El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 20 de noviembre de 2023

Agatha y los asesinatos de medianoche



Dirección: Joe Stephenson.

Guión: Tom Dalton.

Música: Blair Mowat.

Fotografía: Birgit Dierken.

Reparto: Helen Baxendale, Blake Harrison, Jacqueline Boatswain, Gina Bramhill, Daniel Caltagirone, Thomas Chaanhing, Scott Chambers, Vanessa Grasse, Jodie McNee, Elizabeth Tan, Morgan Watkins, Alistair Petrie.

Londres, 1940. Debido a su mala situación económica, la escritora Agatha Christie (Helen Baxendale) decide vender uno de sus manuscritos y para ello se cita con el comprador en un hotel.

Producción para la televisión, Agatha y los asesinatos de medianoche (2020) plantea la circunstancia de que la célebre escritora de novelas de misterios se vea envuelta ella misma en una situación parecida a la que describe en sus novelas. No es una idea nueva, pues ya la hemos visto en Agatha y la verdad del crimen (Terry Lane, 2018) y Agatha y la maldición de Ishtar (Sam Yates, 2019), ambas para la televisión, creando lo que parece ser una saga centrada en la figura de la escritora.

Lógicamente, se trata de una ficción sin base real y de hecho la película no ha contado con la aprobación de los herederos de Agatha Christie. 

En cuanto a la intriga en sí, la verdad es que el planteamiento no es excesivamente original y vuelve a repetir la típica situación de las novelas de la escritora en la que un grupo de personas se ve encerrada en un espacio común en el que tienen lugar los asesinatos.

La verdad es que este tipo de historias, aún reconociendo que suelen ser repetitivas y no siempre siguen una lógica estricta, tienen un cierto atractivo por el hecho de permitirnos jugar a los detectives buscando pistas que nos permitan adelantarnos al desenlace. Claro está que gran parte del éxito de tales propuestas radica en que no se nos tome el pelo y, a pesar de ciertas licencias y pequeñas trampas argumentales, el resultado sea asumible y tenga cierta lógica.

Y siendo sinceros, en esta ocasión la resolución del caso no es para nada absurda y tiene todo el sentido del mundo. La única pega es que resulta tan evidente que es raro que no se adivine con cierta antelación. Si eso no sucede puede deberse a que este tipo de obras nos ha acostumbrado a giros tan inesperados que solemos rechazar las explicaciones más sencillas casi de inmediato y, en segundo lugar, por un detalle muy interesante del argumento que nos insinúa una posibilidad (un asesino oculto) bastante plausible para añadir más leña al fuego.

Lo que lamentablemente falla es el guión, incapaz de construir un escenario más profundo y sobre todo con unos diálogos realmente absurdos y personajes excesivamente someros. En realidad, la impresión general es de un montaje demasiado simple en todos los aspectos que no es capaz de crear las condiciones ideales para el desarrollo de la intriga que en sí misma no es mala, pero está terriblemente penalizada por la excesiva modestia del planteamiento. Incluso los actores no terminan de resultar convincentes, acercándose más a una obra de aficionados que a un film de calidad.

Así pues, no se esperan una gran película, sino más bien un film algo rudimentario que solamente se asienta en el atractivo de su intriga que, por lo menos, es lo más salvable de todo.

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