El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 25 de junio de 2022

Más fuerte que el orgullo



Dirección: Robert Z. Leonard.

Guión: Aldous Huxley y Jane Murfin (Novela: Jane Austen).

Música: Herbert Stothart.

Fotografía: Karl Freund (B&W).

Reparto: Greer Garson, Laurence Olivier, Mary Boland, Edna May Oliver, Maureen O'Sullivan, Ann Rutherford, Frieda Inescort, Edmund Gwenn, Karen Morley, Heather Angel, Melville Cooper.

La llegada a la vecindad de dos jóvenes adinerados y solteros despierta el más vivo interés de la señora Bennet (Mary Boland), madre de cinco hijas en edad de casarse.

Versión made in Hollywood de la conocida novela Orgullo y prejuicio de Jane Austen que tiene el honor de ser la primera adaptación al cine de una obra de la escritora.

El guión se decanta decididamente por un tratamiento cómico de la historia y, sinceramente, tengo mis dudas de si es la decisión más conveniente. Sobre todo porque se cargan en exceso las tintas en muchas situaciones y con bastantes personajes, llegando incluso a momentos en que se llega al ridículo, a una caricaturización a todas luces desmedida. Puede que sea fruto de la época en que se realizó la cinta, 1940, pero tengo mis dudas. Más bien parece que se debe a un intento de incidir en el aspecto cómico pero sin la necesaria mesura.

En todo caso, pasando por alto ese detalle, el siguiente inconveniente que encuentro es que, a pesar de la duración de la película, de casi dos horas, el argumento no me pareció que profundizara demasiado en los aspectos más importantes. Hay situaciones que, desde mi punto de vista, habrían necesitado de mayor dedicación, mientras que el director se recrea a veces en escenas más intrascendentes. Tal vez se deba también a la evidente complicación a la hora de llevar al cine novelas de cierta densidad y la obligación de acomodarlas a un ritmo, detalles y duración adecuadas al nuevo medio.

En todo caso, la puesta en escena me pareció excelente, con un gusto exquisito en el vestuario y los decorados. También los diálogos, en especial entre Elizabeth (Greer Garson) y el señor Darcy (Laurence Olivier), están muy bien cuidados y derrochan ingenio y elegancia. La relación amor-odio entre ambos, que es el eje de la película, está aceptablemente bien plasmada, aunque se podría haber profundizado algo más, especialmente en la personalidad del señor Darcy, que no queda todo lo bien dibujada que hubiera deseado; queda claro que le resultan algo vulgares ciertos detalles de las personas de clases inferiores, pero su atracción hacia Elizabeth se da por hecha sin más aclaraciones. En cambio, Elizabeth está más definida: se entiende que le coja cierta animadversión al señor Darcy por sus comentarios despectivos hacia las clases inferiores, aunque de todos modos no podrá dejar de sentirse atraída hacia él. A pesar de lo cuál, los mejores momentos de la película, tanto cómicos como dramáticos, tienen lugar en las escenas de ambos, en especial la muy divertida del tiro con arco.

A destacar sin duda el reparto, con un magnífico Laurence Olivier que dignifica cualquier papel que le asignen. Es de los pocos que no caen en el exceso. Greer Garson casi está a su altura, aunque en algunos momentos no logra evitar ciertos rasgos caricaturescos. El resto del reparto me pareció más que correcto y si en algunos personajes se llega a la sobreactuación me parece más por imperativos del guión, limitándose los actores a seguir las pautas lo mejor posible.

Más fuerte que el orgullo, a pesar de que no me parece un film redondo, es una producción muy bien diseñada y cuidada en todos sus detalles. Si somos capaces de aceptar ese humor a veces algo caricaturesco, podremos disfrutar de una comedia romántica muy agradable que, de paso, retrata con cierta acidez las costumbres, clases sociales y el papel de las mujeres en el siglo XIX.

La película se llevó un Oscar a la mejor dirección artística.

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