El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 7 de marzo de 2023

Alerta máxima



Dirección: Andrew Davis.

Guión: J. F. Lawton.

Música: Gary Chang.

Fotografía: Frank Tidy.

Reparto: Steven Seagal, Tommy Lee Jones, Gary Busey, Erika Eleniak, Colm Meaney, Damian Chapa, Andy Romano, Patrick O'Neal, Nick Mancuso. 

Durante la última travesía del acorazado USS Missouri antes de ser puesto fuera de circulación y coincidiendo con el cumpleaños del capitán (Patrick O'Neal), un grupo de terroristas se hacen con el control del buque.

Incluso en productos cuya función es el mero entretenimiento sin demasiadas pretensiones, con argumentos planos y cargados de tópicos, hay evidentes niveles de calidad en función de diversos parámetros y del talento del director y Alerta máxima (1992) se ha ganado un lugar de cierta relevancia  dentro de este tipo de películas.

A nivel de argumento, esta cinta no ofrece gran cosa, pero hay que reconocer que el conjunto, si bien no es muy novedoso, resulta sólido.

Pocas notas originales en el guión, empezando por la figura del héroe: un oficial condecorado pero que debido a su mal carácter ha terminado como simple cocinero. Pero, llegado el momento, demostrará sin lugar a dudas de qué pasta está hecho. Steven Seagal en el momento del rodaje estaba en plena forma y sin duda es un héroe totalmente convincente haciendo una demostración muy efectista de sus peculiares técnicas de lucha. Esta película marcó el momento cumbre de su carrera que después se volvió bastante repetitiva.

Tampoco los villanos resultan mucho más originales, con una caracterización bastante tosca y exagerada, especialmente en el caso del exagente de la CIA Stranix, que roza sin disimulo la locura, encarnado por un eficaz Tommy Lee Jones. El personaje encarnado por Gary Busey tampoco resulta mucho mejor parado y, sin embargo, ambos villanos poseen los rasgos imprescindibles para resultar peculiarmente inquietantes y son un elemento clave en el buen funcionamiento de la película.

Aunque la idea de que unos majaderos secuestren un barco de guerra resulta en apariencia descabellada, el mérito del guión es encadenar los acontecimientos de manera muy hábil para que aceptemos esa posibilidad que además, al ofrecer un escenario aislado, aumenta la tensión y el peligro que se cierne sobre el héroe. Incluso la presencia femenina, un tanto forzada pero casi obligatoria, resulta que encaja bien en la historia y Erika Eleniak exhibe su belleza de manera más que convincente, si bien su talento como actriz es ciertamente limitado.

Andrew Davis consigue con todos estos elementos crear un relato donde la emoción no decae ni un minuto, de manera que el espectáculo está garantizado, que es finalmente la única finalidad de la cinta.

Alerta máxima nos demuestra que incluso pasatiempos tan simples como este requieren una buena conjunción de todas las piezas y un guión lo bastante interesante para que permita crear un relato de acción eficaz. Parece sencillo, pero realmente no lo es. 

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