El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 7 de enero de 2023

Mayor Dundee



Dirección: Sam Peckinpah. 

Guión: Harry Julian Fink, Oscar Saul y Sam Peckinpah (Historia: Harry Julian Fink).

Música: Daniele Amfitheatrof.

Fotografía: Sam Leavitt.

Reparto: Charlton Heston, Richard Harris, Jim Hutton, James Coburn, Michael Anderson Jr., Senta Berger, Mario Adorf, Brock Peters, Warren Oates, Ben Johnson, R. G. Armstrong, L.Q. Jones.

El fuerte Benlin, en Nuevo México, sufre los ataques de un grupo de apaches rebeldes. El Mayor Dundee decide acabar con ellos.

Tras el éxito de Duelo en la alta sierra (1962), Peckinpah abordó Mayor Dundee (1965) como un film realmente ambicioso. Pretendía crear una película importante (llegó a pensar que, sin los recortes de la productora habría sido su mejor obra), lo que motivó que terminara pasándose del tiempo de rodaje previsto y excediendo también el presupuesto, con lo que se inician los problemas del director con las productoras. La Columbia, considerando el material rodado por Peckinpah demasiado extenso, realizó numerosos cortes que terminaron enfureciendo al director. Años más tarde, se lograría recuperar parte del material rodado y se montó una versión más cercana a la idea de Sam Peckinpah, pero nunca se llegó a recomponer por entero el metraje perdido.

La historia narra como el Mayor Dundee, por propia iniciativa, forma un destacamento con soldados de su ejército, civiles y prisioneros sudistas para perseguir a un grupo de apaches que están asolando la región.   

Mayor Dundee nos muestra de nuevo esos héroes un tanto atípicos característicos del director, que no brillan por sus virtudes y que arrastran un pasado turbio: Amos Dundee ha sido relegado a un puesto de carcelero, lo que indica cierta especie de castigo o freno en su carrera militar, y Benjamin Tyreen (Richard Harris), hecho prisionero cuando luchaba con los confederados, había sido degradado cuando era oficial en el ejército de la Unión. Como en Duelo en la alta sierra, los antiguos amigos están ahora enfrentados, incapaces de perdonarse y esperando el momento de saldar cuentas, lo que le sirve al director para añadir un elemento más de tensión a la persecución de los apaches.

Y este es un detalle importante porque las películas con este tipo de argumento, donde sabemos de antemano que habrá que esperar al último rollo de película para acceder al desenlace planteado al comienzo, suelen resultar a veces aburridas por la necesidad de alargar el desarrollo hasta el final, con lo que muchas veces se suelen producir tiempos muertos que acaban por romper el ritmo y aburrir. Sam Peckinpah sortea este escollo con habilidad, sabiendo dotar al desarrollo de suficientes elementos de interés como para no aburrirnos, aunque aquí tal vez habría que agradecer a la Columbia que recortase el metraje, pues es verdad que se insinúan ciertos desvíos de la trama principal que no llegan a verse y que tal vez hubieran prolongado demasiado la historia. En todo caso, tal y como la he disfrutado, creo que es un film denso que no pierde contenido con esta duración. Incluso algunos pasajes podría haberse aligerado algo más sin perjudicar al conjunto. A veces demasiada ambición por parte del director no es siempre lo mejor y la historia del cine abunda en ejemplos.

Me gustó mucho el trabajo de Charlton Heston, totalmente mimetizado con su personaje, un militar impetuoso, irresponsable e indisciplinado al que encarna con absoluta credibilidad. Richard Harris, sin embargo, me resultó mucho menos entregado, con momentos en que parecía casi desganado. El resto de actores, algunos sin gran nombre en el cine pero que brillaban con este director, completan un muy buen elenco que no desentona en absoluto.

El trabajo de Peckinpah como director me pareció perfecto, sacando petroleo de una historia que aparentemente no daba para mucho o que en otras manos menos hábiles hubiera descarriado. Pero el director sabe dotarla de su peculiar visión del western: un universo de tipejos dudosos en medio de un mundo desprovisto de cualquier nota de glamour. Ni siquiera la misión del Mayor Dundee parece demasiado honorable, siendo más que cuestionable su incursión en México y el ataque a las tropas francesas para conseguir pertrechos. Todo ello suena a egoísmo extremo de un militar solamente obsesionado con hacer méritos para un ascenso. 

Con algunos diálogos brillantes, aunque no tan abundantes como me hubiera gustado, la película es un relato amargo de una amistad truncada irremediablemente y una hazaña militar que tiene muy poco de gloriosa, reflejando nítidamente la visión pesimista del realizador sobre ciertos valores clásicos del western que cuestiona abiertamente.

Un film menor dentro de la filmografía de Pekinpah pero lo suficientemente rico en matices como para satisfacer a los seguidores del director y a los amantes de ese western crítico e iconoclasta nacido en los cincuenta y que se desarrolla plenamente en los años sesenta del siglo XX.

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