El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Devolver al remitente



Dirección: Fouad Mikati.

Guión: Patricia Beauchamp y Joe Gossett.

Música: Daniel Hart.

Fotografía: Russell Carpenter.

Reparto: Rosamund Pike, Shiloh Fernandez, Nick Nolte, Camryn Maneim, Alexi Wasser, Rumer Willis, Illeana Douglas. 

Miranda (Rosamund Pike) es una enfermera que está a punto de lograr una promoción en su trabajo y comprar la casa de sus sueños. Desgraciadamente, todo cambia de golpe cuando un desconocido (Shiloh Fernandez) la viola.

La primera impresión que uno saca viendo Devolver al remitente (2015) es que es un film sin ambición. Pocos personajes, escenas sin mucha profundidad... todo nos lleva a un proyecto demasiado básico que se intenta adornar con algunos momentos de Miranda en el hospital o conversaciones con su padre (Nick Nolte). Pero todo resulta un tanto intrascendente. Salvo el momento de la violación, claro. Pero incluso esa escena está rodada sin demasiada convicción, de un modo tan rutinario que ni sentimos de verdad el dolor que debería estar pasando Miranda.

Afortunadamente, cuando ella empieza a visitar a su violador en la cárcel, sin que sepamos el motivo, la historia adquiere el punto de interés que le da la incertidumbre de por dónde van a girar los acontecimientos. Se plantean varias posibilidades: que Miranda busque conocer a su violador para poder perdonarlo o tal vez sufra de cierta morbosa atracción hacia él. En todo caso, los minutos centrales de la película al menos tienen la virtud de crear ciertas expectativas. 

Aún con eso, hemos de reconocer que los personajes son totalmente planos, no hay ningún interés por parte del guión de profundizar en ellos, mostrar algo de su interior, sus ideas. Incluso después de la violación, la historia sigue por terrenos superficiales sin detenerse en profundizar en el dolor de Miranda. Con ello, se pierde un componente básico para que el drama funcione. Lo que sucede, como se desvela en el tramo final, es que la película va por otros derroteros, pero no se perdía nada por darle un enfoque más íntimo a la historia.

Pero el problema definitivo llega con el desenlace, en el que la solución que nos brinda el guión resulta tan estúpida, vulgar y retorcida que arruina por completo cualquier posible redención de una película un tanto endeble hasta entonces y que de pronto cae en un ridículo espantoso. Cuesta creer que una actriz como Rosemund Pike se preste a este tipo de tontería, de Nick Nolte podemos entender que ya no le queden muchos papeles que elegir, pero ella merece algo mejor.

En resumen, un film sin interés, demasiado mediocre en su concepción y definitivamente absurdo en el desenlace. Para escapar sin remordimientos de él.

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