Dirección: Chuck Russell.
Guión: Stephen Sommers, William Osborne y David Hayter.
Música: John Debney y Elton Ahi.
Fotografía: John R. Leonetti.
Reparto: The Rock (Dwayne Johnson), Steven Brand, Kelly Hu, Michael Clarke Duncan, Bernard Hill, Grant Heslov, Peter Facinelli, Ralf Moeller, Roger Rees.
Hace 5000 años, el guerrero Memnon (Steven Brand) conquista pueblo tras pueblo apoyado por las predicciones de la hechicera Cassandra (Kelly Hu). Los pueblos que aún resisten al invasor envían al acadio Mathayus (Dwayne Johnson) con la misión de matarla.
Las críticas especializadas vapulearon a El rey escorpión (2002) y en principio yo debería estar de acuerdo, pues reúne toda la serie de tópicos habidos en el género de aventuras. Sin embargo, también he de confesar que pasé un rato muy entretenido pues, a pesar de los tópicos y algunas exageraciones evidentes, la cinta tiene tal ingenuidad, ritmo y gracia que acabas por entregarte a un pecado venial de lo más ameno.
El rey escorpión nace al amparo del éxito que habían tenido La momia (Stephen Sommers, 1999) y su secuela El regreso de la momia (Stephen Sommers, 2001), recogiendo el estilo de sus predecesoras. Entendemos entonces que se trata de un tipo de película enfocada al mero entretenimiento, sin reparar en nada para conseguirlo. Es un cine más bien orientado al público más joven, al igual que hace más de cincuenta años ese papel recaía en los westerns de poca calidad, de ahí la expresión "vaya vaquerada" que se decía entonces para expresar la poca credibilidad de esas propuestas. Expresión que le viene como anillo al dedo a El rey escorpión, que prima las escenas de acción imposibles, los personajes simples y una clara división entre los buenos y los malos, siendo estos últimos los depositarios de todos los vicios y maldades imaginables.
Es un tipo de cine que requiere, por parte del público adulto, una buena dosis de complicidad. Y la manera de conseguirla es con un producto que no esconda sus intenciones y que abrace sus defectos con honestidad. Y creo que esta película no disimula lo que quiere ser y además lo expresa con acierto, pues estamos ante una aventura sin aristas, directa, con un ritmo endiablado, un protagonista que encaja a la perfección en su papel y además cae simpático en cuanto aparece en pantalla, con un carisma especial. No digo que sea el mejor actor de películas de acción posible, pero sí que tiene cierto atractivo que hace que nos pongamos de su parte de inmediato.
Pero además, muchas veces las notas cómicas inherentes a este tipo de películas suelen resultar algo patéticas, pues no suelen salir de ciertos encasillamientos y resultan tan toscas como predecibles. No quiero decir que aquí no caigan en lo esperado, como con el personaje de Arpid (Gray Heslov), que responde al arquetipo del género; pero incluso cayendo en lo evidente se pueden distinguir diferentes calidades y en El rey escorpión los personajes secundarios que aportan frescura a la trama están bien definidos, sus réplicas son realmente buenas y nunca se abusa demasiado de ellos, con lo que terminan funcionado muy bien.
También es cierto que el final abusa un poco de los excesos al intentar ofrecer el colofón más espectacular posible. En parte lo logra, pero cayendo en una exageración mayúscula. Sin embargo, volvemos a lo mismo: inmersos en este espectáculo infantil, podemos llegar a disfrutar incluso de esas escenas siempre que aceptemos su finalidad y que nunca pretenden ser más de lo que son.
En resumen, una película muy válida como simple pasatiempo, con los mensajes positivos habituales, el reconfortante triunfo de los buenos y la pareja protagonista uniendo sus destinos en un amor inmaculado. Como digo: un film enfocado a un público muy concreto y con un planteamiento de lo más sencillo.
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