El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 26 de enero de 2023

Cuestión de sangre



Dirección: Tom McCarthy.

Guión: Tom McCarthy, Thomas Bidegain, Noé Debré y Marcus Hinchey.

Música: Mychael Danna.

Fotografía: Masanobu Takayanagi.

Reparto: Matt Damon, Camille Cottin, Abigail Breslin, Lilou Siauvaud, Deanna Dunagan, Idir Azougli.  

Bill Baker (Matt Damon), obrero sin trabajo, viaja a Marsella para visitar a su hija Allison (Abigail Breslin), que cumple condena por un asesinato que afirma no haber cometido.

Inspirada en la historia real de Amanda Knox, joven acusada de matar a su compañera de piso en 2007, Cuestión de sangre (2021) se presenta de manera muy sobria, quizá demasiado para algunos, aunque a mí me ha convencido la elección de Tom McCarthy, que renuncia a cualquier intento de convertir el relato en algo espectacular o melodramático, con lo que consigue un resultado mucho más creíble y convincente. 

La historia se centra en Bill Baker, un hombre de la América profunda, muy religioso y con un pasado de alcoholismo, que visita a su hija, que ya lleva cinco años encarcelada en Marsella acusada de asesinar a su compañera sentimental. Convencido de la inocencia de Allison y agotadas las vías legales, Bill intentará localizar a un hombre que, según ella, es el verdadero asesino. Es su lucha por redimirse ante ella y ante él mismo, pero no le será nada fácil hacerlo, porque no es un héroe y encima se mueve en un país donde no conoce el idioma ni las costumbres, muy diferentes a las de su América profunda.

Incluso la relación de Bill con Virginie (Camille Cottin), la mujer que le ayuda en sus pesquisas, está desprovista del toque pasional y sexual que sería de esperar y solamente al final se establece la relación sentimental de ambos, pero sin explosiones pasionales, sino siguiendo el tono intimista y reflexivo del relato.

No es que McCarthy evite los momentos emotivos, solamente no abusa de ellos ni los utiliza de manera manipuladora, sencillamente surgen con naturalidad como algo consustancial con la historia, que en todo caso siempre se mueve en cauces absolutamente naturales y convincentes.

Pero la propuesta de McCarthy no está libre de fallos. El más evidente es la pérdida de fuerza de la historia a medida que avanza. En este sentido, alargar demasiado el relato obra en su contra y el último tercio del film se hace cuesta arriba. Es el gran error del director que si hubiera acortado una media hora la película habría mantenido el buen tono del principio y no llegaríamos al sorprendente desenlace un tanto fatigados. Desenlace que, aunque seguramente inesperado, encaja perfectamente en la historia y da un interesante giro a la visión que nos habíamos formado de los protagonistas. La escena final con Allison y su padre en el porche es seguramente el mejor broche posible para una historia de sufrimiento, lucha y resignación.

En todo caso, Matt Damon realiza un trabajo soberbio, lo mismo que la joven Abigail Breslin que ya apuntaba muy alto en sus primeros trabajos siendo una niña, como en Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton, 2006), y sigue demostrando su valía ahora de adolescente. Camille Cottin completa el reparto en el que también destaca la joven Lilou Siauvaud en el papel de su hija.

El balance general de Cuestión de sangre es decididamente positivo, pues sus aciertos superan con creces a sus defectos, quedando al final un retrato muy certero de unos personajes heridos por la vida dentro de un relato sensible y sincero. 

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