El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 4 de enero de 2023

Las cuatro hermanitas



Dirección: George Cukor.

Guión: Sarah Y. Mason y Victor Heerman (Novela: Louisa May Alcott).

Música: Max Steiner.

Fotografía: Henry Gerrard (B&W).

Reparto: Katharine Hepburn, Joan Bennett, Paul Lucas, Edna Mary Oliver, Jean Parker, Frances Dee, Henry Stephenson, Douglass Montgomery, Spring Byington, Edna May Oliver, Samuel S. Hinds.

Mientras su padre (Samuel S. Hinds) está en el frente, cuatro hermanas sufren con su madre (Spring Byington) las estrecheces de la guerra y van pasando de la infancia a la madurez.

Primera versión hablada de la novela de Louisa May Alcott, Las cuatro hermanitas es para muchos la mejor adaptación de la novela.

La historia nos cuenta la vida de cuatro hermanas, Josephine (Katharine Hepburn), Amy (Joan Bennett), Meg (Frances Dee) y Beth (Jean Parker), durante la Guerra de Secesión Americana, cuando van pasando de la infancia a la edad adulta. Con un enfoque marcadamente sentimental, la historia viene a representar el final de la edad de la inocencia, de la felicidad de la vida en familia, a pesar de las carencias económicas, compensadas por el amor y la unión de las hermanas March. Con el paso del tiempo, esa época se irá desvaneciendo; la llegada a la madurez trae el fin de esa época. Meg se casa y abandona el hogar, Beth enferma gravemente y Jo, que tiene que enfrentarse a un amor que no puede corresponder, se marcha a Nueva York para realizarse como escritora y distanciarse de su enamorado. La madurez acarrea dolor y cambios parece decirnos el relato, aunque el tono siempre es positivo, incluso en la tragedia, y el mensaje que se transmite finalmente es de esperanza (incluso en el trance de la muerte de un ser querido), de tiempos diferentes pero con nuevas compensaciones, como la realización personal, la llegada de nuevos miembros a la familia y el amor maduro.

George Cukor nos ofrece un relato directo y sencillo de la vida de la familia March que, a pesar de la sobriedad, sabe extraer toda la emoción de la historia con una precisión y efectividad asombrosas, sin caer en cursilerías o excesos, solamente a base de pequeños detalles, conmoviéndonos con la elegancia de un maestro.

Es cierto también que la película ha envejecido mal en algunos aspectos, lo que no debe extrañarnos habida cuenta que se trata de una obra de 1933, aún deudora de elementos típicos del cine mudo recién clausurado. Por ejemplo, algunas interpretaciones aún resultan algo artificiales, con esa teatralidad típica de la era muda, donde los gestos eran menos naturales. También se percibe una cámara más estática de lo que luego sería habitual, con ciertos encuadres rígidos donde los personajes se colocan torpemente de manera frontal a la cámara, como si estuvieran en un escenario teatral. 

Pero quitando estas rémoras del pasado reciente, la película resulta impecable en todo lo demás, especialmente por la presencia de Katharine Hepburn, que dota a su Josephine March de una personalidad cautivadora que sabe evolucionar de la alocada vitalidad infantil a la madurez de la Jo escritora. La actriz demuestra su talento innato y destaca sin duda por encima del resto del reparto que, sin desentonar, sí que demuestran mucha menos frescura.

Un film tierno, sentimental y conmovedor que conserva su esencia aún vigente, porque las grandes historias, profundas y sinceras, nunca llegan a perder su fuerza.

Las cuatro hermanitas ganó el Oscar al mejor guión adaptado.

Para concluir, recordar que la novela de Louisa May Alcott ha sido llevada al cine hasta en siete ocasiones. En 1917, en una producción del Reino Unido dirigida por Alexander Butler, se realizó la primera Mujercitas, hoy perdida. Al año siguiente ve la luz Mujercitas de Harley Knoles, primera adaptación norteamericana. Las cuatro hermanitas es la primera versión hablada y puede que la mejor de todas, aunque seguramente nunca haya unanimidad al respecto. Ya en color, Mervyn LeRoy dirige Mujercitas en 1949, seguramente la versión más conocida y popular. Habrá que esperar hasta 1994 para ver la Mujercitas de la australiana Gillian Armstrong, con Winona Ryder como Jo March. En 2018 llegó Mujercitas de Clare Niederpruem, que lleva la acción a la época actual, una opción un tanto discutible, y en 2019 llegamos a la última Mujercitas, de Greta Gerwig, que decidió añadir un toque original contando la historia por medio de flashbacks sin el orden cronológico habitual y donde podemos disfrutar con la presencia de Meryl Streep como la tía March.

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