Dirección: Tom McCarthy.
Guión: Tom McCarthy, Thomas Bidegain, Noé Debré y Marcus Hinchey.
Música: Mychael Danna.
Fotografía: Masanobu Takayanagi.
Reparto: Matt Damon, Camille Cottin, Abigail Breslin, Lilou Siauvaud, Deanna Dunagan, Idir Azougli.
Bill Baker (Matt Damon), obrero sin trabajo, viaja a Marsella para visitar a su hija Allison (Abigail Breslin), que cumple condena por un asesinato que afirma no haber cometido.
Inspirada en la historia real de Amanda Knox, joven acusada de matar a su compañera de piso en 2007, Cuestión de sangre (2021) se presenta de manera muy sobria, quizá demasiado para algunos, aunque a mí me ha convencido la elección de Tom McCarthy, que renuncia a cualquier intento de convertir el relato en algo espectacular o melodramático, con lo que consigue un resultado mucho más creíble y convincente.
La historia se centra en Bill Baker, un hombre de la América profunda, muy religioso y con un pasado de alcoholismo, que visita a su hija, que ya lleva cinco años encarcelada en Marsella acusada de asesinar a su compañera sentimental. Convencido de la inocencia de Allison y agotadas las vías legales, Bill intentará localizar a un hombre que, según ella, es el verdadero asesino. Es su lucha por redimirse ante ella y ante él mismo, pero no le será nada fácil hacerlo, porque no es un héroe y encima se mueve en un país donde no conoce el idioma ni las costumbres, muy diferentes a las de su América profunda.
Incluso la relación de Bill con Virginie (Camille Cottin), la mujer que le ayuda en sus pesquisas, está desprovista del toque pasional y sexual que sería de esperar y solamente al final se establece la relación sentimental de ambos, pero sin explosiones pasionales, sino siguiendo el tono intimista y reflexivo del relato.
No es que McCarthy evite los momentos emotivos, solamente no abusa de ellos ni los utiliza de manera manipuladora, sencillamente surgen con naturalidad como algo consustancial con la historia, que en todo caso siempre se mueve en cauces absolutamente naturales y convincentes.
Pero la propuesta de McCarthy no está libre de fallos. El más evidente es la pérdida de fuerza de la historia a medida que avanza. En este sentido, alargar demasiado el relato obra en su contra y el último tercio del film se hace cuesta arriba. Es el gran error del director que si hubiera acortado una media hora la película habría mantenido el buen tono del principio y no llegaríamos al sorprendente desenlace un tanto fatigados. Desenlace que, aunque seguramente inesperado, encaja perfectamente en la historia y da un interesante giro a la visión que nos habíamos formado de los protagonistas. La escena final con Allison y su padre en el porche es seguramente el mejor broche posible para una historia de sufrimiento, lucha y resignación.
En todo caso, Matt Damon realiza un trabajo soberbio, lo mismo que la joven Abigail Breslin que ya apuntaba muy alto en sus primeros trabajos siendo una niña, como en Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton, 2006), y sigue demostrando su valía ahora de adolescente. Camille Cottin completa el reparto en el que también destaca la joven Lilou Siauvaud en el papel de su hija.
El balance general de Cuestión de sangre es decididamente positivo, pues sus aciertos superan con creces a sus defectos, quedando al final un retrato muy certero de unos personajes heridos por la vida dentro de un relato sensible y sincero.
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