Dirección: Robert Parrish.
Guión: Irwin Shaw (Novela: Max Catto).
Música: Arthur Benjamin, Kenneth V. Jones y Douglas Gamley.
Fotografía: Desmond Dickinson.
Reparto: Rita Hayworth, Robert Mitchum, Jack Lemmon, Herbert Lom, Bonar Colleano, Bernard Lee, Peter Illing, Edric Connor.
Felix (Robert Mitchum) y Tony (Jack Lemmon) son dueños de un pequeño barco con el que se ganan la vida gracias al contrabando de mercancías. Un día, sin embargo, reciben un encargo distinto: llevar a una mujer (Rita Hayworth) clandestinamente a la isla de Santa Nada.
Fuego escondido (1957) es un film extraño a causa de un guión curioso que da un giro a la trama inicial para desembocar en otra cosa completamente diferente a la mitad de la historia, lo que nos deja un tanto descolocados de manera que no terminaremos de recomponernos.
El inicio nos presenta a dos amigos que verán su amistad alterada con la presencia de Irena, una misteriosa mujer cuyo atractivo hace mella en Felix y Tony. El primero, un tipo duro, intenta resistir la atracción que siente por ella conocedor de que es una mujer peligrosa que no le puede aportar nada bueno. Pero Tony, que en teoría es mucho más joven que Felix, algo que cuesta asumir por la elección para el papel de un Jack Lemmon ya maduro, más inocente, no solo sucumbe sin remedio al atractivo de Irena, sino que incluso le propone matrimonio.
Esta situación daba ya pie por sí sola a un film bastante interesante, pero el guión da un giro radical cuando Tony intenta reunir el dinero suficiente para empezar una vida con Irena y Felix lo traiciona. Entonces, Tony sufre un accidente en el barco que lo llevaba a reunirse con Irena y es aquí cuando entramos en un relato diferente, donde desaparecen la mujer y Felix y la historia se centra en el aparentemente imposible rescate de Tony, atrapado en un barco a punto de explotar.
Esta parte rompe el discurso anterior y si bien tiene su interés, no encaja del todo con la historia inicial, y más cuando la acción se centra solamente en Tony, sin que sepamos que ha sido de Irena y de Felix, hasta que vuelven a aparecer al final para llevarnos a un desenlace tan extraño como precipitado, donde todo se resuelve sin que encontremos un planteamiento sólido, sino más bien el deseo de cuadrar apresuradamente las cuentas.
Si además le añadimos la presencia de unos números musicales bastante largos, el resultado es un film que termina por hacerse demasiado largo y sin una unidad argumental clara. Puede que el problema provenga de que se trata de una adaptación literaria y no siempre es sencillo traspasar el argumento de una novela al cine. En todo caso, el guión no termina de funcionar, dejando demasiados puntos clave sin profundizar en ellos y convirtiendo la historia en algo demasiado extraño.
Nos quedamos sin duda con el trío protagonista, donde destacaría el buen desempeño de Jack Lemmon en un papel que lo aleja de la comedia y la siempre fascinante Rita Hayworth, que aún conservaba ese aire de mujer fatal inconfundible.
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