Dirección: Robert Day.
Guión: John Warren y Len Heath.
Música: Ken Jones.
Fotografía: Geoffrey Faithfull (B&W).
Reparto: Peter Sellers, Wilfrid Hyde White, Maurice Denham, Irene Handl, David Lodge, Lionel Jeffries, Liz Fraser, Bernard Cribbins, Beryl Reid, Walter Hudd, George Woodbridge, Thorley Walters.
"Dodger" Lane (Peter Sellers), que cumple condena en una prisión no muy estricta, recibe la visita de "Soapy" Stevens (Wilfrid Hyde White), un delincuente amigo suyo, que le propone el robo perfecto: que se fugue con sus dos colegas de celda una noche, perpetren un robo y regresen a prisión, con lo que tendrán la coartada perfecta.
La extraña prisión de Huntleigh (1960) es una sencilla comedia con el típico humor británico, elegante y eficaz. No pretende pasar por una gran obra, tan solo es una parodia amable, pero la clave de todo reside en un guión maravillo que va hilvanando una historia disparatada pero tremendamente entretenida.
La prisión de Huntleigh tiene un alcaide (Maurice Denham) que es un fiel defensor de la rehabilitación de los presos, pues considera que toda persona tiene algo bueno en su interior. De esta manera, su cárcel se parece más a un centro recreativo a una prisión, con actividades diversas, pero todas ellas relajadas, para que los presos estén distraídos y se ocupen en algo útil. Para "Dodger", "Jelly" (David Lodge) y Lennie (Bernard Cribbins), compañeros de celda, parecen casi unas vacaciones.
Pero cuando están a punto de cumplir su condena, un viejo socio, "Soapy", a quién le deben su estancia entre rejas, les propone el robo de unos diamantes. Solo deberán fugarse una noche y regresar a la cárcel antes de que amanezca. El plan es sencillo, la recompensa millonaria y la coartada, puesto que están en prisión, perfecta. Solamente que, la víspera del robo, el bonachón guardián (George Woodbridge) se jubila y el sustituto es el temible Crout (Lionel Jeffries), un viejo conocido que impondrá una férrea disciplina y amenaza con arruinar el plan.
Con este planteamiento, la cinta va desplegando una serie de situaciones cómicas que resultan siempre eficaces y mantienen un tono realmente divertido con el añadido del interés que despierta ver cómo logran fugarse primero y ejecutar el robo después. Evidentemente, las escollos serán múltiples, especialmente a causa de Crout, pero sortearán las dificultades de manera realmente ingeniosa y siempre muy divertida.
Es cierto también que algunas bromas resultan hoy en día un tanto simples; tal vez es el detalle que más denota el paso del tiempo desde el estreno, pero en medio del clima simpático de la historia siguen sacándonos algunas carcajadas, pues no dejan de resultar realmente simpáticas a pesar de su obviedad.
Peter Sellers está espléndido en su papel de líder de sus compañeros de celda en virtud de una inteligencia superior, pero es cierto que tanto Lionel Jeffries como David Lodge, Bernard Cribbins o Wilfrid Hyde White realizan también un trabajo perfecto, demostrando el talento de la escuela británica.
Con un desenlace con simpáticas sorpresas que no deja de ser un tanto moralista, la película transcurre a un ritmo envidiable, sin ningún tiempo muerto, sin nada que sobre ni que falte. Un prodigio de eficacia dentro de su modestia y que convierte a La extraña prisión de Huntleigh en un film que merece ser descubierto.
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