El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 27 de enero de 2023

Chain of Events



Dirección: Gerald Thomas.

Guión: Patrick Brawn (Historia: Leon McKern).

Música: sin dato.

Fotografía: Peter Hennessy (B&W).

Reparto: Dermot Walsh, Susan Shaw, Jack Watling, Lisa Gastoni, Kenneth Griffith, Alan Gifford, Ballard Berkeley, Harold Lang, Martin Boddey.

Cuando un empleado de banco sube al autobús y no paga el billete, provocará una serie de acontecimientos de consecuencias imprevisibles.

Modesta película británica de apenas cincuenta y cinco minutos, Chain of Events (1958) es un sencillo pasatiempo sin grandes méritos pero tampoco con defectos importantes.

La historia comienza con un empleado de banco, el señor Clarke (Kenneth Griffith), que no paga su billete de bus de regreso a su casa. Ello provoca que sea denunciado por la compañía de transporte y, para librarse de las consecuencias, el señor Clarke les da el nombre de un cliente del banco, John Stockman (Ballard Berkeley), que recibe la denuncia de la compañía de autobuses sin saber cómo ni porqué y ha de comparecer al juicio. Lo que podría haberse quedado en una mera anécdota comienza a crecer como una bola de nieve provocando el despido del periodista Tom Quinn (Derroto Walsh), que publicó la noticia del juicio dando por hecha la culpabilidad del Stockman sin investigar a fondo el hecho. La cadena de acontecimientos encadenados provocada por el acto del señor Clark culmina con el chantaje a un aristócrata, Lord Fenchurch (Alan Gifford), lo que provocará un terrible desenlace.

El mérito de la película es la manera tan eficaz y plausible en que encadena la serie de consecuencias que terminan en la tragedia final, de un modo completamente natural. Hay que reconocer que, para que la trama sea convincente en la actualidad, hemos de hacer un esfuerzo para entender las implicaciones sociales del simple hecho de no pagar el billete del bus y tener que enfrentarse a la denuncia correspondiente, algo que puede resultar excesivo desde nuestro punto de vista, pero que en aquella época podría tener importantes consecuencias a nivel de la honorabilidad del implicado, lo que explica el miedo del señor Clarke y su cobarde actuación. Una vez comprendido este punto, el argumento se desarrolla de manera natural y lógica para la época.

Gerald Thomas construye el relato yendo directamente a lo fundamental de los hechos, sin rodeos o pérdidas de tiempo en detalles accesorios. De ahí la brevedad de la cinta y la agilidad con que transcurre la historia donde, con una economía de medios encomiable, Thomas consigue describir perfectamente a los principales implicados de manera que entendemos sin margen de error cada uno de los actos, sus motivos y su talla moral. 

En cuanto al reparto, rostros desconocidos a nivel internacional. No se trata de grandes actuaciones, pero tampoco desentona nadie especialmente.

La película no destaca especialmente por nada, es un sencillo relato cercano a un cuento moralizador que nos advierte de las posibles e imprevistas consecuencias de un acto aparentemente nimio, pero reprobable y con consecuencias terribles.

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