El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 27 de marzo de 2023

¡Qué suene la música!



Dirección: Peter Cattaneo.

Guión: Rachel Tunnard y Rosanne Flynn.

Música: Lorne Balfe.

Fotografía: Hubert Taczanowski.

Reparto: Kristin Scott Thomas, Sharon Horgan, Amy James-Kelly, Lara Rossi, Gaby French, Emma Lowndes, India Amarteifio, Laura Checkley, Jason Flemyng.

Al partir los maridos a Afganistán, sus esposas se organizan para realizar diversas actividades que les ayuden a sobrellevar la espera. Entre las ideas propuestas surge la de crear un coro.

Basada en hechos reales, en concreto el primer coro nacido en una base británica y que después se replicaría por todas partes, ¡Qué suene la música! (2019) es una comedia cargada de buenas intenciones y que, por momentos, resulta muy acertada.

Quizá el principal problema de la película es que intuimos todo, absolutamente todo lo que va a suceder. Es decir, el guión repite todas las pautas habituales para crear una historia de superación y camaradería y no se aparta para nada de un camino mil veces visto.

De entrada, vemos a dos esposas enfrentadas, Kate (Kristin Scott Thomas) y Lisa (Sharon Horgan), sin un motivo aparente, salvo que no se caen bien y cada una intenta liderar al grupo de esposas imponiendo sus criterios. Adivinamos entonces que uno de los motivos de la película será ver el enfrentamiento entre ellas primero para después asistir a la feliz reconciliación.

También están presentes problemas familiares, como la difícil relación de Kate con su hija adolescente (India Amarteifio) o el trauma reprimido de Kate por la muerte de su único hijo y su complicada relación conyugal, problemas que sabemos también que se resolverán en su debido momento.

Incluso la muerte de un militar en Afganistán entra dentro de lo predecible, ya que resulta indispensable para añadir una intensa escena dramática que será oportunamente aprovechada en la actuación del coro.

Es por estos detalles, demasiado vistos y utilizados con evidente intención dramática, que la valoración de ¡Qué suene la música! se resiente. Y es una pena, porque el tono general de la película es fantástico. Peter Cattaneo se muestra realmente elegante en su puesta en escena y sabe crear momentos de gran intensidad con apenas una mirada. Es maravilloso ver cómo sabe describir a las esposas a base de precisos detalles, apenas pinceladas, pero que van definiendo a todas ellas de manera inequívoca.

El discurso fluye además con naturalidad, de manera que nos adentramos en la historia, aún conociendo los pasos que va a seguir, con facilidad y disfrutamos de los momentos agradables y nos conmovemos intensamente en cuanto aparece el drama, porque somos humanos y la historia que relata está cargada de dolor, de luchas sordas, de huidas absurdas pero inevitables, como las compras compulsivas de Kate, que entendemos perfectamente y por eso resultan tan convincentes, por cercanas y creíbles al 100%.

Aunque también es verdad que en algunos momentos peca por exceso, con detalles un tanto exagerados, como la pelea de Kate y Lisa, impropia de personas adultas y que demuestra que el buen tono general del director a veces derrapa en situaciones muy concretas.

¡Qué suene la música! podría haber sido un gran film pues además cuenta con la maravillosa Kristin Scott Thomas, que es una de las razones que me animaron a ver la película, y en general un reparto perfecto, por eso duele aún más ver cómo se estropea un poco debido a ese guión que no logra evitar lo rutinario y peca de manipular al espectador sentimentalmente.

Pero aún con esos fallos, creo que es una película que merece ser disfrutada, porque los mensajes de superación del dolor, de camaradería, de apoyo y de amistad son perfectamente válidos y están expresados en general con elegancia y sensibilidad, lo que le da a la película una intensidad muy lograda.

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