El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 29 de enero de 2023

Cabalgar en solitario



Dirección: Budd Boetticher.

Guión: Burt Kennedy.

Música: Heinz Roemheld.

Fotografía: Charles Lawton, Jr.

Reparto: Randolph Scott, Karen Steele, Pernell Roberts, James Best, Lee Van Cleef, James Coburn. 

Ben Brigade (Randolph Scott), un cazarrecompensas, detiene al joven Billy John (James Best), acusado de asesinato, para llevarlo a Santa Cruz, donde será colgado. En el camino, se les unen una pareja de pistoleros, Sam (Pernell Roberts) y Whit (James Coburn) y una mujer (Karen Steele). 

Western tardío firmado por Budd Boetticher, director conocido por sus films del Oeste de serie B, Cabalgar en solitario (1959) explota convincentemente su simplicidad para ofrecernos una película muy interesante.

La trama de la película es bastante sencilla: la captura de un asesino para que rinda cuentas ante la justicia. Para que el relato no carezca de intensidad, se añade el acoso de los indios por un lado y la necesidad que tienen Sam y Whit de entregar ellos a Billy John a la justicia para poder dejar atrás su pasado y empezar una nueva vida acogiéndose a la amnistía prometida por la ley.

Pero el guión de Burt Kennedy, colaborador habitual del director, esconde además un as en la manga: Brigade busca venganza por algo ocurrido hace años, misterio que el guión nos irá desvelando lentamente, con pequeños indicios que van dosificando el suspense hasta el momento del desenlace.

Como vemos, una historia en líneas generales de escasa originalidad pero que Boetticher sabe explotar convenientemente y con una escasez de personajes y medios evidente.

Con unos diálogos directos y precisos, la aventura del cazarrecompensas y su grupo transcurre con precisión, concisión y agilidad lo que, favorecido por una duración contenida, otorga al film un devenir sin fisuras.

A pesar de la economía de medios, el director pudo contar con su actor preferido, Randolph Scott que, sin realizar un trabajo especialmente bueno, da el tipo con solvencia y que está perfectamente secundado por Lee Van Cleef, un villano excelente, James Coburn y Pernell Roberts, muy conocido por su participación en la serie Bonanza (1959-1973). La hermosa Karen Steele pone la nota sexy al reparto y da pie para algunas alusiones de alto contenido sexual apenas disimuladas.

Western sencillo, reducido a lo mínimo, en argumento y personajes, Cabalgar en solitario es un buen ejemplo de cómo aprovechar al máximo las posibilidades del material que se tiene para construir una historia interesante que funciona con precisión.

Atención al desenlace, con un punto de originalidad que además ennoblece a los protagonistas.

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