Dirección: Jamie M. Dagg.
Guión: The China Brothers (Benjamin y Paul China).
Música: Will Blair y Brooke Blair.
Fotografía: Jessica Lee Gagné.
Reparto: Jon Bernthal, Christopher Abbott, Imogen Poots, Odessa Young, Jonathan Tucker, Joseph Lyle Taylor, Garry Chalk, Jared Abrahamson, Gabrielle Rose, Rosemarie Dewitt.
Cansada de un marido que la engaña constantemente y haciendo planes con el dinero que supone que posee, Lila (Imogen Poots) contrata a un asesino para que mate a su marido, aunque termina matando también a dos amigos que estaban con él.
Nos estamos habituando a un estilo minimalista y con un ritmo lento, que se recrea en las imágenes, un cine sin prisa. Sweet Virginia (2017) se suma a esta moda o corriente pero no sé si la elección tiene más de estética o de práctica, pues la historia, contada con más agilidad, no creo que cubriera ni una hora de metraje.
El caso es que el argumento es bastante limitado: un sicario que mata a tres personas tiene que quedarse en el pueblo esperando que le paguen por el trabajo y termina relacionándose con el gerente de un motel, Sam (Jon Bernthal), que acabará enfrentándose a él.
Con pocos personajes, que terminan relacionándose unos con otros en la pequeña localidad donde transcurre la acción, Sweet Virginia peca quizá de demasiado simplista. La trama es muy elemental y tampoco en su desarrollo resulta apasionante; los personajes no adquieren una gran profundidad, quedando algunos detalles, como que Sam fuera una antigua estrella de los rodeos, como simples anécdotas que tampoco aportan nada. El guión se preocupa más por los detalles que por darle profundidad a la historia, de manera que todo se queda en la superficie, como un ejercicio de estilo, elegante es cierto, pero que es más fachada que otra cosa.
Otro problema es que el relato apunta en varias direcciones que podrían dar cierto juego y diversificar la historia, pero que finalmente se quedan en nada, como elementos meramente ornamentales, pero sin peso específico.
Con un buen reparto, quizá lo más acertado de la película, Sweet Virginia es un thriller sin sorpresas, contando con estilo, pero que no llega a cautivarnos por nada en especial y que finalmente cumple con su cometido de entretenernos pero sin nada realmente memorable. Incluso con algunos minutos menos habríamos salido ganando.
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