El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 28 de noviembre de 2023

Apolo 13



Dirección: Ron Howard.

Guión: William Broyles Jr. y Al Reinert (Novela: Jim Lovell y Jeffrey Kluger).

Música: James Horner.

Fotografía: Dean Cundey.

Reparto: Tom Hanks, Kevin Bacon, Bill Paxton, Gary Sinise, Ed Harris, Kathleen Quinlan, David Andrews, Xander Berkeley, Christian Clemenson, Brett Cullen, Loren Dean, Clint Howard, Ben Marley, Marc McClure, Tracy Reiner, Joe Spano.

En abril de 1979, el Apolo 13 parte con la misión de aterrizar en la Luna y traer muestras a la Tierra. Sin embargo, una avería estará a punto de costarle la vida a los tres astronautas de la nave.

Ron Howard es un director que ha enfocado su carrera hacia un cine comercial de calidad. Es una elección tan válida como otra, pero algo le ha dejado en un segundo plano en relación con otros directores de su época, como Spielberg, por ejemplo, que tampoco se ha caracterizado por un cine experimental pero que tiene ese plus que le falta a Howard.

Y esto se puede comprobar perfectamente en Apolo 13 (1995), una de las cumbres de la carrera del director, que resulta ser un espectáculo grandioso pero algo impersonal.

Los hechos narrados en la película son históricos, de hecho, la cinta se inspira en una novela co-escrita por el comandante de la misión, Jim Lovell, interpretado por el siempre eficaz Tom Hanks. Así que el mérito del guión reside en meternos de lleno en la misión y contar con detalle el cúmulo de dificultades que estuvieron a punto de costarle la vida a los astronautas. 

Ron Howard, con un material de primera, consigue crear un espectáculo técnica y visualmente asombroso, con unas imágenes espectaculares y un desarrollo que se centra esencialmente en la épica, pues la finalidad primordial de la película es provocar emoción, tensión, incertidumbre y, sobre todo, convertir una misión fallida en un canto a la inteligencia, el esfuerzo, la capacidad de improvisación, la camaradería, el sacrificio y la valentía. 

Y todo ello lo consigue el director con un planteamiento muy clásico en el que sigue todos los puntos clave para el buen desarrollo de la historia. Empezando con la presentación de los personajes, en especial de Jim Lovell y su familia, elemento clave para aportar las notas más emotivas llegado el momento oportuno. Después de detenerse en la preparación de la misión, el grueso de la película serán los problemas del Apolo 13 y los desesperados intentos de traer de vuelta con vida a los tripulantes. Y hay que reconocer que esta parte de la cinta está resuelta con eficacia, pues Howard nos hace vivir en primera persona los múltiples problemas que deberán afrontar los astronautas y el equipo de control de Houston. Si no supiéramos el final, hay que reconocer que muchos momentos nos hielan la sangre, dudando de la posibilidad de que los tripulantes salgan con vida de esa situación. Y lo más importante es que se trata de algo que sucedió realmente, con lo que no cabe pensar que el guión esté cargando las tintas.

El desenlace, con la típica secuencia de incertidumbre sobre el destino de los astronautas llevada al límite para conseguir el climax perfecto, ya resulta menos imaginativo y cae un poco en los tópicos y no creo que esté a la altura del drama vivido, quedando como un final un tanto descafeinado.

Pero el principal problema de Apolo 13 es que Ron Howard, a pesar del potente material con el que cuenta, no termina de convertir el relato en algo verdaderamente emocionante, cercano, conmovedor. Apolo 13 es un film correcto, pero algo frío, demasiado académico en todo, incluso en los momentos en que quiere resultar conmovedor termina pareciendo todo muy mecánico. Es como si los personajes no terminaran de resultarnos completos, próximos, de carne y hueso. El mensaje heroico y épico llega, sí, pero el lado más humano no pasa de templado.

Para todos aquellos que les gusten las película épicas y técnicamente espectaculares, Apolo 13 no les defraudará. Si buscan un enfoque más personal, aquí no lo encontrarán.

Apolo 13 recibió nada menos que nueve nominaciones, pero finalmente la cinta solo se llevó dos premios: Oscar al mejor sonido y Oscar al mejor montaje.

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