El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 29 de marzo de 2023

La extraña prisión de Huntleigh



Dirección: Robert Day.

Guión: John Warren y Len Heath.

Música: Ken Jones.

Fotografía: Geoffrey Faithfull (B&W).

Reparto: Peter Sellers, Wilfrid Hyde White, Maurice Denham, Irene Handl, David Lodge, Lionel Jeffries, Liz Fraser, Bernard Cribbins, Beryl Reid, Walter Hudd, George Woodbridge, Thorley Walters. 

"Dodger" Lane (Peter Sellers), que cumple condena en una prisión no muy estricta, recibe la visita de "Soapy" Stevens (Wilfrid Hyde White), un delincuente amigo suyo, que le propone el robo perfecto: que se fugue con sus dos colegas de celda una noche, perpetren un robo y regresen a prisión, con lo que tendrán la coartada perfecta.

La extraña prisión de Huntleigh (1960) es una sencilla comedia con el típico humor británico, elegante y eficaz. No pretende pasar por una gran obra, tan solo es una parodia amable, pero la clave de todo reside en un guión maravillo que va hilvanando una historia disparatada pero tremendamente entretenida.

La prisión de Huntleigh tiene un alcaide (Maurice Denham) que es un fiel defensor de la rehabilitación de los presos, pues considera que toda persona tiene algo bueno en su interior. De esta manera, su cárcel se parece más a un centro recreativo a una prisión, con actividades diversas, pero todas ellas relajadas, para que los presos estén distraídos y se ocupen en algo útil. Para "Dodger", "Jelly" (David Lodge) y Lennie (Bernard Cribbins), compañeros de celda, parecen casi unas vacaciones. 

Pero cuando están a punto de cumplir su condena, un viejo socio, "Soapy", a quién le deben su estancia entre rejas, les propone el robo de unos diamantes. Solo deberán fugarse una noche y regresar a la cárcel antes de que amanezca. El plan es sencillo, la recompensa millonaria y la coartada, puesto que están en prisión, perfecta. Solamente que, la víspera del robo, el bonachón guardián (George Woodbridge) se jubila y el sustituto es el temible Crout (Lionel Jeffries), un viejo conocido que impondrá una férrea disciplina y amenaza con arruinar el plan.

Con este planteamiento, la cinta va desplegando una serie de situaciones cómicas que resultan siempre eficaces y mantienen un tono realmente divertido con el añadido del interés que despierta ver cómo logran fugarse primero y ejecutar el robo después. Evidentemente, las escollos serán múltiples, especialmente a causa de Crout, pero sortearán las dificultades de manera realmente ingeniosa y siempre muy divertida.

Es cierto también que algunas bromas resultan hoy en día un tanto simples; tal vez es el detalle que más denota el paso del tiempo desde el estreno, pero en medio del clima simpático de la historia siguen sacándonos algunas carcajadas, pues no dejan de resultar realmente simpáticas a pesar de su obviedad.

Peter Sellers está espléndido en su papel de líder de sus compañeros de celda en virtud de una inteligencia superior, pero es cierto que tanto Lionel Jeffries como David Lodge, Bernard Cribbins o Wilfrid Hyde White realizan también un trabajo perfecto, demostrando el talento de la escuela británica.

Con un desenlace con simpáticas sorpresas que no deja de ser un tanto moralista, la película transcurre a un ritmo envidiable, sin ningún tiempo muerto, sin nada que sobre ni que falte. Un prodigio de eficacia dentro de su modestia y que convierte a La extraña prisión de Huntleigh en un film que merece ser descubierto.

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