El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 14 de marzo de 2023

Oficial y caballero



Dirección: Taylor Hackford.  

Guión: Douglas Day Stewart.

Música: Jack Nitzsche.

Fotografía: Donald Thorin.

Reparto: Richard Gere, Debra Winger, David Keith, Robert Loggia, Lisa Blount, Lisa Eilbacher, Louis Gossett, Jr., David Caruso.

Zack Mayo (Richard Gere), un joven sin muchas perspectivas de futuro, decide alistarse en la Marina para formarse como piloteo de aviones. El camino, sin embargo, no será nada fácil.

Oficial y caballero (1982) fue un éxito comercial inmediato en cuanto se estrenó, lo que demostraba que la película contaba con todos los elementos para encandilar al público. Sin embargo, bien analizada, la cinta confirma que el éxito y la calidad no siempre van de la mano.

Oficial y caballero reúne todos los elementos básicos para resultar una producción resultona. Por un lado tenemos una historia de superación personal, de regeneración incluso, con un protagonista que es un don nadie egoísta y que logra mejorar como persona gracias a las enseñanzas de un sargento exigente (Louis Gossett Jr.) que se revela, al final, como una persona noble y de gran corazón.

Además hay que añadir una emotiva historia de amor entre el prometedor futuro oficial y la bella y tierna Paula (Debra Winger). Para que en el cóctel no falte el drama, tendremos la frustrada historia de amor entre el amigo de Zack, Sid (David Keith), con la manipuladora Lynette (Lisa Blount).

Solo falta una puesta en escena cuidada, apoyada por una buena banda sonora, donde destaca la oscarizada canción principal "Up Where We Belong", y el resultado es una emotiva historia que encandila al público.

El problema que le encuentro a este armónico conjunto es que falta profundidad al planteamiento. Si lo miramos con detenimiento, todos los conflictos planteados lo son de manera superficial. El amor entre Zack y Paula brota desde el primer encuentro y parece que se confunden los conceptos de pasión con el de amor; la pareja solo hace el amor apasionadamente, pero a nivel personal no se ve demasiada compenetración. Incluso la reacción de Zack de pasar de la chica hacia el final carece de lógica y solamente está puesta ahí para propiciar el emocionante final por sorpresa.

La actitud del sargento parece a todas luces excesiva, lo mismo que su transformación final en alguien con un corazón de oro. Incluso el suicidio de Sid resulta desproporcionado y más cuando estaba advertido desde el principio a cerca de las cazadoras del pueblo que solo buscaban pillar a un piloto de la academia.

La impresión general es de un film astutamente diseñado, pero donde todo parece prefabricado, sin una dimensión humana real, con los conflictos precisos para conducirnos al precioso final donde el amor triunfa y así conseguir que salgamos del cine con una sonrisa en la boca.

La película catapultó a Richard Gere al estrellato, consolidándolo como una nueva belleza de Hollywood, aunque el Oscar se lo llevó Louis Gossett, Jr. al mejor secundario, completando así las dos recompensas de la cinta tras seis nominaciones.

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