Dirección: David Lean.
Guión: David Lean, Ronald Neame y Anthony Havelock-Allan (Obra: Noël Coward).
Música: Richard Addinsell.
Fotografía: Ronald Neame.
Reparto: Rex Harrison, Constance Cummings, Kay Hammond, Margaret Rutherford, Hugh Wakefield, Joyce Carey, Jacqueline Clarke.
Preparando una nueva novela, Charles Condomine (Rex Harrison) invita a cenar a Madame Arcati (Margaret Rutherford), una médium. Fruto de la sesión de espiritismo, la difunta primera esposa de Charles, Elvira (Kay Hammond), se le aparece.
A partir de una obra de teatro de Noël Coward, David Lean construye una disparatada comedia de un humor realmente muy negro.
Sorprende la naturalidad con que guión introduce el tema de los espíritus. Ya el comienzo nos previene que, aunque de adultos nos volvamos bastante escépticos sobre fenómenos extraños, esto es un error tremendo.
A partir de ahí, se despliega un duelo conyugal entre Charles y sus dos esposas: la difunta Elvira y la muy viva Ruth (Constance Cummings), que pasa de la incredulidad cuando su marido afirma poder ver y oír a Elvira al hartazgo de tener que compartir casa y marido con ese espíritu.
La clave de la comedia es pues ese triángulo matrimonial que acaba con las buenas maneras, la cortesía y las mentiras piadosas. La presencia de Elvira saca a relucir el mal carácter de Ruth y la propia Elvira, a su vez, confesará lo poco contenta que era en su matrimonio con Charles, llegando a admitir que le había sido infiel.
Pero, a pesar de todo, Elvira sigue sintiendo un curioso afecto hacia Charles, hasta el punto, como adivina Ruth, de planificar su muerte para hacer que se reúna con ella definitivamente en el más allá. Por desgracia, su plan sale mal y la que fallece es Ruth. Ahora, Charles deberá convivir con los dos espíritus.
Un espíritu burlón (1945) se sirve pues de esta surrealista presencia de espíritus para analizar el tema del matrimonio y las relaciones de hombres y mujeres con un ácido sentido del humor. No es, de todos modos, una película que nos haga reír abiertamente, sino más bien un entretenimiento curioso. Le falta algo de chispa o incluso algo más de desinhibición para poder alcanzar mejores registros cómicos.
Lo que sí que tenemos es un reparto bastante eficaz. Rex Harrison está perfecto dando vida al esposo que va pasando por distintos estados de ánimo ante la aparición del fantasma de Elvira, sin perder su compostura natural. Constance Cummings y Kay Hammond, especialmente la segunda, tampoco desentonan en absoluto. Pero es Margaret Rutherford la que destaca sin duda por encima de todos. Sin duda le ayuda mucho que su personaje sea el más interesante y el que aporta la única nota de locura, de chispa al relato. Suyos son los mejores diálogos, con frases realmente ingeniosas. La pena es que no sea ella la que lleve el peso de la historia, ya que cada aparición suya revitaliza poderosamente el relato.
Curiosamente, en 1947, Rex Harrison será el que interprete a un fantasma en la deliciosa El fantasma y la señora Muir (Joseph Leo Mankiewicz), que recomiendo especialmente.
La película ganó un Oscar por los efectos especiales que, aún a día de hoy, se mantienen muy dignamente en pie.
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