El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 18 de enero de 2023

El día de la bestia



Dirección: Álex de la Iglesia.

Guión: Álex De la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría.

Música: Battista Lena.

Fotografía: Flavio Martínez Labiano.

Reparto: Álex Angulo, Santiago Segura, Armando de Razza, María Grazia Cucinotta, Terele Pávez, Saturnino García, Nathalie Seseña.

Un sacerdote (Álex Angulo) cree haber descifrado la fecha del nacimiento del Anticristo: el veinticinco de diciembre de 1995 en Madrid, por lo que se traslada a la capital para tratar de impedirlo.

La llegada de El día de la bestia (1995) fue una sorpresa en el panorama del cine español de los noventa y aún mantiene su cartel con orgullo.

Álex de la Iglesia pretendía aportar una nota discordante a las típicas historias navideñas y nada más subversivo que un relato sobre el fin del mundo un veinticinco de diciembre. A partir de esa premisa, Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría montan un guión gamberro repleto de violencia, humor negro y crítica feroz a la sociedad del momento en un relato vertiginoso.

El padre Ángel (Álex Angulo) cree haber descifrado la fecha del fin del mundo, veinticinco de diciembre de ese año, que tendrá lugar en Madrid. Así que se traslada a la capital para buscar al diablo y arruinar sus planes. ¿Cuál es la mejor manera de dar con él? siendo malvado, cree el cura, que se dedica a hacer el mal para entrar en contacto con el demonio.

En su búsqueda encontrará un fiel aliado, especie de Sancho Panza de los suburbios, en José María (Santiago Segura), amante del heavy metal y, por lo tanto, según el cura, alguien que está en el lado oscuro.

Con un guión sólido, el film va ganando intensidad progresivamente hasta una explosión final que culmina ese peregrinar sangriento del padre Ángel. 

Lo interesante de la historia es que Álex de la Iglesia ha sabido hacer creíble un argumento fantástico, de manera que vivimos la búsqueda del cura con absoluta identificación con su causa, a pesar de lo grotesco del planteamiento. Al mismo tiempo, el argumento no pierde nunca su sentido del humor, muy negro, que se mantiene como elemento sazonador, pero que no cambia el clima lúgubre y salvaje del relato, en una mezcla muy eficaz de ambos elementos.

Junto a la surrealista misión del protagonista, el guión aprovecha para dar un palo al mundo de la televisión, con programas basura de gran audiencia, y a una sociedad corrompida, materialista y racista donde todo parece valer. El diablo está en las calles, a diario.

No todo es perfecto en la película. Desde mi punto de vista, Álex de la Iglesia no logra esquivar ese gusto por el humor un tanto chabacano, excesivo, tan típico de nuestro cine. Es un detalle menor, sin embargo, que no empaña la historia y donde finalmente acaba ganando la originalidad de una propuesta muy bien construida.

Además, contamos con la presencia de Álex Angulo que está perfecto en su papel de cura gamberro. La película también descubrió al público a Santiago Segura, encarnado a un roquero auténtico y asqueroso que marcará su carrera. Otro secundarios, sin embargo, muestran sus carencias como actores, aunque se termina perdonando ese desliz ante la arrolladora fuerza de la historia, que no os da un respiro en su vorágine de sordidez, humor negro y violencia.

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