Dirección: Andrew Davis.
Guión: J. F. Lawton.
Música: Gary Chang.
Fotografía: Frank Tidy.
Reparto: Steven Seagal, Tommy Lee Jones, Gary Busey, Erika Eleniak, Colm Meaney, Damian Chapa, Andy Romano, Patrick O'Neal, Nick Mancuso.
Durante la última travesía del acorazado USS Missouri antes de ser puesto fuera de circulación y coincidiendo con el cumpleaños del capitán (Patrick O'Neal), un grupo de terroristas se hacen con el control del buque.
Incluso en productos cuya función es el mero entretenimiento sin demasiadas pretensiones, con argumentos planos y cargados de tópicos, hay evidentes niveles de calidad en función de diversos parámetros y del talento del director y Alerta máxima (1992) se ha ganado un lugar de cierta relevancia dentro de este tipo de películas.
A nivel de argumento, esta cinta no ofrece gran cosa, pero hay que reconocer que el conjunto, si bien no es muy novedoso, resulta sólido.
Pocas notas originales en el guión, empezando por la figura del héroe: un oficial condecorado pero que debido a su mal carácter ha terminado como simple cocinero. Pero, llegado el momento, demostrará sin lugar a dudas de qué pasta está hecho. Steven Seagal en el momento del rodaje estaba en plena forma y sin duda es un héroe totalmente convincente haciendo una demostración muy efectista de sus peculiares técnicas de lucha. Esta película marcó el momento cumbre de su carrera que después se volvió bastante repetitiva.
Tampoco los villanos resultan mucho más originales, con una caracterización bastante tosca y exagerada, especialmente en el caso del exagente de la CIA Stranix, que roza sin disimulo la locura, encarnado por un eficaz Tommy Lee Jones. El personaje encarnado por Gary Busey tampoco resulta mucho mejor parado y, sin embargo, ambos villanos poseen los rasgos imprescindibles para resultar peculiarmente inquietantes y son un elemento clave en el buen funcionamiento de la película.
Aunque la idea de que unos majaderos secuestren un barco de guerra resulta en apariencia descabellada, el mérito del guión es encadenar los acontecimientos de manera muy hábil para que aceptemos esa posibilidad que además, al ofrecer un escenario aislado, aumenta la tensión y el peligro que se cierne sobre el héroe. Incluso la presencia femenina, un tanto forzada pero casi obligatoria, resulta que encaja bien en la historia y Erika Eleniak exhibe su belleza de manera más que convincente, si bien su talento como actriz es ciertamente limitado.
Andrew Davis consigue con todos estos elementos crear un relato donde la emoción no decae ni un minuto, de manera que el espectáculo está garantizado, que es finalmente la única finalidad de la cinta.
Alerta máxima nos demuestra que incluso pasatiempos tan simples como este requieren una buena conjunción de todas las piezas y un guión lo bastante interesante para que permita crear un relato de acción eficaz. Parece sencillo, pero realmente no lo es.
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