonos de una investigación más profunda por parte del detective. Es cierto que el final está muy bien planteado y hace brillar una vez más el talento de Holmes, pero no deja de parecerme que no está a la misma altura que las expectativas creadas en el comienzo de la historia.
Sigo pensando que Basil Rathbone es uno de los mejores Sherlock Holmes del cine, no solamente por un físico que coincide con la imagen que podemos hacernos del detective, sino también por su elegancia y una determinación evidente. Y todo ello sin resultar pedante en absoluto.
Con El caso de los dedos cortados no podemos ni debemos esperarnos un gran film. Tampoco se hizo con esa pretensión. La idea, supongo, era proporcionar un rato de entrenamiento sencillo y creo que cumple con ese cometido muy aceptablemente. Es una película modesta, pero hecha con esmero, dentro de las posibilidades, y con un planteamiento honesto, sin trucos ni engaños. Juega sus cartas acertadamente y, además, es de esas películas a las que el paso del tiempo les añade un cierto encanto por ese toque casi artesanal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario