El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 31 de enero de 2023

Almas desnudas



Dirección: Max Ophüls.

Guión: Henry Garson y Robert W. Soderberg (Historia: Elisabeth Sanxay Holding).

Música: Hans Salter.

Fotografía: Burnett Guffey (B&W). 

Reparto: James Mason, Joan Bennett, Geraldine Brooks, Henry O´Neill, Shepperd Strudwick, David Bair, Roy Roberts.

Al descubrir el cadáver del novio de su hija Bea (Geraldine Brooks), Lucia Harper (Joan Bennett) decide esconder el cuerpo temiendo que la culpable sea su hija.

Última película norteamericana de Max Ophüls, Almas desnudas (1949) es un film negro realmente peculiar.

La historia gira en torno a la figura de una típica ama de casa norteamericana de clase media, con su marido trabajando en Europa, y que debe hacer frente a los problemas cotidianos y la educación de sus hijos ella sola. Y el mayor problema es la relación de su hija Bea con Darby (Shepperd Strudwick), un hombre mucho más mayor que ella que además no es trigo limpio. La señora Harper no duda en enfrentarse a él para proteger a su hija con un coraje encomiable, pero aún demostrará más fuerza cuando esconde el cadáver de Darby, convencida de que su hija lo mató.

El retrato de la señora Harper, protegiendo a su familia a brazo partido es magnífico y aún se engrandece más cuando deberá hacer frente al chantaje. Una vez más, la señora Harper demostrará su entereza y determinación para hacer todo lo posible por su hija, como solamente una madre es capaz de hacer.

Sin embargo, la sorpresa llega cuando uno de los chantajistas, Martin Donnelly (Charles Mason), se enamora de la señora Harper, creando un giro inesperado en el devenir de la historia. Es gracias a ello que Almas desnudas adquiere una nueva dimensión. Estamos ante un film negro realmente original, en esta ocasión no por la maldad de los villanos, sino precisamente por su debilidad: Donnelly pierde toda su fiereza ante Lucia, desea redimirse, ayudarla, hasta el punto de renunciar a todo, aún cuando no tiene la certeza de que ella le corresponderá, pero da igual, es el poder del amor, capaz de darle esperanzas y la fuerza necesaria para desear cambiar de vida.

Sin embargo, estamos ante un drama y el mal ha de ser castigado, aunque en el fondo hubiéramos deseado que Donnelly pudiera en verdad redimirse. 

Con una fotografía que logra crear un ambiente tenebroso en los momentos capitales, Max Ophüls dirige con agilidad este conmovedor drama hasta el punto que termina pareciéndonos demasiado breve. Hubiéramos deseado que la historia continuara, atrapados como estábamos en las vicisitudes de la señora Harper y eso es sin duda un gran elogio hacia el trabajo del director, que logra crear un film que nos engancha y parece transcurrir sin esfuerzo.

Con una soberbia la interpretación de Joan Bennett, que nos hace sentir en nuestra propia piel su angustia al verse constantemente requerida por situaciones que la superan, y un eficaz James Mason, un gran actor sin necesidad de alardes, basando su eficacia en una naturalidad encomiable, Almas desnudas es una película intensa y trágica, conmovedora.

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