El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 3 de enero de 2023

Geostorm



Dirección: Dean Devlin.

Guión: Dean Devlin y Paul Guyot.

Música: Lorne Balfe.

Fotografía: Roberto Schaefer.

Reparto: Gerard Butler, Jim Sturgess, Abbie Cornish, Alexandra María Lara, Amr Waked, Eugenio Derbez, Ed Harris, Andy García. 

Para controlar los efectos del cambio climático, varias naciones crean el proyecto Dutch Boy, basado en una red de satélites que controlen los fenómenos adversos. Sin embargo, un día comienzan a fallar esos satélites.

Partiendo de la base de que el cine de ciencia-ficción tiene un componente de fantasía importante, tampoco es descabellado esperar encontrar un argumento que, aunque ficticio, pueda convencernos de su verosimilitud. Al menos para mí este detalle es importante para poder meterme en la historia y vivirla con cierta intensidad. Sin embargo, en Geostorm (2017) parece que la credibilidad de lo narrado pasa a un segundo plano y lo que que se busca es el espectáculo a toda costa, aunque ello acarree cargarse cualquier lógica y sentido común.

Esta búsqueda de espectáculo convierte el argumento en una mezcla de ciencia-ficción, cine de catástrofes, intriga política y suspense. No tengo nada en contra de la fórmula en sí misma, que puede ser tan válida como otra con la sola condición de que esta amalgama esté planteada con inteligencia, lo que no es el caso en Geostorm

El problema es que todos esos elementos se crean sin la más mínima coherencia y sobre todo se construyen a base de tópicos, sin ningún disimulo. Por ejemplo, se establece el conflicto entre los protagonistas que, para darle aún más carga emocional, son hermanos. Pero tanto Jake (Gerard Butler) como Max (Jim Sturgess) están diseñados a base de grandes pinceladas; son personas sin profundidad hasta el punto que cuesta mucho tomarlas en serio; uno no acaba de creerse ni sus logros profesionales ni sus desavenencias personales, con lo que todo el montaje se tambalea desde sus cimientos.

Tampoco el villano de turno llega a resultar creíble y, lo que es peor, es casi un fantasma. Con la intención de mantener el suspense sobre quién está detrás del sabotaje a los satélites, el malo de la película solo se desvela al final y simplemente para participar en las inevitables escenas de acción con las que es finalmente derrotado, de ahí que sea un personaje sin peso y por lo tanto no llega a cumplir su rol convenientemente, quedando como un añadido necesario pero plano.

Bien mirado, todos los personajes parecen bastante superficiales y con ello la intriga resulta artificial y poco interesante. Solamente la espectacularidad de las escenas de catástrofes y de acción pueden mantener un poco el listón de esta película, pero con el problema de que también aquí se opta por lo superficial y aparatoso, con lo que las persecuciones no resultan creíbles, primando lo imposible, ese más difícil todavía tan en boga en el cine actual; a parte de que podemos anticipar sin problemas el desenlace, con lo que es todo un artificioso espectáculo sin dimensión, exagerado y vacío, más apropiado para un público infantil que para adultos esperando algo con contenido.

Tampoco me convenció para nada la utilización de pequeños detalles de humor que salpican el desarrollo, especialmente notables al principio, y no porque no tengan utilidad, que muchas veces tienen un papel importante en la historia, sino porque de nuevo vemos que se aplican de manera mecánica, sin originalidad, con lo que vuelven a dejar en evidencia un guión construido a base de tópicos, pero sin reflexionar, de manera casi mecánica.

La conspiración para manejar el clima del planeta provocando masacres no se sostiene ni siquiera siendo benévolos con el guión. La trama es un disparate sin pies ni cabeza y la resolución se ejecuta de manera tan simplista y precipitada que llega a rozar lo grotesco. Parece imposible hacerlo peor y el colmo es que los guionistas ni siquiera tienen el mínimo de picardía para tomarse todo a broma, queriendo pasar su disparate por algo serio y trascendental.

Definitivamente, Geostorm es un film vacío e irracional, cine de palomitas espectacular en las formas y los efectos especiales, pero rematadamente torpe en el resto: personajes, trama, intriga y desenlace. Una pena.

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