El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 8 de enero de 2023

Mientras dormías



Dirección: Jon Turteltaub.

Guión: Daniel G. Sullivan y Fredric Lebow.

Música: Randy Edelman.

Fotografía: Phedon Papamichael.

Reparto: Sandra Bullock, Bill Pullman, Peter Gallagher, Glynis Johns, Micole Mercurio, Jack Warden, Jason Bernard, Michael Rispoli, Ally Walker, Monica Keena. 

Lucy (Sandra Bullock), taquillera del metro, está enamorada de un desconocido al que ve coger el metro a diario y al que salvará la vida cuando es empujado a las vías por unos gamberros. El hombre (Peter Gallagher) queda en coma y por un malentendido su familia creerá que Lucy es su prometida, sin que ella se atreva a desmentirlo.

Las comedias románticas a veces se apoyan en argumentos un tanto rebuscados y Mientras dormías (1995) no es una excepción: que una joven se haga pasar por la prometida de un desconocido, intimando con su engañada familia durante semanas, es un supuesto tan desmesurado que podría echar por tierra cualquier película, menos esta.

Curiosamente, la improbabilidad del argumento acaba por admitirse casi con naturalidad y la clave está en la sencillez con que está planteada la historia. Sencillez y también sinceridad, cosa que a veces se omite en muchas comedias, como si el hecho de ser un film ligero permitiera cualquier licencia. Y no es así, la comedia exige coherencia y seriedad y Mientras dormías tiene ambas cosas.

Para que admitamos el engaño de Lucy y además ella no pierda su encanto y siga resultando atractiva para el espectador, el guión simplemente recurre a algo elemental: la sinceridad y la compasión. Cuando Lucy se lamenta de su soledad, solamente paliada por su gato, no solo comprendemos que lleve adelante el engaño, sino que terminamos poniéndonos en su piel y empatizamos inmediatamente con ella.

A partir de ahí, la historia va sobre ruedas: la irrupción del hermano de Peter, el prometido en coma, Jack (Bill Pullman) proporciona el tercer vértice del romance y crea el conflicto necesario para que el film avance enganchándonos al debate de Lucy: ¿siente algo por Jack?, ¿cómo decirle la verdad a la familia de Peter? Es cierto que la relación de Lucy y Jack no me pareció demasiado lograda y creo que podría haber dado más juego si el guión hubiera sabido dar más entidad a sus encuentros, que a veces se pierden en detalles simpáticos cuando piden a gritos mayor profundidad en los sentimientos.

Como también es verdad que junto a escenas cargadas de emoción, otras muchas resultan mucho más planas, especialmente cuando el guión intenta forzar la risa y pierde la contención y el buen gusto. Pero nunca se pasa de la raya y logra frenar a tiempo en los momentos en que se roza el humor menos inteligente.

Sin embargo, estos detalles siguen pareciéndome fallos menores que no consiguen empañar el tono general de comedia amable, sincera, tierna y fresca en la que mucho tiene que ver Sandra Bullock, a quién la película lanzará definitivamente al estrellato. La actriz transmite honestidad y sin resultar una belleza arrebatadora, sí que posee un encanto natural que termina por cautivarte.

Mientras dormías funciona por su honestidad, por no pretender ser nada más que lo que es y no se avergüenza de mostrar su lado más sensible, de ahí que nos cautive, como una especie de cuento sencillo de Navidad. Además, te deja una sensación de felicidad sincera cuando termina y eso es muy gratificante.

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