Dirección: Roy William Neill.
Guión: Leonard Lee (Historia: Arthur Conan Doyle).
Música: Edgar Fairchild.
Fotografía: Paul Ivano (B&W).
Reparto: Basil Rathbone, Nigel Bruce, Marjorie Riordan, John Abbott, Martin Kosleck, Gerald Hamer, Rosalind Ivan, Morton Lowry, Leslie Vincent, Rex Evans, Wee Willie Davis, Frederick Worlock.
Tras el asesinato del rey de Rovenia, el primer ministro de ese país (Frederic Worlock) le pide a Sherlock Holmes (Basil Rathbone) que escolte al joven príncipe Nicolás (Leslie Vincent) de regreso a Rovenia, protegiéndolo de posibles atentados.
Película decimosegunda de las catorce películas ambientadas en las obras de Conan Doyle interpretadas por Basil Rathbone y Nigel Bruce, de las que Roy William Neill dirigió las once últimas. Se trata de producciones modestas, pero con cierto encanto.
En esta ocasión, tras un comienzo prometedor, con una original manera de concertar una entrevista con Sherlock Holmes por parte de las autoridades de Rovenia, Persecución en Argel (1945) empieza un lento declive en cuanto intensidad que, por desgracia, dura hasta el mismo desenlace, cuya originalidad afortunadamente nos deja un buen sabor de boca.
Sin embargo, da la impresión de que las limitaciones del guión impiden que la intensidad de la trama pueda mantenerse más allá de momentos puntuales. Todo el viaje en barco, que es la parte más importante de la historia, es en realidad lo más flojo del film. William Neill intenta mantener cierta tensión, pero es evidente que el material con el que cuenta no da para mucho. Por eso se intenta sembrar dudas sobre las intenciones de diversos pasajeros del barco, aunque tampoco es un recurso que ayude demasiado. Y también así se explican los momentos musicales que debe intercalar para que la cinta tenga una duración aceptable y que son más un estorbo que otra cosa.
No ayuda para nada tampoco el que se descubra en seguida la identidad de los tres hombres encargados de matar al príncipe, lo que nos deja sin una necesaria dosis de intriga. Todo se reduce, entonces, al juego de amenazas e indirectas entre Holmes y esos asesinos, sin que ello aporte nada de especial relevancia.
Por lo tanto, toda la parte central de Persecución en Argel es bastante floja, lo que convierte a esta película en muy poco interesante e incluso, pese a su corta duración, hay momentos en que se hace un tanto aburrida.
Lo mejor, sin duda, Basil Rathbone, que da vida de manera muy sobria a Sherlock Holmes. Especialmente me convence que no es un Holmes pedante, sino que su personaje es amable, elegante y desprende una seguridad en sí mismo muy natural y nada prepotente. Sin embargo, el doctor Watson de Nigel Bruce me parece demasiado torpe. El cargar un poco las tintas para hacer de Watson un personaje más simpático no me convence del todo; incluso me cuesta entender la confianza de Sherlock en él, pues adivinamos enseguida que no es un personaje resolutivo, sino que más bien puede complicarle las cosas al detective sin querer.
Persecución en Argel se queda pues en un pasatiempo sin demasiado interés, salvo para los entusiastas de Sherlock Holmes.
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