El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 9 de junio de 2022

Sherlock Holmes y la voz del terror



Dirección: John Rawlins.

Guión: Lynn Riggs y John Bright (Historia: Arthur Conan Doyle).

Música: Frank Skinner.

Fotografía: Woody Bredell (W&B).

Reparto: Basil Rathbone, Nigel Bruce, Evelyn Ankers, Henry Daniell, Thomas Gomez, Reginald Denny, Montagu Love. 

En plena Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi intenta sembrar el pánico entre la población británica por medio de La voz del terror, que se dedica a anunciar los atentados y ataques que los nazis realizan en suelo inglés. Incapaces de detener esas emisiones, el Consejo de Seguridad del Reino Unido recurre a Sherlock Holmes.

Basada libremente en el relato de Conan Doyle titulado Su último saludo en el escenario, Sherlock Holmes y la voz del terror (1942) es la tercera película de la serie interpretada por Basil Rathbone y Nigel Bruce como Holmes y Watson respectivamente y es además la primera de la Universal. Las dos primeras películas, El perro de los Baskerville (Sidney Lanfield) y Las Aventuras de Sherlock Holmes (Alfred L. Werker), ambas de 1939, se hicieron bajo el sello de la 20th Century Fox, pero al renunciar ésta a seguir produciendo más películas, la Universal tomó el relevo. La primera consecuencia fue que las historias pasaron a ambientarse en la época en que se rodaban, lo que suponía un ahorro de costes y además, como es en este caso, servían como propaganda de guerra para levantar la moral de los aliados en contra del dominio nazi.

Esta función propagandística en realidad no le sienta demasiado bien a la película. Es cierto que la investigación de Sherlock Holmes cuenta con suficientes alicientes para mantener el interés del espectador, en parte porque se adivina la presencia de un traidor en el bando británico y la espera para desvelar su identidad nos mantiene interesados en las andanzas del detective. 

Pero también es evidente que el desarrollo no es uniforme y algunas escenas, algo repetitivas, como las visitas de Holmes al Consejo de Seguridad, rompen el ritmo y lastran un poco el desarrollo del film. Además, algunas escenas están resueltas de manera un tanto simple o incluso inverosímil. Por ejemplo, el discurso de Kitty (Evelyn Ankers) en la taberna solicitando ayuda de los bajos fondos para encontrar el significado de la última palabra pronunciada por su marido antes de morir o también la escena final, cuando los prisioneros alemanes y las autoridades británicas, sentadas estas últimas obedientemente, escuchan las explicaciones de Holmes. El resultado es un film que no está a la altura de las mejores películas de esta serie.

Basil Rathbone me sigue pareciendo el mejor Sherlock Holmes del cine, pero es verdad que en esta ocasión, quizá por la debilidad de la historia, parece un poco menos convincente que en otras películas. Incluso la figura de Watson queda relegada a un muy segundo plano, con mucho menos protagonismo que en otras entregas. 

El uso de decorados y maquetas intenta paliar de alguna manera las limitaciones presupuestarias y aunque hoy en día saltan a la vista por su simplicidad, no me parece este el punto más frágil de la producción. Incluso, con el paso del tiempo, se ven estos recursos con cierta benevolencia y añaden un cierto encanto a la cinta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario