Guión: Bertram Millhauser (Historia: Arthur Conan Doyle).
Música: Hans J. Salter y Frank Skinner.
Fotografía: Charles Van Enger (B&W).
Reparto: Basil Rathbone, Nigel Bruce, Dennis Hoey, Arthur Margetson, Hillary Brooke, Halliwell Hobbes, Minna Phillips, Milburn Stone, Frederick Worlock, Gavin Muir, Mary Gordon.
El doctor Watson (Nigel Bruce) se encuentra en la siniestra mansión Musgrave, habilitada por sus propietarios como lugar de recuperación y descanso de soldados afectados por traumas de guerra. Cuando su ayudante, el doctor Sexton (Arthur Margetson), es atacado con un cuchillo, Watson pide ayuda a su amigo Sherlock Holmes (Basil Rathbone).
Sherlock Holmes desafía la muerte (1943), basada libremente en el relato El ritual de los Musgrave, de Conan Doyle, es la sexta entrega de la serie protagonizada por Basil Rathbone como Sherlock Homes y Nigel Bruce como el doctor Watson.
De nuevo la acción se traslada a mediados del siglo XX, con el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial, si bien en esta ocasión este detalle de la guerra es absolutamente secundario y la intriga no se centra en temas políticos, como en las tres películas anteriores, sino que es una mera investigación criminal.
La película empieza con un tono misterioso, cercano al terror, sobre el pasado de la mansión Musgrave y las historias sobre espectros que se cuentan sobre ella. Sin embargo, ese ambiente misterioso perderá enseguida protagonismo y, aunque la trama transcurra íntegramente en la mansión, el tema de los espectros no volverá a aparecer. Es una pena, pues el tono de misterio cercano al terror es un elemento que suele añadir un punto de emoción e interés a este tipo de historias. En su lugar, Holmes deberá descubrir a la persona que asesinará a Geoffrey Musgrave (Frederick Worlock) primero y a su hermano Phillip (Gavin Muir) después.
La clave del misterio parece estar en un ritual familiar que se repite desde generaciones tras la muerte de un Musgrave. Aparentemente sin sentido, Holmes sin embargo se percata de su importancia y descubre que se refiere al juego del ajedrez. Este detalle, si bien resulta muy ingenioso, en realidad, de la manera en que se desvela su significado, termina siendo menos intrigante de lo que aparentaba. Es uno de los puntos débiles de la serie, donde las limitaciones de presupuesto provocan a veces resoluciones de los misterios algo precipitadas y un tanto simples.
Sin embargo, si asumimos que estamos ante una película de limitadas aspiraciones, rodada además en una época en que todo era mucho más elemental y sencillo, inocente incluso, podremos disfrutar de esa sencillez como algo con innegable encanto. Salvando las distancias, sería como cuando disfrutábamos de niño con cuentos infantiles. Hoy en día no nos causarían la misma impresión, pero en nuestra infancia nos proporcionaban momentos genuinamente intensos. Si logramos contemplar este tipo de cine con una mirada libre de prejuicios, creo que el resultado será muy gratificante.
Pero incluso dentro de la sencillez del planteamiento, el desenlace no deja de ser ingenioso, poniendo de manifiesto de nuevo la gran astucia de Sherlock Holmes que, pareciendo perdido, siempre guarda un as en la manga con el que no cuentan los malvados de turno y, a menudo, hasta el propio espectador.
La frase final de Holmes, presente en otras entregas de la serie, vuelve a incidir en la esperanza de un mundo mejor, donde los hombres se ayuden mutuamente y desaparezcan las injusticias y las diferencias sociales. Aunque no termine de casar del todo con el argumento, era la nota de esperanza que se añadía para que la gente que estaba sufriendo los desastres de la Segunda Guerra Mundial tuviera fe en el futuro, una vez terminado el conflicto.
Además, podemos disfrutar con el mejor Sherlock Holmes del cine: Basil Rathbone, perfecto tanto por su apariencia física como por la energía y determinación con que encarga al detective. Nigel Bruce también es un actor idóneo para el rol que se le asigna al doctor Watson, encargado de aportar el punto cómico a la historia a base de torpeza y cierta ingenuidad.
Por lo tanto, en la línea con todas las películas de esta entrañable serie, Sherlock Holmes desafía a la muerte nos proporciona una vez más un excelente pasatiempo, con misterio, crímenes y el gran detective haciendo gala de su inteligencia superior. Un film muy ameno, que se pasa en un suspiro y con ese encanto que le proporciona, visto en la actualidad, esa sencillez de planteamiento y ejecución.
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