El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 12 de junio de 2022

Sherlock Holmes desafía a la muerte


Dirección: Roy William Neill.

Guión: Bertram Millhauser (Historia: Arthur Conan Doyle).

Música: Hans J. Salter y Frank Skinner.

Fotografía: Charles Van Enger (B&W).

Reparto: Basil Rathbone, Nigel Bruce, Dennis Hoey, Arthur Margetson, Hillary Brooke, Halliwell Hobbes, Minna Phillips, Milburn Stone, Frederick Worlock, Gavin Muir, Mary Gordon.

El doctor Watson (Nigel Bruce) se encuentra en la siniestra mansión Musgrave, habilitada por sus propietarios como lugar de recuperación y descanso de soldados afectados por traumas de guerra. Cuando su ayudante, el doctor Sexton (Arthur Margetson), es atacado con un cuchillo, Watson pide ayuda a su amigo Sherlock Holmes (Basil Rathbone).

Sherlock Holmes desafía la muerte (1943), basada libremente en el relato El ritual de los Musgrave, de Conan Doyle, es la sexta entrega de la serie protagonizada por Basil Rathbone como Sherlock Homes y Nigel Bruce como el doctor Watson.

De nuevo la acción se traslada a mediados del siglo XX, con el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial, si bien en esta ocasión este detalle de la guerra es absolutamente secundario y la intriga no se centra en temas políticos, como en las tres películas anteriores, sino que es una mera investigación criminal.

La película empieza con un tono misterioso, cercano al terror, sobre el pasado de la mansión Musgrave y las historias sobre espectros que se cuentan sobre ella. Sin embargo, ese ambiente misterioso perderá enseguida protagonismo y, aunque la trama transcurra íntegramente en la mansión, el tema de los espectros no volverá a aparecer. Es una pena, pues el tono de misterio cercano al terror es un elemento que suele añadir un punto de emoción e interés a este tipo de historias. En su lugar, Holmes deberá descubrir a la persona que asesinará a Geoffrey Musgrave (Frederick Worlock) primero y a su hermano Phillip (Gavin Muir) después.

La clave del misterio parece estar en un ritual familiar que se repite desde generaciones tras la muerte de un Musgrave. Aparentemente sin sentido, Holmes sin embargo se percata de su importancia y descubre que se refiere al juego del ajedrez. Este detalle, si bien resulta muy ingenioso, en realidad, de la manera en que se desvela su significado, termina siendo menos intrigante de lo que aparentaba. Es uno de los puntos débiles de la serie, donde las limitaciones de presupuesto provocan a veces resoluciones de los misterios algo precipitadas y un tanto simples. 

Sin embargo, si asumimos que estamos ante una película de limitadas aspiraciones, rodada además en una época en que todo era mucho más elemental y sencillo, inocente incluso, podremos disfrutar de esa sencillez como algo con innegable encanto. Salvando las distancias, sería como cuando disfrutábamos de niño con cuentos infantiles. Hoy en día no nos causarían la misma impresión, pero en nuestra infancia nos proporcionaban momentos genuinamente intensos. Si logramos contemplar este tipo de cine con una mirada libre de prejuicios, creo que el resultado será muy gratificante.

Pero incluso dentro de la sencillez del planteamiento, el desenlace no deja de ser ingenioso, poniendo de manifiesto de nuevo la gran astucia de Sherlock Holmes que, pareciendo perdido, siempre guarda un as en la manga con el que no cuentan los malvados de turno y, a menudo, hasta el propio espectador.

La frase final de Holmes, presente en otras entregas de la serie, vuelve a incidir en la esperanza de un mundo mejor, donde los hombres se ayuden mutuamente y desaparezcan las injusticias y las diferencias sociales. Aunque no termine de casar del todo con el argumento, era la nota de esperanza que se añadía para que la gente que estaba sufriendo los desastres de la Segunda Guerra Mundial tuviera fe en el futuro, una vez terminado el conflicto.

Además, podemos disfrutar con el mejor Sherlock Holmes del cine: Basil Rathbone, perfecto tanto por su apariencia física como por la energía y determinación con que encarga al detective. Nigel Bruce también es un actor idóneo para el rol que se le asigna al doctor Watson, encargado de aportar el punto cómico a la historia a base de torpeza y cierta ingenuidad.

Por lo tanto, en la línea con todas las películas de esta entrañable serie, Sherlock Holmes desafía a la muerte nos proporciona una vez más un excelente pasatiempo, con misterio, crímenes y el gran detective haciendo gala de su inteligencia superior. Un film muy ameno, que se pasa en un suspiro y con ese encanto que le proporciona, visto en la actualidad, esa sencillez de planteamiento y ejecución. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario